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jueves, 28 marzo, 2024
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Ansiedad: la otra gran pandemia; la de las pequeñas taquicardias

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Por: ALEJANDRO ORTEGA NERI •

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■ Aumentó 30% la atención por este trastorno en Zacatecas

■ El IMSS advierte que anualmente se diagnostican y se tratan en el país más de 3.5 millones de personas con alguna enfermedad mental

■ Los signos y síntomas de la ansiedad más comunes son la sensación de nerviosismo, agitación o tensión; de peligro inminente, pánico o catástrofe; aumento del ritmo cardiaco

■ De mayo a octubre de 2020, call center de Psicología de la BUAZ ha atendido mil 088 llamadas; del total, 37% ha sido por motivos de ansiedad y 32% corresponde a estudiantes

■ El encierro de millones de personas por la pandemia, falta de privacidad en los espacios y la alteración del horario laboral, son algunos detonantes

 

La ansiedad está siendo el gran personaje secundario en una obra que no se ensayó y que está dejando entrever tras el telón, los desperfectos de sociedades que han invertido poco en el cuidado de la salud mental y que hoy, en medio de una pandemia de un virus desconocido, ha formado otra que aún no termina y que de no atender, tendrá consecuencias nocivas en muchos sectores.

No importa la máscara de los síntomas, hay días en que puede llegar en forma de pequeña taquicardia, vestida de hiperventilación; escoltada por un ejército de hormigas que desfilan por las extremidades; o con las ganas de salir corriendo hasta olvidarse del propio nombre, pero cuando uno de estos se asoma, se sabe con certeza la escena que sigue en el montaje, es tiempo de respirar y asirse de una tabla de salvación que puede ser hasta una bolsa de papel estraza flotando sobre un mar de incertidumbre.

Desde el conocimiento de la dimensión de la pandemia del SARS-COV-2 que ocasiona el Covid-19, se advirtió que otro factor de la salud que se vería afectado sería el mental, esto debido al confinamiento y lo que todo ello pudiera generar, siendo sobre todo la depresión y los trastornos de ansiedad, los que mayormente se presentarían, aunque en la carrera entre estos dos padecimientos, el 2020 está siendo el año de la ansiedad, la cual, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la sufren más de 260 millones de personas en el mundo.

Según la Canadian Psychiatric Association y la OMS, los trastornos de ansiedad son los más comunes en el mundo y los que más tempranamente inician, aproximadamente desde los 15 años de edad para alcanzar la prevalencia más alta entre los 25 y los 45 años, siendo más alta en mujeres que en hombres.

Para el caso de México, de acuerdo con datos de la última Encuesta Nacional de Epidemiología Psiquiátrica, realizada en el año 2003, lo que denota la urgencia de la actualización, el Trastorno de Ansiedad es el más frecuente, teniendo una prevalencia de 14.3 por ciento alguna vez en la vida de las personas, destacando que los subtipos con prevalencias más altas son la Fobia Específica (FE), la Fobia Social (FS) y el Trastorno de Estrés Postraumático (TEP), siendo igualmente las mujeres quienes más los padecen.

Tan sólo en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), informó en días pasados el coordinador de Programas de Salud Mental de la División de Medicina Familiar, Jesús Maya Mondragón, anualmente se diagnostican y se tratan más de 3.5 millones de personas con alguna enfermedad mental, de las cuales el diagnóstico más frecuente es el Trastorno de ansiedad, con más de 1.2 millones de mexicanos que lo sufren, seguido de la depresión. Lo que habla de la preponderancia de este padecimiento mental del cual se espera, que luego de siete meses de contingencia sanitaria debido a la pandemia, siga en aumento y se agrave.

Signos y síntomas
más comunes
De acuerdo con la Canadian Psychiatric Associaton, los signos y síntomas de la ansiedad más comunes son la sensación de nerviosismo, agitación o tensión; de peligro inminente, pánico o catástrofe; aumento del ritmo cardiaco; respiración acelerada (hiperventilación); sudoración y temblores; sensación de debilidad o cansancio; problemas para concentrarse o para pensar en otra cosa que no sea la preocupación actual; tener problemas para conciliar el sueño; problemas gastrointestinales (GI); dificultades para controlar las preocupaciones y la necesidad de evitar las situaciones que generan ansiedad.

Según la misma asociación canadiense, existen varios tipos de trastornos de ansiedad, siendo los más comunes la Agorafobia, el Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG), el Trastorno de Pánico, el Mutismo Selectivo, el Trastorno de Ansiedad por Separación (TAS), el Trastorno de Ansiedad Social o Fobia Social y el Trastorno de Ansiedad Inducido por Sustancias, solo por mencionar algunos.

No obstante, en el contexto de la pandemia de Covid-19 los que mayormente se han detonado son el Trastorno de Ansiedad Generalizada, caracterizado por una preocupación persistente y excesiva por actividades o eventos y que al ser difícil de controlar afecta físicamente; el Trastorno de Pánico que implica episodios de miedo o terror intensos que alcanzan un nivel máximo en minutos debido a una sensación de catástrofe inminente, que a su vez genera dificultad para respirar y dolores en el pecho; y el Trastorno de Ansiedad Inducido por Sustancias,  caracterizado por síntomas de ansiedad o pánico intensos, resultado directo del uso indebido de drogas o sustancias tóxicas, que de no atenderse pueden generar otra enfermedad de mayor gravedad.

“Sientes que te vas a morir,
que te falta el aire”
Según expertos en la salud mental, las causas que originan la ansiedad son multifactoriales. En el contexto de la pandemia del SARS-CoV-2, los factores más comunes han sido primeramente la incertidumbre en temas de salud, laborales y económicos, mientras que en la juventud, el cambio radical de su vida cotidiana, el aislamiento y el distanciamiento social de sus amigos fueron detonantes también para la ansiedad. Pero dichos trastornos no reconocen edades ni estratos sociales, la mente es tan frágil que aprovecha cualquier resquicio para detonarlos.

Óscar, es un estudiante de 22 años que radica en el municipio de Calera, refiere que prácticamente diario atraviesa por episodios de ansiedad, la cual le fue diagnosticada hace tres años a raíz de una enfermedad. Aprendió a controlarla, pero durante el confinamiento, asegura, aumentó de manera considerable y lo sabe cuándo su cuerpo de tensa a la hora de dormir. ¿Qué te la provoca?, pregunto: “Las noticias y escuchar a mi familia hablar de toda la gente que se ha muerto por Covid”, responde.
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“Después del primer mes de confinamiento, mi estrés y ansiedad fueron empeorando. Comencé a tener un comportamiento irascible con mis familiares y mis trastornos de depresión y tricotilomanía se manifestaron nuevamente” contesta Noelia, también estudiante de la misma edad de Óscar, pero radicada en Pinos, Zacatecas.

Noelia considera que los padecimientos se los ha detonado principalmente el encierro, además de las fallas técnicas durante sus clases en línea, la carga de tareas y trabajos, factores que agravan sus problemas y confirman uno de los principales rasgos del estrés en los alumnos. Cuando la ansiedad llega, Noelia siente un gran malestar mental y en ocasiones físico explica; “me desespero demasiado y siempre tengo la sensación de querer huir del lugar en el que me encuentre. Estos episodios generalmente son cortos, pero puedo experimentar varios durante el día”.
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“Dejé de comer, bajé como unos 8 ó 10 kilos. Tenía trastorno del sueño y siempre estaba fatigado. El estrés se acumuló. Al no salir, empecé a trabajar como loco y me lesioné los brazos de malas posiciones por el uso de la compu; después de unos dos meses ya no podía sostener ni una taza de café. Tuve que tomar terapia psicológica y física” confiesa Luis, un docente de 43 años de edad, radicado en la capital zacatecana, quien ahora se declara bien ya y con ánimo, pues sus clases lo relajan.
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“Mi confinamiento total fue de cinco meses. Se detonaron los cuadros de estrés, pánico y depresión. Identifiqué que era al miedo al contagio, falta de dinero para la vida cotidiana, deudas económicas, estabilidad de las niñas, trabajo en casa. Se presentaba la falta de aire, pánico generalizado, mente abrumada, llanto excesivo, falta de sueño, energía baja”. Quien habla es Susi de 37 años, una encargada de un restaurante bar en el Centro Histórico de la ciudad.
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Para Miguel, profesionista de 36 años nacido en Zacatecas, pero radicado en la Ciudad de México, el encierro, la falta de privacidad en los espacios y la alteración del horario laboral son los factores que más le han ocasionado los trastornos de ansiedad: vive en un departamento de 60 metros cuadrados, habita en una de las ciudades con mayor carga de contagio y trabaja de forma virtual a veces hasta las 3 o 4 de la mañana, lo que le ha ocasionado, además, un desaseo del sueño.

“Físicamente me da una pequeña taquicardia y me siento incómodo mucho rato. He tenido algunas migrañas, las mitigo saliendo con mi perro y eso es lo que hacemos. Una cosa que pensé que me iba a ayudar es que empecé a comprar más cheve, pero con la pandemia había mucho cansancio y era contraproducente, porque si bien me dormía, me detonaba más ansiedad. He hecho muy poco para paliarlo, porque siento que es un proceso de entender que estamos sobreviviendo”.
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“Se me han detonado estos síntomas de ansiedad, depresión, mucho estrés. Cuando te llega la información acerca de la pandemia, se detona el nerviosismo o la ansiedad y eso ha sido desde marzo. Una como miembro de los medios, te vas haciendo un panorama de lo que va a venir y trato de no hacerlo muy visible, pero sí es muy constante y casi diario ese vacío en el estómago de no saber qué va a pasar cuando sales a trabajar”, dice Flor, fotoperiodista zacatecana de 36 años.

Pero la relación de Flor con la pandemia del Covid ha ido más allá de buscar contar las historias con su Canon al cuello. No, su relación es personal, cruda, pues dos de sus familiares fallecieron el mismo día a causa del virus; su abuelo y su tía: “a raíz de eso, cuando recibo llamadas familiares me dan ataques de ansiedad, quedas con el miedo de volver a pasar por todo; te invade el llanto, recuerdas lo que no pudiste hacer, decirle a los que perdiste. Te cambia el chip cuando ya sabes que entre las cifras de muertos hay dos de tu sangre”.
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“Sientes que te vas a morir, que te falta el aire” dice Martha, también estudiante, cuando le pregunto qué piensa y siente cuando llegan los ataques de ansiedad y el pánico. “Mi estilo de vida cambió radicalmente, porque hay más personas que son de estar en su casa y yo siempre estaba en la calle, siempre con mis amigos, acostumbrada a salir. Fue un cambio radical y lo que empezó a pasar es que me causó mucha ansiedad”.

“Me empecé a aislar para olvidar los problemas, pero me aislé tanto de la realidad que me causó un fenómeno de trastorno disociativo, me siento completamente desconectada de mi cuerpo, me daba ansiedad, ataques de pánico que sentía que me iba a morir”, confiesa.

Aumentó 30% la atención
por trastorno de ansiedad
en Zacatecas
En el contexto de la pandemia de Covid-19, el trastorno de ansiedad es el que más se ha detectado en la entidad y en el Hospital de Especialidades de Salud Mental, y que a diferencia del año pasado, este 2020 ha registrado un aumento considerable hasta en 40 por ciento, aunque se prevé que cerrando el año, como la pandemia continúa y quizá el confinamiento vuelva, la cifra se incremente, advirtió Roque Edmundo López García, director del nosocomio.

Pero el aumento y la preponderancia de la ansiedad como principal trastorno mental también se refleja en la atención que brinda el Call Center que la Unidad Académica de Psicología de la UAZ puso a disposición de los zacatecanos con necesidad de ayuda, y que de acuerdo con su coordinadora, Emma Perla Solís Recendez, de mayo a octubre de 2020 ha atendido mil 088 llamadas, de la cuales el 37 por ciento ha sido por motivos de ansiedad, seguido de depresión (21%), problemas de pareja (17%), estrés (14%) y relaciones familiares (10%).

Asimismo, es de destacar que del total de las llamadas, el 32 por ciento corresponde a estudiantes que han buscado orientación o ayuda, seguidos de amas de casa (21%), profesores (19%) y desempleados (12%). De igual manera, es de notar que la edad promedio de los usuarios es de 31 años y la mayoría de los que han sido atendidos y han recibido atención (terapia) son mujeres.

El último rasgo es de subrayar, pues de acuerdo con las investigadoras malagueñas Carmen Arenas y Araceli Puigcerver en su ensayo titulado “Diferencias entre hombres y mujeres en los trastornos de ansiedad: una aproximación psicobiológica”, las mujeres en edad reproductiva son más vulnerables a desarrollar trastornos de ansiedad hasta tres veces más que los hombres, debido a factores psicosociales y socioculturales, pero también psicobiológicos.

Algo de estos rasgos lo confirma Karla Zapata, periodista y activista de 28 años de edad, perteneciente a la Colectiva Nantzin Zacatecas, quien además de padecer la ansiedad por causas de la pandemia como madre, triplicando su jornada laboral, se le ha detonado también por el incremento de las violencias de todo tipo contra mujeres, adolescentes y niñas, quienes están padeciendo de “manera brutal” la contingencia al quedarse solas en casa donde son proclives a sufrir abusos.

También Martha, estudiante, considera que este trastorno se da más en mujeres por las dos razones: la biológica, que puede afectarlas mucho, y la social, pues día a día, señala, se viene arrastrando como mujer la ansiedad y el miedo al estar alerta de que algo vaya a pasar en “un país feminicida”, que conjugado con la situación extrema de la pandemia, los ataques de pánico y ansiedad explotan.

Sin importar el sexo, el director del Hospital de Especialidades en Salud Mental, Edmundo López García, recalca la importancia del tratamiento de estos trastornos, los cuales y de acuerdo con una guía práctica, informa, deben ser mínimo de un año y de manera multidisciplinar, es decir, tanto por el área médico psiquiatra como por la psico educación, porque de no llevarse, advierte, la sintomatología puede ser más severa y conllevar a la depresión y las ideas suicidas, hasta consumar el acto. De ahí pues, la importancia de atender la ansiedad, la otra gran pandemia de este 2020.

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