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viernes, 26 abril, 2024
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Neoliberalismo y educación: binomio imperfecto 2/2

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Por: RAMIRO ESPINO DE LARA •

Nadie pensaba en una guerra,
se aumentaba el armamento solo
por si acaso, porque los ricos ven
con agrado muros de hierro
alrededor de su dinero:
Hermann Hesse

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Con mucha facilidad y cierta ligereza, se plantea la necesidad de luchar por la conquista de un nuevo modelo educativo, sin embargo, todavía en el actual gobierno –el de la cuarta transformación-, se orquestan procesos que más responden a la ambición de capitalistas que a la necesidad de promover la formación de ciudadanos para que, con plena convicción y conciencia puedan construir una sociedad más justa. Se podrían dar visos de transformación al sistema educativo, el día que de manera libre y consensada se incluyan nuevos contenidos al modelo curricular –con una filosofía y orientación pedagógica que se asocie a un cambio de régimen político y económico-; ¿de qué manera?, a) que no se haga una reforma educativa sobre la reforma que heredó el anterior régimen, b) que no se impongan y entrometan los organismos empresariales y, c) que la prioridad sean los contenidos educativos y no se sature de contenidos que sean solo de interés a los empresarios.

La transformación educativa requiere de acciones que representen todo un reto en su construcción e implementación, a la fecha no hay directrices que ayuden a ello, lo único que existe es una propuesta educativa que se enmarca en la cuarta transformación –de donde no se pueden derivar proyectos educativos que sean consensados-, y un documento normativo denominado “Programa Sectorial de Educación 2020-2024”. Esto hace difícil el impulsar una real y verdadera transformación social ya que las propuestas educativas que plantea la cuarta transformación, se basan en un modelo de gestión, no en un proyecto educativo.

Esta crisis sanitaria provocada por el COVID-19 hace más difícil la aspiración que se tiene para darle un nuevo giro a la educación –o tal vez esta sea una oportunidad-, incluso, la misma política neoliberal se ha visto afectada por la “decadencia económica” que dicen por la que están pasando los grandes capitalistas, mismos que se encuentran agazapados por la política anti-neoliberal dada a conocer por el actual régimen. En estos tiempos de pandemia, el sistema educativo sufrió una modificación casi radical al suspender las actividades educativas presenciales para incursionar en actividades instruccionales bajo la modalidad virtual; todo esto ha significado un gran problema para la sociedad en general –autoridades educativas, maestros, alumnos, etc.-, situación que amerita todo un reto el enfrentar esta gran desavenencia.

La modalidad virtual es más de enseñanza instruccional que educativa, ésta, enfrenta tres grandes problemas: 1) no existe un modelo pedagógico exprofeso para esta modalidad, 2) no se tiene acceso a redes virtuales en todo el país – 5 millones de educandos no tienen acceso a estas redes- y, 3) los maestros no se encuentran habilitados, mucho menos actualizados en el uso de plataformas virtuales. La imperfección de este binomio –neoliberalismo y educación-, radica en que los capitalistas neoliberales no se encuentran dispuestos a que mermen sus ganancias y, que las autoridades educativas continúan con posturas entreguistas al capital, no se quieren deshacer de acciones corruptas –en vez de recurrir al capital de conocimientos con que cuentan las instituciones educativas de todos los niveles-.

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), enfáticamente ha recomendado a todos los países de América Latina y a los responsables de los sistemas educativos, que deben escuchar y tomar en cuenta las propuestas y proyectos que hagan los docentes y los educandos, ya que sin ellos no puede haber un buen sistema educativo. Esto hace suponer que la pandemia ha desentrañado toda la maldad del sistema educativo –es una magnífica oportunidad para sentar las bases y cumplir así con la recomendación de la UNESCO-.

¿Qué podemos esperar de este sistema educativo ante la actual crisis sanitaria ocasionada por el COVID-19?, creo muy poco –aunque de la sociedad depende para que suceda lo contrario-; antes de que iniciara esta pandemia, el 80 % de los niños de sexto grado de educación primaria en México, no obtuvieron los aprendizajes esperados, este dato corresponde al informe del año 2019 que proporcionó la Oficina local de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), (La Jornada México. 21-julio-2020, p.15). El problema lo padecen casi 40 millones de niños y adolescentes – se encuentra asociado también a la pobreza que padecen un gran número de familias-, existe una enorme desigualdad económica y social en este país, misma que es consecuencia de un enorme también caos educativo.

Hasta el momento, lo que podría rescatar al sistema educativo de esta gran crisis, es el cumplimiento cabal que establece el Programa Sectorial de Educación 2020-2024, mismo que contempla seis prioridades a las que se les considera como de regeneración moral:

Educación para todas y todos sin dejar a nadie atrás
Educación de excelencia para aprendizajes significativos
Maestras y maestros como agentes de transformación educativa
Entornos educativos dignos y sana convivencia
Deporte para todas y todos
Rectoría del Estado en la educación y consenso social

Lo anterior podría ser irrealizable, la condición para que esto sea posible es erradicar la corrupción, misma que se manifiesta de la siguiente manera:
Escuelas ficticias
Documentos de acreditación falsos
Carencia de manuales escolares
Discrecionalidad en el otorgamiento de becas
Venta de plazas
Irregularidades en el ejercicio del gasto público
Licitaciones a modo
Etc. ■

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