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viernes, 29 marzo, 2024
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La izquierda en el cine mexicano del siglo XX [Séptima parte: La decadencia del cine mexicano y los años 60]

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Por: XAVIER ROBLES •

La Gualdra 408 / Cine / Desayuno en Tiffany’s, mon ku

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La decadencia del cine mexicano 

Hacia los años 50’s, ya la burguesía mexicana se había consolidado en el poder, con el régimen de Miguel Alemán y posteriormente con el de Ruiz Cortines. El nacionalismo mexicano estaba cediendo paso a una industria cinematográfica floreciente que ahora no tenía empacho en filmar toda clase de melodramas y comedias sin mayor propósito que el entretenimiento de una clase trabajadora que estaba férreamente controlada por la Confederación de Trabajadores Mexicanos (CTM), la Confederación Nacional Campesina (CNC) y la Confederación Nacional de Organizaciones Populares (CNOP), firmes puntales del Partido Revolucionario Institucional (PRI), que estaba en su apogeo y mostraba todo su poder, sofocando rápidamente cualquier tipo de disidencia política.

Se comentaba públicamente que la revolución se había bajado del caballo y lo importante para el régimen era apuntalar una burguesía industrial que abría nuevas fuentes de trabajo. El pueblo estaba, en términos generales, satisfecho con esos logros, que incluían la seguridad social y una nación que progresaba en todos los ámbitos; que tenía estabilidad económica y una política diplomática de la que se estaba orgulloso. Éramos, en síntesis, una especie de hermanos mayores de los países de América Latina y se hablaba en todos los periódicos del mundo como una nación en desarrollo que había emergido de una revolución social, la primera en el mundo.

Fue entonces que el cine dejó de ser importante para la clase en el poder, excepto como instrumento mediatizador y de enajenación. Entonces vino la decadencia. Se filmaron muchos “churros” en los que destacaron algunos cómicos importantes como Tintán o Cantinflas; continuó el culto por los actores y actrices mejor pagados como Dolores del Río, María Félix, Pedro Armendáriz, Arturo de Córdova y otros; surgieron nuevos charros cantantes como Antonio Aguilar o Javier Solís; compositores de renombre como José Alfredo Jiménez; rumberas como Ninón Sevilla, María Antonieta Pons, Rosa Carmina o Tongolele; luchadores del ring famosos como El Santo y otros; en fin, el cine mexicano estaba totalmente delimitado por la comedia popular, la comedia urbana, la comedia campirana y en todo momento y lugar más melodramas. El cine mexicano entraba en su decadencia cultural e intelectual y no tenía más objetivo que una política de consumo y la fetichización del propio cine.

En el balcón vacío (1961), de Jomi García Ascot.

En el balcón vacío (1961), de Jomi García Ascot.

 

Los años 60 

Con el arribo de Adolfo López Mateos a la presidencia de la República, se materializó una profunda inquietud que ya se había manifestado desde principios de la década con el movimiento henriquista y con la caravana de los mineros de Nueva Rosita. En 1958, mismo año en que López Mateos asume el poder, estalló el vigoroso movimiento ferrocarrilero, y en 1962 fue asesinado el dirigente campesino Rubén Jaramillo con toda su familia, en Xochicalco. El gobierno de Díaz Ordaz fue recibido primero con el importante movimiento médico de 1965, y también en ese año con el alzamiento de la guerrilla chihuahuense que intentó la toma de Madera, y asaltaron al cuartel militar de esa población con la intención de provocar un alzamiento nacional popular. Se gestaba el trascendente movimiento estudiantil-popular de 1968, que desembocaría en el genocidio de Tlatelolco, el 2 de octubre.

Paralelamente, a principios de los años 60 surge en México una nueva generación de críticos de cine que rechazaron en términos general el producto industrial cinematográfico mexicano, en el que destacan el cine de luchadores, el de Mauricio Garcés, las comedias de Viruta y Capulina, y las del Piporro. Estos críticos, a diferencia de sus antecesores, no se sentían obligados a defender al cine mexicano y más bien se sentían identificados con el cine europeo y algunos referentes del cine hollywoodense.

Por su parte, la distribución y exhibición agresiva del cine hollywoodense puso en nuestras pantallas otro tipo de producto, que era más del gusto de las clases medias. Los cinéfilos más avanzados, por su parte, preferían el cine europeo, concretamente el neorrealismo italiano, y el cine de las nuevas olas francesa e inglesa. El cine soviético y de los países socialistas también se lograba en las pantallas mexicanas, aunque en circuitos más restringidos, y entre todos estos nuevos productos cinematográficos sorprendían al mundo las películas de Ingmar Bergman. Transcribo a continuación un fragmento del texto “Los años del cine independiente”, sin firma, publicado en Internet:

 

La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) inició en los años sesenta un importante movimiento en favor del cine de calidad. La UNAM fue pionera en la creación de cineclubes en México y en 1963 fundó el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC), primera escuela oficial de cine en nuestro país.

Dentro de ese panorama, surgió en México una importante corriente de cine independiente, cuyo primer antecedente había sido la experiencia de Raíces (1953). Un grupo de jóvenes críticos mexicanos y españoles -siguiendo un poco el ejemplo de sus colegas franceses- iniciaron este movimiento con la filmación de En el balcón vacío (1961) de Jomi García Ascot.

La filmación de En el balcón vacío (1961) alentó la celebración, en 1965, del Primer Concurso de Cine Experimental de largometraje, convocado por la industria cinematográfica. De este concurso y del segundo, celebrado en 1967, surgieron directores como Alberto Isaac, Juan Ibáñez, Carlos Enrique Taboada y Sergio Véjar, quienes desarrollarían parte importante de su carrera en los años setenta y ochenta.

 

En el balcón vacío (1961), de Jomi García Ascot, es una película que no contó con muchos recursos, pero sí con el vigor y la originalidad de un cineasta que se refirió de manera muy conmovedora al exilio español desde la perspectiva infantil. Tanto por su forma, como por su contenido, puede y debe ser considerado el primer filme de los nuevos tiempos y desde luego, también, una película motivada por una ideología de izquierda.

 

 

 

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/la_gualdra_408

 

 

 

[i] Séptima entrega de la serie de textos escritos y facilitados por el escritor de libros cinematográficos, Xavier Robles (Rojo amanecer, 1989; Los motivos de luz, 1986). Robles, siempre comprometido con los movimientos sociales de izquierda en México, nos comparte los ensayos que esperamos aporten reflexión sobre el cine. Nota de Carlos Belmonte Grey. Continúa en el siguiente número de La Gualdra.

 

 

 

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