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jueves, 28 marzo, 2024
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Liderazgo en crisis decisivas: Napoleón (segunda parte)

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Por: Mauro González Luna •

Y hago también memoria de un inglés, a pesar de que no son de mi devoción por obvias razones. Wiston Churchill. Ante la amenaza nazi, fue él desde el principio, quien la enfrentó con valor e inteligencia ejemplares. Sangre, sudor y lágrimas, demandó de su nación ante el peligro mortal. Dos frases de él, lapidarias y llenas de verdad, lo resumen todo:

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La siguiente dirigida a Chamberlain por su actitud ante Hitler, en búsqueda de una paz imposible: “You were given the choice between war and dishonour. You chose dishonour, and you will have war” (A usted le fue dado elegir entre guerra y deshonra. Eligió la deshonra y tendrá la guerra). Y la tuvo y devastadora.

Y la otra frase: “Give us the tools and we will finish the job” (Facilítenos las herramientas y nosotros terminaremos la tarea). Y se las dieron y terminó victorioso en la guerra, y en el arte hermano de escribir bien con el Nobel de literatura. Los medios materiales y humanos para lograr el fin anhelado de victoria, son elementos indispensables en la planeación estratégica de toda operación militar.

Frido: Otra vez determinación y planeación estratégica: sin ellas no hay victoria previsible. Bonaparte, le ruego contestar un par de preguntas. ¿por qué en ocasiones ante el caos y el horror provocado por un operativo de Estado -de índole militar-, se llega al extremo de tener que ceder ante amenazas de un enemigo, de un grupo criminal paradójicamente superior en fuerza y estrategia?

Bonaparte: Frido, se pone usted de pechito como se dice en la jerga de las luchas militares y dialécticas. La respuesta a su pregunta es clara, de sentido común si se va a las causas del acontecimiento y no solamente a sus efectos. La respuesta es contundente: porque el plan de una operación de Estado, con toda la fuerza legítima que ello implica, está mal diseñado. Y ese mal diseño tiene consecuencias funestas. Cualquier otra explicación sería retórica sentimentaloide, apta para masas seducidas por clichés insulsos y uniformadores repetidos en los medios.

Frido: Incluso en ocasiones así se ha reconocido, diciéndose que un operativo tal ha sido improvisado. De todo lo que ha dicho usted, deduzco que, en toda acción de corte militar, es esencia -con independencia de la valentía requerida- la previsión de escenarios y consecuencias de la misma. Es esencial la planeación estratégica que equivale a tomar decisiones y revisarlas frente a las previsibles consecuencias, siempre antes de iniciar la acción concreta. Así, el éxito se asegura y se evita de inicio, poner en peligro a poblaciones enteras, más cuando se trata de acciones de Estado. Y se evita el extremo de tener que ceder ante el crimen. Resulta Bonaparte, que hay mejor planeación en operativos cuyo fin es perseguir a refugiados indefensos. Insólito.

Bonaparte: Debo despedirme. Termino comentando que, por lógica elemental, el verse alguien por imprevisión, forzado a ceder ante semejante amenaza, no representa mérito humanitario alguno. Con acertada planeación, la probabilidad de que se llegue a ese extremo de tener que ceder ante una amenaza de grupo criminal, es prácticamente inexistente en tratándose de una operación militar de Estado. Ese extremo nunca debe darse; es decir, ese verse forzado a ceder ante la amenaza una vez provocado horror y caos por imprevisión, no debe presentarse. Ese es el fondo de la cuestión. Cuestión de preguntarse por la causa que provoca el caos y el extremo mencionado. Lo demás, sería hervor de la imaginación de aduladores burdos o chabacanos, salida fácil para chiquillos.

Las cosas y los acontecimientos se conocen a fondo por el análisis de sus causas últimas productoras de efectos. Ese es el hábito del pensar a secas. Y siempre es tiempo de rectificación para las almas grandes.

Frido: Gran Corso, pocas veces es tan honroso tener frente a uno a un gigante de la historia, con sus grandezas y debilidades de atalaya, con sus batallas memorables, la de Arcole por ejemplo, que usted mismo nos narró, con su Código Civil que tanto lo ha enorgullecido y con razón. Gracias por brindarnos una lección de liderazgo auténtico. Fin del diálogo.

Dedico este texto a las familias de la revista Proceso y del periódico Reforma, reductos de libertad de expresión en momentos de asedio. Y a mis brillantes alumnos universitarios del primer semestre de derecho, futuros líderes de verdad, que sabrán mañana, con sabiduría y ánimo esforzado, conciliar los contrarios; líderes tan necesitados en nuestra nación convulsa, atribulada y dividida. ■

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