■ Datos del Conapo indican una situación de extrema vulnerabilidad en mujeres de 15 a 19 años
El enfoque de derechos humanos con perspectiva de género implica pensar en el embarazo en adolescentes como una de tantas formas de violencia de género. La Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México contempla la necesidad de sentar bases para un cambio estructural en materia de igualdad de género.
La violencia estructural afecta a niñas, adolescentes y jóvenes en el estado de Zacatecas. Un caso particular es el de Claudia Iveth, quien tenía apenas 15 años, y en estado de gestación, fue asesinada por su pareja, un joven que se presume tiene 17 años. Esto ocurrió en Concepción del Oro.
El caso de feminicidio que se puede leer desde la extrema violencia que se ejerce contra las mujeres y que provocó su muerte, y la violencia estructura de género producida por su condición de adolescente en gestación.
En Zacatecas, los datos que recabados por el Consejo Nacional de Población (Conapo), indican una situación de extrema vulnerabilidad en mujeres de 15 a 19 años, pues la tasa de fertilidad es de 71.80 nacimientos por cada mil adolescentes, superior a la media nacional que es de 65.5.
Los municipios con tasa más alta de fecundidad en el grupo etario entre los 15 y 19 años respecto a la media nacional son Trancoso (112), en seguida Pánuco (98.8), Mazapil (92.4), Vetagrande (89.5) y Ojo Caliente (89.2).
En la Estrategia Nacional para Prevención de Embarazos en Adolescentes se expone que “el embarazo en adolescentes afecta su salud, educación, proyecto de vida, relaciones sociales y culturales y su economía, entre otros aspectos”.
En Zacatecas para 2015, la población entre 10 y 19 años representó el 19.2 por ciento de la población, es decir, 298 mil 112 adolescentes. Del total del grupo etario, 149 mil 918 eran mujeres y 148 mil 194 hombres.
De acuerdo con el Boletín de Embarazos en Adolescentes publicado por la Semujer en 2018, para 2015, el 12.9 por ciento de las adolescentes zacatecanas entre 15 y 19 años, habíam tenido al menos un hijo nacido vivo. Mientras que en 2016 se presentaron 152 nacimientos en niñas y adolescentes entre 10 y 14 años de edad.
En desglose: 2 nacimientos en niñas de 10 años, un alumbramiento en una niña de 12 años, 17 nacimientos en niñas de 13 años, y el número aumentó a 132 alumbramientos en niñas de 14 años. En 5 de los casos de infantes de 14 años, se trataba del segundo embarazo.
Desde una perspectiva de derechos humanos, “abordar el embarazo en adolescentes desde la perspectiva de derechos humanos no es una tarea sencilla, debido a que no tiene una única causa o efecto. Por el contrario, el embarazo en adolescentes es en cierto sentido una manifestación más de la situación de vulnerabilidad en que se coloca a las mujeres adolescentes, precisamente por su sexo y por su edad, entre otras”.
En lo que respecta a las situación conyugal, 5 por ciento de las niñas entre 10 y 14 años están casadas; 21 por ciento continuaron solteras; mientras que 69 por ciento viven en unión libre.
Los embarazos adolescentes implican marginación y vulnerabilidad del grupo etario, sobre todo en contextos de pobreza, advierten los informes citados.
