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viernes, 19 abril, 2024
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Pasaportes a la lectura

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Por: MALIYEL BEVERIDO •

La Gualdra 372 / Promoción de la lectura

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Estamos de acuerdo en que leer beneficia a quien lo acostumbra y a quienes lo rodean, y que se debe incentivar la lectura desde edades tempranas. Pero si los porqués son fáciles de declarar, los cómos resultan bastante menos sencillos de explicar.

En medio de las polémicas que han desatado las políticas públicas y las iniciativas privadas encaminadas a la promoción de la lectura, surgen proyectos independientes que son verdaderas cruzadas en un mundo en el que la corrupción compite con la ineptitud en materia de apoyos a la educación y la cultura.

Leer nos lleva a conocer otros mundos, o por lo menos éste, que ya es bastante vasto. Leer es un viaje. Eso es lo que se dijo Lillian Ribeiro de Andrade cuando su nieto enfermó y se vio confinado a una larga hospitalización. Para él escribió un viaje mágico, y lo convirtió en pasaporte.

Nos encontramos en Coatepec (Pueblo Mágico oloroso a café) durante una presentación más de su Viaje Mágico por Veracruz, uno de los títulos de su proyecto de guías culturales de México para niños. Allí Lillian Ribeiro de Andrade contó que es originaria de Paraguazú, Brasil, y que vino a México en 1978 para estudiar una Maestría en Desarrollo Rural y se quedó en Oaxaca diecisiete años. Actualmente radica en Puebla, pero ha recorrido bastante de nuestro territorio para maravillarse con él.

Del origen de su proyecto nos cuenta: “Lo que pasa es que cuando mi nieto Jorgito tenía apenas un año y un mes, sus padres se iban a ir en un crucero por Sudamérica, y necesitaban el certificado médico para la expedición del Pasaporte. Hasta entonces parecía un niño muy sanito, pero cuando lo vio la pediatra mandó de inmediato a hacer exámenes y encontraron que tenía una enfermedad en el cerebro y tenía que ser operado. Estuvo dos meses en el hospital, y ahí yo me decía ¿Cómo?, no pudo sacar su pasaporte! ¡No va a poder salir! De ahí surgió la idea de hacer un pasaporte y un viaje imaginario”.

Esto fue hace aproximadamente dos años. Ese primer pasaporte está enfocado en la ciudad de Oaxaca y sus alrededores, donde vive Jorgito. Como no abarca todo el estado, muchas personas dijeron a Lillian que debería hacer uno más amplio, pues el estado es muy variado, y pensó entonces que valdría la pena abarcar toda la república.

Cuando el Viaje Mágico por Oaxaca estaba en la imprenta, se encontró con un amigo de Córdoba, Fernando Guadarrama, que hace décimas y versos y le comentó que quería hacer uno sobre Veracruz, pero que tuviera música y versos, y lo invitó a participar. Luego escribió el de Puebla, aunque salió casi al mismo tiempo que el de Veracruz.

Como se trata de un viaje fantástico por lugares que sí existen, el acompañamiento gráfico es muy importante. María Castillo, la joven que ilustró el de Oaxaca, es veracruzana, aunque vive en España. Por eso le Lillian le pidió que también ilustrara el de Veracruz. El de Puebla está ilustrado por una poblana: Érica Flores García. Todos ellos resultan muy atractivos para el público al que están dirigidos.

Cada pasaporte tiene un espacio para personalizarlo con los datos de su dueño, aunque, claro, también puede compartirse para emprender un viaje colectivo por los territorios y costumbres que describe.

Una cosa que llama la atención de la autora es que, aparte de incitar a la lectura, se despierta el orgullo de los niños por su lugar de procedencia, por su hogar: en Oaxaca se han vendido más los de Oaxaca, en Puebla los de Puebla y en Veracruz los de Veracruz. Y señala “Cuando les digo que si no quieren conocer otro estado, y les ofrezco un combo de dos libros o algo así, prefieren el de su terruño”.

Antes de estos proyectos Lillian Ribeiro de Andrade no había hecho literatura para niños, pero sí otras obras de literarias y artísticas.

Éste es un proyecto independiente, es decir autopublicado. Lillian ha tenido que gestionar los recursos para la impresión y luego encargarse personalmente de la difusión, promoción y ventas para recuperar capital y poderlo reinvertir en el siguiente. Ella misma contacta a los responsables de posibles lugares de presentación, hace sus reservaciones de hotel, toma el autobús…

Lillian relata sus andares por escuelas, empresas, ferias, bibliotecas, etc., con emoción pero a la vez con cierta fatiga. Explica que su ideal sería continuar con los demás estados de la República, hacer pasaportes mágicos de cada uno, pero ya no puede estarse encargando personalmente de la producción y la promoción. Ya no quiere el modelo de patrocinio en el que le dan una parte de los ejemplares, sino vender el proyecto, y dejarlo en manos de alguien que se encargue de su promoción, distribución y venta. Necesita un editor y piensa que tal vez al Fondo de Cultura Económica le interese (buena suerte con ello).

Del de Oaxaca se tiraron, en 2017, cinco mil ejemplares, con un patrocinio para tres mil, que fueron entregados a los patrocinadores, quedándole a la autora dos mil.

Luego, el entonces Secretario de Cultura de Puebla, Roberto Trauwitz, pagó una edición de siete mil ejemplares del Viaje Mágico por Puebla. Las instancias gubernamentales distribuyeron cinco mil y le dejaron dos a Lillian. En Veracruz, el Secretario de Educación le dijo que estaba en bancarrota, entonces tuvo que reinvertir las ventas del de Oaxaca y del de Puebla, y con eso imprimir los tres mil de Veracruz.

Los pasaportes de Lillian han encontrado lectores, su idea ha dado resultados, pero ¿cuál es el futuro de proyectos como el de Lillian? ¿Cómo canalizar la iniciativa y entusiasmo de quienes quieren promover la lectura, y no sólo hacer declaraciones al respecto? Parece que las batallas siguen siendo individuales, a falta de estrategias conjuntas.

 

 

 

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/la_gualdra_372

 

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