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jueves, 28 marzo, 2024
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La aventura de los primeros editores

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Por: ÓSCAR GARDUÑO NÁJERA •

Un libro que trata acerca de libros: “Los primeros editores” (Ediciones Malpaso 2017), de Alessandro Marzo Magno. Si lo repites parecería un buen chiste. Uno de esos que se cuentan en las mesas falsificadas de ebrios intelectuales que, al no tener más tema de conversación, se dedican a hablar de libros. Así sea de los suyos.

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Sin embargo, este libro lo es: un libro que trata acerca de libros. De la historia de las primeras publicaciones y de los grandes hombres que estuvieron tras de ellas. Aquellos que dieron papel a las primeras ediciones en latín y en griego. Hombres que apostaron todo por la belleza de las ediciones. Parecería una locura. También de las primeras ediciones de bolsillo. Se sorprenderán cuando descubran cuales fueron los primeros libros en pequeño formato. Estas son nuestras primeras pistas.

Para quienes trabajamos en el medio editorial, bellezas de este tipo (“Los primeros editores”, Malpaso 2017, lo es) dejan muy buen sabor de boca. Pongamos las cosas en claro: no van a descubrir ningún hilo negro, quizás, pero se enfrentarán a la hermosa odisea que se esconde tras de la historia de los primeros editores, tal y como el título nos lo señala.

Algunas de las primeras publicaciones cuyas historias aquí se cuentan: la del primer libro pornográfico (esto en sí ya sería muy buen motivo para leer “Los primeros editores”). Así como los primeros tratados de cocina. Libros de mapas: enloquecidos trazos que permitieron a los navegantes guiarse a través de las aguas marítimas hasta dar con la tierra prometida (y posteriormente saqueada). Libros acerca de las pericias y las estrategias de la guerra.

De una época tan gloriosa y artística como lo es el Renacimiento. De un lugar: Venecia. De ahí parte nuestra historia, la de “Los primeros editores”. Si cuando sostienen un libro (cualquiera) entre las manos se hacen infinidad de preguntas, “Los primeros editores” es para ustedes. Nos habla acerca de los distintos tipos de tipografía. Cómo es que se formaron. Acerca de los primeros correctores de estilo. Acerca de las primeras y hermosas ediciones de la Biblia. O de un Corán extraviado cuya historia merece todo un capítulo y se antoja para una muy buena película de esas donde lo culto se mezcla con lo popular. Y algo de acción: imponentes buques que se aventuran a transportar libros prohibidos por la inquisición sorteando los infortunios de enfrentarse a buques piratas, con las consecuencias funestas que esto significa.

No se trata de un libro académico, hay que decirlo, sino de uno de aventuras, en verdad. Sé que “Los primeros editores” está un poco caro. Debe andar por ahí de los 400 pesos o más. Pero realmente vale la pena. Se agradece, además, sus pocos aires de tufillos eruditos y académicos. El autor se pudo ir por ahí y entregar un libro de al menos el triple de páginas. No lo hizo. Y se lo agradecemos. Al menos yo no lo habría leído. En ocasiones el trabajo académico entorpece la lectura, le resta el disfrute que nos puede dejar un muy buen libro que se mantenga alejado de miles y miles de referencias bibliográficas. Claro que las tiene, pero a mi juicio son pocas y puntuales. “Los primeros editores” es una muy buena lectura para comenzar el año. n

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