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viernes, 26 abril, 2024
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La infinitud del Universo

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Por: Mar García •

¿No ha sido siempre el saber una práctica voluntaria?, que se reconstituye en todo momento, un campo en el que se abren y se cierran las fronteras, al que se suman o se restan integrantes, un espacio latente que integra o desintegra prácticas, nociones y ritos. La generación de conocimiento es el sustento en el quehacer del historiador, el cual puede ser inmortalizado sólo a través del texto.
Es necesario plasmar y generar imágenes pero imágenes coherentes y relacionadas, elaborar una estructura previa, física o mental, antes de verter los resultados de un procesamiento de información ya sea en el área filosófica, literaria o histórica. ¿Cómo escribir un texto (un texto de carácter histórico)?, o en todo caso, ¿cuál es el proceso a seguir para la escritura de un texto histórico?, ¿existe alguna diferencia entre la producción de textos desde las diferentes ramas del saber?

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Más allá de las divergencias o puntos de encuentro en el proceso de escritura entre diversas disciplinas, sobre todo de tipo humanista; cabe apuntar aquí las diferencias entre los procesos individuales de escritura y los elementos inamovibles que debe contener el texto histórico.

En primer lugar, podemos señalar que en los ensayos de carácter histórico intervienen variables que no se presentan en otras disciplinas (cada disciplina tendrá sus partículas singulares), una de ellas es el sustento documental; ¿de qué depende el uso y la pertinencia de éstos?, si un tema no tiene viabilidad documental, ¿no es susceptible de ser problematizado históricamente?

A la variable documental se suman componentes que se comparten con otras disciplinas o que pueden transitar entre una y otra área, que se complementan y se reconstituyen a partir de la experiencia en ‘lo otro’, en lo aparentemente ajeno, éstos son: los supuestos teóricos, la estructura textual, la expansión de múltiples o variadas ideas conforme a una idea central.

En un segundo momento interviene el relato histórico, o una historia es historia si lo que se escribe es un relato histórico, ¿cuál es la diferencia sustancial con otros relatos, por ejemplo, el literario? Si ambos pueden echar mano de la narración, sí, pero en el literario interviene la ficción, ficción no es lo mismo que imaginación, al menos no la imaginación (llamémosle) histórica. Justo ahí se encuentra la labor del historiador; bajo la premisa acerca de que los registros no son la totalidad, es necesario completar lo que no dice nuestra materia prima, nuestras fuentes de primera mano, los documentos.

Lo no dicho debe ser entonces completado de acuerdo con los límites de lo dicho, ahí radica la peculiaridad del relato histórico. Un relato argumentado, sustentado, con la aspiración ineludible de ser validado. No podemos mentir, ¿tampoco omitir? Elegimos, buscamos la calma (o el equilibrio), somos viajeros en el tiempo, entonces situémonos en el constante ir y venir.
Me causa temor pensar en la finitud de la Historia, en lo agotable de nuestro quehacer, pero también lo causa el opuesto, asumir la ‘verdad’ sobre la ‘inagotabilidad’, la eternidad, sería como tratar de dibujar en nuestro espacio mental, lo imposible, los límites del Universo.

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