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viernes, 29 marzo, 2024
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Los niños ya no piden juguetes, sino una tablet, un celular, revelan escuestas: Letechipía

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Por: ALMA RÍOS •

ALMA RÍOS

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“Hay encuestas que dicen que los niños ya no piden juguetes sino una tablet, un teléfono celular o una computadora, y que en realidad yo considero que no son juguetes como tales”, representan sí un acceso a la tecnología actual y sus posibilidades, pero “desconectan a los niños de las funciones primarias del cuerpo”, dijo Martín Letechipia Alvarado, sobre las ofertas del mercado para el entretenimiento, el juego y la diversión.
El coordinador del Museo del Juguete Popular “Etzcuincle” también se refirió con motivo de la tradición de regalar juguetes a los niños Navidad y el próximo Día de Reyes, a los prototipos propuestos por la industria sobre todo estadounidense, que dijo, se imponen globalmente, y que “los arrastra hacia formas de vida muy artificiales”.
Citó aquí a Emilio Lome, cuentacuentos y escritor especializado en públicos infantiles, respecto de que hay que “descolonizar” a los menores incluso iconográficamente.

Se refirió a la influencia que ha logrado el cine hollywoodense de Disney incluso en terrenos de la educación pública, en los muros de escuelas preescolares y primarias.
“Llegas a un jardín de niños y esos murales a veces incluso bonitos y otros muy mal hechos, pero que representan el mundo Disney, ese mundo imaginario que de alguna manera robó la esencia de los cuentos de hadas que son otra cosa diferente”.
Dijo que es preocupante el tipo de juguetes que consumen “nuestros niños”, pues están basados en esa visión de vida que se convierte en un objetivo como se proponen asimismo los juguetes que emulen superhéroes que se insertan en propuestas de juego de tipo bélico y de conquista.

Es un mundo imaginario, pero que no cultiva una imaginación productiva ni busca desarrollar las inteligencias múltiples desde la infancia, no desarrolla el pensamiento analógico, sino que implica un juego impuesto cuya adquisición también representa un problema para los padres de familia.

“Si el niño no tiene el muñequito, el superhéroe que está de moda y que no le compran, se siente aislado, rechazado. Entonces tiene que ver hasta con la autoestima y por eso es importante”.
Regresando al tema de las cada vez más solicitados dispositivos electrónicos por los niños: tablets, computadoras y teléfonos celulares, que a pesar de sus posibilidades también implican muchas de las veces su aislamiento de la gente de su entorno cercano, amigos, hermanos, primos, compañeros de escuela y aun de sus padres dijo que “al ser ‘juguetes’ individuales se pierde el sentido colectivo de la convivencia, de la creación de reglas que tienen que respetar, de ceder hacia los demás, de socializar, de educarse para la empatía”.
Recordó aquí, más allá del juguete, la importancia del juego refiriendo que generalmente todos los juegos de colectivos han ido desapareciendo.
“La colectividad en general se está perdiendo, si los niños no aprenden las reglas para la convivencia colectiva estamos condenándolos a una sociedad individualista que es lo que quiere el capitalismo como tal”.
Los gadgets son propuestas de entretenimiento, diversión o juego “muy tecnológicas”, pero demasiado desconectadas de las funciones primarias del cuerpo.
Dijo que está suficientemente estudiado por psicólogos y sociólogos “que el juego es una manera de ensayar para la vida”, sin este elementos formativo “tenemos después individuos neuróticos, solitarios” e incluso incapacitados para sentir empatía por los otros, al no haber ejercitado sus emociones para el acercamiento con los demás seres humanos.
Es importante que las instituciones, entre otras las de educación pública, entonces fomenten e incentiven los juegos tradicionales y por tanto colectivos, puntualizó.

“El trompo por ejemplo se jugaba en grupos al igual que las canicas”, y el volar papalotes implicaba su construcción e izamiento en conjunto.
“Entonces la verdad no es que se aferre uno a la tradición como algo inmóvil, pues también va cambiando, es dinámica. Esa es una cosa que a veces no se entiende (…) En mí caso no me opongo a la modernidad, me opongo a los métodos que imponen las industrias y el capitalismo para generar individuos egoístas, en ese sentido eso es lo preocupante”.

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