La Gualdra 301 / Río de palabras
Ay no, yo mejor así solita. Camino en la vida por el lado de la calle que me plazca, si quiero me cruzo de acera, por el sol o la sombrita; así solita ni quién me diga nada. Que si se me antoja una nieve o pararme más de media hora viendo alguna vitrina; imaginándome cómo me quedará un vestido, contando las calorías que debo dejar de consumir para ponérmelo, hasta que finalmente me valga madre y en la plaza me compre una bolsa de churritos con salsa. Así solita ni quién me critique, ni quién me diga entre dientes como si fuera comentario amable: como que te ves más llenita. Poder meterme a un café, fumarme un cigarro sin que a otro le moleste porque le apesta la ropa, porque el humo le produce tos. Salir y regresar a mi casa a la hora que me dé mi gana. Quitarme los zapatos, la ropa; andar en calzones buscando en el refrigerador algo para calmar el hambre, sin tener que prepararle a alguien que diga que está frío o que la crema quedó salada. Meterme a la cama, ver la tele o revisar el celular hasta que me llegue el sueño, sin tener que escuchar que estoy desperdiciando el tiempo viendo puras pendejadas. Acomodar a mi gusto las almohadas, desparramarme en la cama, sin sentir el calor asfixiante de otro cuerpo. No importa que de repente me den ganas de compañía o de calmar las ansias… para eso tengo un juguetito guardado en un cajón debajo de la cama.
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