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jueves, 28 marzo, 2024
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Por: Carlos Gabriel López Aranda •

La riqueza de los países no radica en el tamaño de su territorio, sus costas, recursos naturales, petróleo, oro, plata, bosques, ríos y lagos; si así lo fuera, como explicamos la miseria y la pobreza en África y la mayoría de los países latinoamericanos, incluyendo a México, que rebosan en lo mencionado anteriormente y no logran el desarrollo ni calidad de vida para sus habitantes. Por qué países que son del tamaño de la mitad del territorio de Zacatecas, están dentro de las mejores economías, con desarrollo, igualdad, paz social y una gran infraestructura como lo son Bélgica y Holanda, además de Luxemburgo, Mónaco y Singapur, que son más pequeños que algunos de nuestros municipios y más ricos que todo México.

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La diferencia entre en país rico y un país pobre, radica en un solo factor: su gente.  Si en un país la mayoría de sus habitantes no terminaron la primaria, muy pocos tienen estudios superiores y menos de posgrado, además si no se formaron en valores éticos y principios morales, ¿qué podemos esperar? Una nación de gente mal educada está condenada a no desarrollarse y es el lugar propicio para desarrollar vicios y las peores escorias que azotan a la sociedad, además que no se puede garantizar una democracia sana. La pobreza económica no es más que el resultado de la ignorancia. Una persona no va a poder desarrollarse, ni acceder a mejores oportunidades si no tuvo las herramientas, entrenamiento y la capacitación necesarios para poder enfrentar los retos de un mundo cada vez más exigente, competitivo y globalizado.

Hoy más que nunca, urge revisar y replantear lo que se necesita para que las familias con pocos recursos, accedan a la mejor educación. Solo el 20% de las familias mexicanas son bendecidas con los suficientes recursos económicos para tener la libertad de elegir la mejor escuela para sus hijos, ya sea pública o privada.  La mayoría de los mexicanos viven en condiciones sociales muy precarias, esto obliga a que a muy temprana edad, abandonen sus estudios por falta de recursos, de motivación y por tener que trabajar en lo que sea, para ayudar a su familia y sobrevivir con lo básico. Son contados los casos de personas que tuvieron carencias y falta de educación que pudieron desarrollarse y salir adelante, la mayoría son condenados a vivir permanentemente en la miseria, al no poder acceder a trabajos mejor remunerados y menos poder emprender exitosamente un negocio.

Si a esto le sumamos el bajo nivel educativo, la ausencia de formación en valores éticos y principios morales en la mayoría de las escuelas y universidades, donde de nada sirve lanzar nuevos programas y modelos educativos, sino se revisa y cambia de raíz el perfil de los maestros que están al frente de una clase. De que sirve una evaluación, si queda reducida a un sólo examen cada dos años, cuando la verdadera evaluación la dan los padres de familia y los alumnos que todos los días y en cada clase ponen a prueba la vocación, profesionalismo y ejemplo de los maestros. Es muy triste que no se tome en cuenta a los padres de familia y alumnos en las decisiones cruciales en materia de educación.  Se gasta una fortuna en nuevas escuelas, nuevos programas educativos, tecnología y no se ven los resultados. Tenemos uno de los presupuestos para la educación más altos a nivel mundial, por encima inclusive de muchos países desarrollados, entonces por qué cada vez estamos peor en México?

Es lamentable ver como la corrupción y los intereses de unos cuantos, tienen secuestrada a la educación, el costo social y económico es muy grande, con las consecuencias desastrosas que estamos viviendo y que parecen no tener fin, peor aún, se agrava cada vez más la situación con la creciente violencia, inseguridad, crimen, injusticia y desaceleración económica, además del alarmante endeudamiento público, que nos va a llevar a la bancarrota sino se utilizan los recursos públicos adecuadamente. ¡Ya basta! Debemos romper de una vez por todas con los candados que el gobierno ha puesto en el otorgamiento de apoyos económicos a alumnos que lo necesiten y se lo merezcan, en instituciones de educación particular, que hoy día son discriminados, al suponer que por el hecho de elegir una institución privada, se es rico y no lo necesitan. Urge que el gobierno otorgue apoyos económicos educativos a los niños, jóvenes y familias que lo necesiten, como ya sucede en otros países, y así puedan seguir estudiando en la institución que consideren mejor para su formación.  Por lógica, la sociedad se inclinará por la mejor educación y el recurso se irá directamente a favorecer a las buenas prácticas, los mejores resultados y las mejores instituciones,  sin importar si son públicas o privadas, siempre y cuando sea la mejor. Esto movería a las instituciones educativas a brindar educación de calidad, si no nadie las elegiría. Esta si sería la mejor reforma educativa, darle el poder de decisión a la gente. Quien gana aquí es México, con personas mejor preparadas. Además de formar mentes, formemos el corazón y el alma de las personas. ¡Viva la buena educación!

 

*Consejero del Centro Empresarial de Zacatecas, s.p. (Coparmex)

 

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