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miércoles, 24 abril, 2024
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La izquierda necesita ser capaz de unirse para hacer realidad los sueños de justicia de nuestro General Zapata

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Por: JOSÉ NARRO CÉSPEDES •

Reflexiones para la unidad

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E l 28 de noviembre de 1911, en el pueblo mixteco Ayoxuxtla, en Puebla, el Ejército Libertador del Sur firmó el Plan de Ayala para ratificar su lucha revolucionaria y confrontar a Francisco I. Madero, quien acababa de asumir el poder presidencial y estaba dando la espalda a su compromiso de recuperar tierras en manos de hacendados a favor de campesinos e indígenas. “Tierra y libertad” fue el lema del Plan.

Hoy, a 106 años del lanzamiento del plan zapatista, vemos el planteamiento del movimiento campesino para el Siglo XXI basado en el espíritu del Plan de Ayala como un compromiso muy grande para las organizaciones que aspiramos a tener la congruencia de sostener la lucha hasta lograr mejores condiciones para el campesinado mexicano. Tenemos que sumar las diferentes demandas que se están manejando en el mundo.

Hacemos público este histórico Plan de Ayala para el Siglo XXI para impulsar el Plan de Ayala para el nuevo presente que no ha podido dignificar la vida de los campesinos, pues los gobiernos emanados de la revolución hasta nuestros días, sumieron a los habitantes del campo, en una miseria que nos humilla a todos. Este Plan Siglo XXI pretende un nuevo pacto social para el campo en el marco de un nuevo proyecto de nación construido desde abajo.

En resumen, los siete puntos del Plan de Ayala S. XXI dicen: uno, el campo, los campesinos y pueblos originarios serán considerados prioridad del nuevo proyecto de nación y un asunto de seguridad nacional y humana. Dos, se pugnará por el fortalecimiento de la propiedad social de la tierra y los recursos territoriales de ejidos, comunidades, pequeños propietarios y pueblos originarios, revertiendo la contrarreforma agraria salinista. Todavía es posible que muchos campesinos que no tienen tierra puedan acceder a ella. Tres, la soberanía alimentaria y los derechos a producir nuestros propios alimentos; al trabajo; a no migrar, y a una alimentación sana, suficiente y culturalmente apropiada constituirán la nueva base de las políticas agroalimentarias y de desarrollo rural del país. Se renegociará el Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Cuatro, se promoverá como política de Estado la agroecología y la protección de la biodiversidad. Cinco, se reconocerá el carácter multifuncional de la agricultura y de la gestión de los territorios rurales. Seis, se establecerá un gobierno progresista, nacionalista, social, garante de los derechos humanos y con fortaleza económica –es decir, un gobierno de izquierda– para impulsar otro sistema político, económico, agroalimentario, social y ambiental que responda a las necesidades del pueblo y de la nación y sea capaz de regular los mercados y desmantelar los monopolios y las prácticas anticompetitivas. Y siete, los signantes asumen el compromiso de ser portadores de un nuevo modelo de relaciones humanas y de civilización basado en el respeto y el amor a todas las personas, el cuidado de la naturaleza y la primacía del interés general sobre el provecho individual.

El Plan de Ayala Siglo XXI, parte de un nuevo pacto social para el campo en el marco de un nuevo proyecto de nación, que permita emular a la mayor de las alianzas campesinas entre el Ejército del Sur y la División del Norte; juntos fueron capaces de imponer al carrancismo un pacto social que derivó en el Artículo 27 de la Constitución de 1917, donde se reconocían los derechos de las comunidades a sus tierras y aguas y se ordenó el reparto agrario.

Las condiciones hoy, para dar construir la unidad de las fuerzas progresistas y de izquierda y vencer juntos a la derecha electoral del PRI y el PAN y las elecciones en el Estado de México significan la primera gran batalla para la lucha por la presidencia de la República, donde se confrontarán los dos grandes proyectos de nación.

Tenemos que construir la unidad que vaya más allá de los intereses de las cúpulas, de las corrientes y los partidos políticos y que trascienda a la conformación de una gran unidad ciudadana diversa y plural, que nos permita lograr una mayoría y articule un programa de gobierno de coalición.

Las izquierdas deben unirse en el Estado de México para con buenos resultados dar la cara al 2018, sólo así podrá lograrse la verdadera alternancia y evitar que la derecha continúe en el poder. La compra del voto, el abstencionismo, el voto nulo y la dispersión del sufragio por la fragmentación de las opciones de izquierda son el principal reto, agregó uno de los principales promotores de la iniciativa.

Vamos a construir las herramientas para articular a todos los movimientos sociales de izquierda que tendrán un poder decisivo en el voto en los próximos comicios, la elección de este año en la entidad cuna del Presidente Enrique Peña Nieto y su grupo de poder, es un laboratorio político-electoral para las elecciones presidenciales.

Tenemos que asumir este reto con gran responsabilidad y asumir el llamado del General Zapata al firmar el Plan de Ayala “¡Esos que no tengan miedo, que pasen a firmar!” y actuar con congruencia y convicción y hacer un llamado de unidad.

Hay que trabajar por lograr que la izquierda sea una fuerza competitiva y se convierta una vez más, en una opción real para la mayoría de los mexicanos, por eso hay que dejar de lado los protagonismos. Por ello, planteamos hoy, trabajar para fortalecer a la izquierda en el Estado de México y a 10 días de la elección sumarnos al candidato de izquierda con posibilidades reales de ganar.

La izquierda necesita unidad, solidaridad y gran compromiso por México y por eso llamamos a dejar de lado egos y aspiraciones de grupo e individuales, para ser capaces de sumarnos todos a construir desde abajo, fuerzas sociales y políticas capaces de hacer realidad los sueños de justicia de nuestro General Zapata. ■

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