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viernes, 29 marzo, 2024
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Novela policiaca de los últimos 20 años presenta un factor común: omnipresencia de la corrupción

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Por: ALMA RÍOS •

■ Martín Solares ofrece la conferencia La evolución de la novela negra y criminal

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■ Hay dos malas ficciones creadas, una por el Estado mexicano y otra por los delincuentes, opina

“Uno de los rasgos que tienen las malas ficciones que están creando el Estado mexicano y los grupos delincuenciales que operan en México es que solamente hablan en tiempo presente y en tiempo pasado, dicen: pasó esto y esto, y ésta es la verdad. No hay más”, dijo Martín Solares.

El escritor propuso en contraste de estas versiones cada vez más absurdas, a “la más triste de las novelas criminales del país”, que no habla de una sola versión sino de muchas que pudieron ocurrir y que por tanto son necesarias, pues podrían “explicar por qué hay cierto aprecio de los lectores por las novelas que se atreven a hablar de estos temas”, pues éstas ofrecen cordura.

Solares ofreció ayer la conferencia La evolución de la novela negra y criminal que se inscribe en el proyecto Zacatecas, tierra de lectores, propuesto por Poética AC y que respaldan la Secretaría de Cultura y el IZC.

En entrevista previa con La Jornada Zacatecas, el autor de Los minutos negros, obra que será llevada en breve al cine protagonizada por Diego Luna y Demián Bichir, dijo que la novela policiaca de los últimos 20 años presenta un factor común, sea que se escriba en México, Brasil, Colombia o Suecia, “toda está hablando de la omnipresencia de la corrupción” en el ámbito gubernamental, empresarial y ciudadano, este último en que sus integrantes “a veces cierran los ojos a todo esto”.

La literatura está respondiendo a “un suceso social de primer nivel”, puntualizó, el cambio de “un modelo de capitalismo brutal a otro más brutal, en el cual el hombre ya no es el lobo del hombre sino el chacal del hombre”.

Así aludió al fenómeno que ocurre en todas las ciudades asediadas por el narcotráfico, “y el problema es que hasta los microbios más elementales entienden que no pueden atacar todos los días con total intensidad al organismo del cual están viviendo”, no obstante, los grupos delincuenciales están dejando “ciudades abandonadas y gente quebrada, todo ahora mismo, sabiendo que los pueden matar en poco tiempo”.

Éste y otros temas han sido recuperados a través de la literatura latinoamericana, primero en el Brasil de los años 70, luego en la Colombia de los 90 y se están viendo en México “como una oleada” que ha ido creciendo del 2010 al presente.

 

El origen del

género policiaco

Martín Solares quiso recuperar la novela negra o policiaca, como pretexto para hablar de los prejuicios que se cierne sobre los géneros literarios. Como antecedentes dijo que a finales de los años 20 del siglo pasado el escritor surrealista Marcel Duhamel fundó en la editorial francesa Galimard, una colección de novela policiaca que se editó con portadas en negro, un borde amarillo y uno blanco.

“Oye vamos traduciendo unas magníficas novelas de un tal Dashiel Hammet, Raymond Chandler, James Harley Chase, que en sus países están vendiendo millones, son novelas sobre policías sobre asesinos, ladrones y delincuentes, aquí en Francia no hay nada similar”.

A la postre, el género que fue recuperado en Italia con una presentación opuesta, y por tanto se hizo llamar novela amarilla, se convirtió en uno de los pilares de la editorial Galimard hasta recientes días.

Desde sus inicios la novela policiaca y sus autores convivieron con otros de sus contemporáneos muy admirados, “incluso premios Nobel”, algunos, escritores existencialistas de aquella época, expuso.

En esta aparente disyuntiva propone Martín Solares uno de los prejuicios, pues observa que aunque con autores mucho más comerciales y que nunca aspiraron a tener una prosa muy literaria y muy artística sino contar una historia y agradar al lector, la novela policiaca no era menor en calidad.

Atrayendo el ejemplo a años recientes y latitudes más cercanas, se refirió a Como parece mentira la verdad nunca se sabe, novela en que el regiomontano Daniel Sada habla del asesinato de unos manifestantes en un pueblo de México, una novela policiaca “muy literaria” que rebasa los moldes del género al igual que 2666 de Roberto Bolaño, aquélla en que dos policías buscan a los asesinos de mujeres en la frontera norte de México.

Asimismo se refiere a Plata quemada de Ricardo Piglia, una historia de asaltantes de bancos, o La pesquisa de Juan José Saer, donde se relata el caso de un asesino de ancianas en París.

“Es decir que hay escritores muy literarios que en los últimos años se han acercado a la novela negra, a los temas criminales y han creado grandes personajes y grandes historias a partir de los que curiosamente son algunos de los narradores que están marcando la literatura que estamos leyendo actualmente”.

Luego vino una novela más latinoamericana, la de Elmer Mendoza, Augusto Cruz, Yuri Herrera, entre otros, ”que no necesariamente tiene la estructura convencional de un detective buscando a un asesino o a un criminal sino son más abiertas”.

Y el propio Mario Vargas Llosa y el brasileño Rubem Fonseca, “han demostrado que se puede escribir novela negra siguiendo estructuras no convencionales, saltan de un punto de vista a otro, hacen flasbacks en el tiempo, retroceden décadas y luego retoman el hilo principal. Y antes se decía que la novela policíacas no podía hacer eso”.

“Creo que la novela más vital y más creativa en términos en términos artísticos se está escribiendo en América Latina y se está escribiendo en español o en portugués”, sentenció.

Para Martín Solares la buena literatura sirve para vivir, sin tener ésta la pretensión de enseñar a vivir”, por lo que defiende el que no se le encuadre o propone que se le asuma trascendente de sus moldes.

Mario Solares ofrece su conferencia La evolución de la novela negra y criminal, como preámbulo al taller Zacatecas una tierra de lectores, que impartirá y estará a cargo del primer módulo, este sábado de las 10 a las 13 horas y de las 16 a las 19, y en que se programará la presencia de otros escritores en siguientes meses. En él se busca el encuentro de un autor con sus lectores.

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