La Gualdra 245 / Promoción de la lectura
El pasado 23 de abril, Día Mundial del Libro y los Derechos de Autor, fue una coyuntura excepcional para los candidatos a la gubernatura de Zacatecas. Ese día hubieran podido aprovechar el marco de la festividad para delinear acciones concretas en pro del libro, la lectura y el lector. Pero nada. Sólo uno de ellos, Alejandro Tello, hizo mención de la efeméride en una de sus redes sociales a través de una publicación. Sólo eso. Estamos frente a dos modalidades de políticas públicas en torno a la lectura: el de la mercadotecnia y el de ignorar. Ninguna diferente, ninguna sana.
Tomemos al candidato oficial como inicio. Hay que reconocer que hasta ahora, en sus discursos y colaboraciones escritas, Tello ha sido coherente: no se le vislumbra un acercamiento, valoración real (no formal) hacia el acto lector. Pero sí muestra capacidad de no dejar pasar las conmemoraciones que marca el calendario cívico y escolar. Ventaja sobre los demás contendientes, toda vez que les pasó de noche y no hubo mención de la celebración. Lo más lamentable es que ninguno de ellos, al menos, incluyo en sus discursos de ese sábado alguna alusión a los libros. Y si lo hizo, fue de manera tan velada que los medios no lo consideraron importante.
Al pueblo, pan y circo, y si se puede, futbol. A diferencia de la lectura, en triunfo del equipo Mineros de Zacatecas y la consecución del pase a la final, llevó a cada uno de los contendientes al cargo de elección popular a subirse al tren del triunfo. Es más, los vemos tomándose fotos, publicando en las redes sociales su presencia en el estadio Francisco Villa, vistiendo la camiseta roja. Hasta donde sé (y aclaro que disfruto del futbol), este deporte no forma ciudadanía. Una ciudadanía que tanta falta le hace a nuestro país.
Idealmente, digo, el mundo no es como uno quisiera, hubiera sido extraordinario no sólo que incluyeran un discurso sentido y honesto en torno a la lectura, surgido de su experiencia; que, aunque sea para la foto, hubieran visitado un espacio de lectura y conozcan los desafíos que enfrentan los mediadores, que hubieran realizado una lectura gratuita. Siendo más exigentes, y utópicos: que en las tortas, despensas y toda clase de prebendas que se obsequiaron ese sábado 23 de abril, hubieran incluido un libro (desde luego que queda excluido de esta opción el de Pedro de León).
Pero no. Los libros no dan votos. Nadie, al menos no se ha hecho todo un trending topic, ha muerto por no leer. Hay necesidades básicas, urgentes: casa, alimentación, agua potable, vestido, seguridad, servicios. La participación ciudadana debe circunscribirse al día de la elección. Cuando veo tales omisiones y las confronto con los discursos de que “gobernaré con los mejores”, no puedo evitar preguntarme algo tan obvio, pero a la vez tan ambiguo: ¿los mejores para qué?, ¿para cuáles fines o propósitos? La democracia tan citada en estos meses, también requiere de ciudadanía participativa y crítica. La lectura es una herramienta para formarla.
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