Ciudad de México. Los sonidos delicados/intensos de Of Monsters And Men edificaron el maltrecho espíritu de los 70 mil asistentes a la 17 entrega del Festival Vive Latino, con su folk-indie proveniente de las profundidades del armonioso acantilado musical islandés.
Of Monsters And Men tampoco fueron ajenos a la entrega del público, que a lo largo de su sesenta trepidantes minutos, pues en diversas ocasiones la agraciada cantante de la banda Nanma Bryndis sucumbió a las pruebas de afecto que les profesaron.
La banda dejó el escenario puesto para que la avalancha de éxitos del CaféTacvba lo siguiera lustrando con algo de los más sonado de su reperterio.
Rubén Albarrán bajó de un bocho/esfera-de-espejo, para tomar su posición y tocar la emblemática rola de Jaime López, Chilanga Banda, a partir de ahí el gozo no descendió del punto máximo pues se prolongó con No controles, Alarma y demás éxitos tatuados en la psique colectiva de tres generaciones.
El coro del Café Tacvba, incluyó a Vicentico, quien por cierto en su actuación hizo un homenaje a Prince rifándose con Purple rain. El incesante canto tacvbo siguió de manera congruente, dándole voz a la etnia yaqui para lanzar el grito incesante por la defensa del agua y sus ríos.
En otro orden también estuvo la insuficiente propuesta de Carla Morrison quien con su embuste musical cursi únicamente logró un foro holgado que igual aplaudió lo que les tocó.
Porter por su lado regresó con nuevos bríos y condensó su carrera en 50 convulsos minutos que resultaron una indelicada complacencia para los miles de fanáticos que congregaron.
Por su lado el rapero Nach se comportó como un profesional y logró hacer un maravilloso desmadre con su cabrona poesía barriera.
Aún faltaba The Prodigy, el prodigioso cerrojazo final de la 17 festival Vive Latino.
