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jueves, 18 abril, 2024
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Elegía del saudoso o la Desmemoria del rey sonámbulo, de Balam Rodrigo

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Por: Armando Salgado •

La Gualdra 242 / Libros / Poesía

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1.

Fernando Pessoa en su Libro del desasosiego dice que está convencido de que nunca está despierto: si sueño, parece que me escriben. No sé si Balam Rodrigo (Villa de Comaltitlán, Chiapas, 1974) escribió este libro despierto o dormido porque su vigilia prematura hace de él un poeta con múltiples registros líricos que perforan lenguaje y abandono para mostrar el cuerpo atravesado por la desmemoria: poemas que van y vienen por la elegía: saudade que escala fiordos, peñascos, desolladeros: partes del mar, fragmentos de insomnio, recogidos aquí.

 

El bardo ebrio

 

para Jeremías Marquines

 

Agua del insomnio

arena del insomnio

pájaro de saudísima visión

te yergues

montado sobre el hígado

en alcoholes

profeta de los puentes en el aire

ladras

 como un verbo.

 

 

2.

Este libro de Balam Rodrigo se divide en cuatro capítulos: (La hora del animal; Nuata Silabear; Clones, transgenias, y Job El saudoso; y Los trabajos del neólogo), comprueban que la saudade es un animal de cuatro cabezas. Además transgeniza desde el verso libre hasta el silogismo que no es otra forma de mostrar los trabajos del viejo animal que somos al leer: porque la lectura es ese acto de desprendimiento personal tan primitivo como creer en el insomnio ante las rocas que llevamos por piel y que arrancamos de forma desesperada, cada vez que el mar sube hasta la garganta, antes de abrir párpados y confirmar el constante peligro de soñar despierto. A veces no sé si leer poesía es un acto contra la vista, porque la ingeniería poética dobla el instante, balancea vigilias hasta cerrar los ojos para seguir leyendo (o respirando) mientras se duerme. Pero no, es otra forma de estar despabilado, con la vista en estado noctámbulo:

 

¿Insomnio?:

Cuatro cucharadas de niebla

una pizca de corazón de gato

dos onzas de élitros de libélulas

doce gajos de tristeza y una gota

de petirrojos ebrios de agonía

—macerados y escaldados en agua de lluvia—

asegún dicen avienen salutíferos

para las núbiles que han sido presa

de las pardas vigilias…

 

3.

Vivir es ser otro, escupe Pessoa sobre el libro (memoria de un perro andaluz que saudaba por las noches, y que nace —continúa Bernardo Suárez— desde: apagarlo todo en el cuadro de un día para otro.) Este libro de poemas publicado por Ediciones Monte Carmelo a través del Gobierno de Guerrero es un espejo de sal: su envés servirá al lector atento a escudriñar su voz íntima frente al reflejo suyo: esto para saber por qué leemos como vemos, o peor aún, porque soñamos como deseamos. Sírvanse una gran porción de saudade y no olviden llevar este libro a la siesta después de la comida. Provecho.

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/la_gualdra_242

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