CALAVERA DEDICADA A LOS FUNCIONARIOS DE GOBIERNO DEL ESTADO DE ZACATECAS
En las noches tenebrosas, andaba la triste flaca,
buscando a Miguel Alonso para estirarle las patas.
El gober, muy asustado, le decía quítate naca,
todavía me faltan 2 años para llenarme de plata.
A mi amigo Agustín Jaime ya lo tienen hasta el gorro
las marchas de normalistas y las broncas de los taxistas.
La calaca ya anda enojada con tanta calle tomada.
Mejor te llevo, Jaimito, a infraccionar a un muertito.
El profesor Maldonado anda muy apurado en IZEA,
ya no encuentra educandos para cumplirle al INEA,
y la parca ya le dijo: mi querido y estimado profesor,
o incorpora más alumnos o alfabetiza en el panteón.
En los Servicios de Salud, andan todos alarmados;
enfermeras y doctores, andan todos espantados.
Y al doctor Estrada Day, la pelona no lo suelta;
por andar curando gente, se lo va a llevar la Muerte.
Y Gustavo Salinas Íñiguez, secretario de Cultura,
organiza ya un evento, en honor a la huesuda;
ya le queda poco tiempo para difundir literatura,
y si no lo hace pronto, ya lo hará en su sepultura.
La Muerte trae de la greña al pobre de Carlos Peña.
El alegre presidente, del gobierno de la gente,
anda todo apresurado para cumplirle al estado,
pues ya quiere convertirse en el próximo diputado.
Y el pobre Marco Vinicio ya no sabe ni qué hacer;
los profes lo traen loco, con tanto paro en la SEC.
A la pelona ya le urge que dirija en el panteón,
pues ahí quiere llevarse a tanto profe huevón.
A los demás funcionarios del Gobierno del Estado
ya se les tiene un puesto en el panteón apartado.
No cumplieron con su chamba y el gober anda enojado,
y los va a pasar por las armas en la fiesta del centenario.
Y la sala del Congreso ya parece altar de muerto;
los canijos diputados andan todos apurados.
La Catrina anda molesta; no aprobaron su propuesta,
y en el triste cementerio, estarán alzando el dedo.
En el diario La Jornada, la cosa está muy pesada.
Por quemar a los políticos, la flaca anda endiablada;
ya les puso un ultimátum: ya no sigan criticando,
o su diario van a vender en el mismo campo santo.
Autor: Honorio Pérez del Llano
Concepción del Oro, Zacatecas
