Durante la conferencia inaugural del Coloquio Zacatecas: Los días de las armas, el historiador y politólogo Adolfo Gilly afirmó que la Toma de Zacatecas puede ser pensada como el cierre de una breve y violenta campaña sin censuras o como el encuentro final de una prolongada batalla de episodios en Torreón (entre el 30 de marzo y 2 de abril), San Pedro de las Colonias (13 de abril), Paredón (17 de mayo), Saltillo (20 de mayo) y Zacatecas (23 de junio).
Expuso que la División del Norte fue un ejército en guerra contra el gobierno enemigo, su ejército federal y en desobediencia hacia su propio gobierno. En esas condiciones, “estaba obligada a vencer y debía hacerlo rápido en un asalto violento y seguramente costoso contra la bien defendida plaza de Zacatecas”. Así, el 23 de junio quedó destruido el ejército federal y sellada la suerte de Victoriano Huerta, quien renunció poco después y partió a un exilio sin regreso.
