El Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) se creó en el año 2002 como organismo público descentralizado, de carácter técnico, con personalidad jurídica y patrimonio propios; en el año 2012 se modifica su estatus y se convierte en un organismo descentralizado, no sectorizado, con personalidad jurídica y patrimonio propios, conservando su papel de órgano consultor. El carácter técnico le obligaba a ofrecer a las autoridades educativas federales y locales, así como al sector privado, las herramientas idóneas para hacer la evaluación de los diferentes elementos que integran sus correspondientes sistemas educativos; en consecuencia, el hecho de convertirse en organismo no sectorizado, lo exenta de las obligaciones antes mencionadas.
Mucho tuvo que ver la OCDE (Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico) en esta decisión, argumentando que México debería implementar un sistema de evaluación educativa más eficaz, que se enfocara a medir el éxito de los esfuerzos educativos a partir de los resultados de aprendizaje de los alumnos; ello hace suponer que se deben contar con más herramientas de medición y evaluación dado que siempre han centrado éstas en la eficacia, no así en la equidad ni la justicia, ¿será que no podemos hablar de equidad y justicia en tanto los procesos educativos no sean eficaces?
Hoy día estamos hablando de un INEE constitucionalizado, en el que tal vez permanezcan las directrices de la OCDE, la injerencia de grupos y organizaciones que en gran medida condicionan el proceder del instituto poniendo en duda su autonomía. Cabría preguntarnos al respecto, ¿El INEE será el organismo federal al que le corresponda evaluar en lugar de la Secretaría de Educación Pública?, la pregunta no es ociosa dado que la Ley General de Educación establece que será competencia exclusiva de las autoridades educativas federales la evaluación del Sistema Educativo Nacional y fijar los lineamientos generales de la evaluación que las autoridades educativas locales deban realizar.
…….continúo, según la reforma del artículo tercero constitucional, el INEE no tendría que consultar a la SEP para firmar acuerdos y convenios nacionales e internacionales, reitero, ¿será la OCDE quien dará directrices al respecto?, bajo esta lógica, el INEE será el organismo federal al que le corresponda evaluar en lugar de la SEP. En toda esta trama de formación, transformación, aplicación de leyes, implementación de reglamentos, deslinde de responsabilidades, etc., considero que el proceder de los sujetos involucrados en un proceso de esta naturaleza, debe ser más por convicción que por compromiso.
¿El INEE cumplirá con su tarea?, las leyes secundarias emanadas de la Reforma Educativa podrán ser “políticamente correctas”, sin embargo habrá de preguntarnos si realmente éstas responden a las necesidades de nuestro sistema educativo, de la sociedad y, sobre todo a la demanda de eficacia, equidad y justicia. Lo que la sociedad esperaría es que este instituto evaluador vea las condiciones bajo las cuales se encuentran los centros educativos, que vean las malas condiciones materiales bajo las cuales se trabaja y, que deje de diseñar instrumentos pensando en evaluar solamente a los docentes para culparlos de todos los males que padece la educación. Creo, si considera esto, podría estar en condiciones y posición de cumplir con su tarea.
La evaluación por sí misma no mejora la calidad de la educación, se esperaría que en las evaluaciones que realice el INEE tendrían que considerar prioritariamente a los actores mismos del proceso: estudiantes, directivos y maestros. Hay evaluaciones que en sí mismas son educativas y por tanto determinantes de la calidad de la educación, estas las podríamos ver reflejadas en las autoevaluaciones que necesariamente deben darse entre estudiantes, maestros, directivos, padres de familia y centros educativos.
Innumerables han sido las declaraciones hechas por todos los actores de primer nivel involucrados en la implementación de la Reforma Educativa, con todo y eso, sería de graves consecuencias el hecho de que se estableciera un modelo de evaluación centralista, si esto sucediera así, el propio instituto se convertiría en un “capataz” de los maestros. La presidenta de la junta directiva del INEE ha manifestado que los instrumentos de evaluación que se diseñen serán el resultado de las visitas que se hagan a las escuelas para hacer una lectura acerca de cuáles son las condiciones bajo las cuales trabajan éstas y, sobre todo, pedir el punto de vista de los actores involucrados en el proceso educativo.
En síntesis, para que se renueve el nuevo INEE es necesario que considere lo siguiente: 1) que las evaluaciones que realice no se sujeten a presiones sindicales o de partidos 2) que los resultados de las evaluaciones realizadas tanto a las instituciones educativas como a los maestros y directivos, no sirvan para ejecutar acciones que dañen sus derechos laborales 3) que el diseño de los instrumentos de evaluación sean el resultado de conocer la práctica pedagógica de los maestros en el aula 4) que se diseñe un modelo integral de evaluación al sistema educativo y no sólo considerar en dicho modelo a los docentes y directivos. ■
