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jueves, 28 marzo, 2024
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Los Rollos de Marega, testimonio excepcional de persecución de cristianos en Japón

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Por: Afp •

Tokio. Cuando el 15 de enero el papa Francisco citó como ejemplo la resistencia de los cristianos japoneses en el siglo XVII estaba lejos de imaginar que unos días después se anunciaría el descubrimiento de documentos sobre estas persecuciones.

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Estos 10 mil documentos de papel de arroz bautizados «Rollos de Marega», por el nombre del padre Mario Marega que los recopiló en el sur de Japón en el siglo XX, constituyen una valiosa información sobre la persecución de los cristianos en la época Edo (1603-1867) y van a ser estudiados durante seis años.

«Esta cantidad excepcional de documentos describe las persecuciones y la privación de libertad religiosa», explica el profesor Kazuo Otomo, director del Instituto Nacional de Literatura de Japón.

Un investigador, Delio Proverbio, dio con estos documentos en 2010.

A partir de 1603 y durante más de dos siglos, Japón, por miedo a ser colonizado, se cerró al mundo exterior. Los japoneses no podían salir del país so pena de muerte y los extranjeros sólo estaban autorizados a entrar en unos cuantos lugares del archipiélago, sobre todo los holandeses, en el puerto de Nagasaki.

Esta ciudad, donde fue lanzada la bomba atómica en 1945, alberga un monumento en memoria de otros mártires, como los 26 cristianos crucificados en 1597.

La fe cristiana, una amenaza para los «shoguns»

Los shoguns, jefes de guerra de Japón, que eran samuráis, creían que la fe cristiana constituía un peligro para el archipiélago y como consecuencia se prohibió.

Muchos de los misioneros extranjeros fueron expulsados, los fieles escondieron a algunos y los japoneses conversos tuvieron que renegar de su fe.

Los que se negaron a cumplir las órdenes fueron torturados y ejecutados.

Antes de esta decisión, el cristianismo se encontraba en pleno auge, sobre todo en el sur.

«Algunos de estos documentos pueden aclarar cómo conservaron su fe los cristianos», estima Rumiko Kataoka, experto en historia cristiana de la Universidad católica Junshin de Nagasaki.

Fue a estos mártires y «supervivientes» a los que se refirió el Papa en la plaza San Pedro cuando pidió a los «hermanos y hermanas de lengua árabe» que siguieran el ejemplo de «la iglesia japonesa que se pasó a la clandestinidad en el siglo XVII durante casi dos siglos y medio».

En Japón, «los cristianos siguieron reuniéndose en secreto, cuando todos los sacerdotes fueron deportados y miles de creyentes morían».

En cuanto los misioneros volvieron, añadió el papa Francisco, «miles de creyentes» salieron de la sombra y surgió una «Iglesia floreciente».

La persecución contada día a día

A mediados del siglo XIX, cuando Japón salió de su aislamiento, la mayor parte de los documentos sobre las persecuciones estaban perdidos o habían sido destruidos.

El padre Marega juntó estos testimonios únicos cuando vivía en la isla meridional de Kyushu, antes y durante la Segunda Guerra Mundial.

Luego llevó sus «tesoros» a Tokio, y de ahí a Italia, donde falleció en 1978.

Estos rollos relatan la vigilancia metódica y los actos a los que se sometía a los cristianos, que a la mínima sospecha eran forzados a pisotear imágenes de Cristo o de la Virgen María.

Según el profesor Otomo, sólo se han abierto tres paquetes de documentos de los 20 existentes.

«Es un estudio sobre los cristianos, pero va más allá. Puede llevarnos a un eestudio sobre los intercambios culturales y sobre la forma de tratar la libertad religiosa», explicó.

Cuando tenía 20 años, el futuro jesuita Jorge Mario Bergoglio, ahora Papa, quería ser misionero en Japón, pero la extirpación de una parte de un pulmón se lo impidió.

Según la conferencia episcopal de Japón, ese país tenía 444 mil 441 católicos en 2012.

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