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sábado, 10 mayo, 2025
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Pueblos Originarios en Zacatecas entre el despojo y la violencia

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Por: MALELY LINARES SÁNCHEZ •

Cuando se habla de Zacatecas no se suele asociar directamente con los pueblos originarios. Causa curiosidad, pues en el estado existen vestigios de distintas culturas indígenas que históricamente se encontraban asentadas en el territorio; a escasos minutos del centro de Zacatecas nos encontramos con la zona arqueológica de Chalchihuites, cultura que tuvo su máximo apogeo entre el 200 y 950 dC e impactó a toda la región noroeste de México mediante la intensa actividad minera que transformó la topografía de la zona. 

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Hoy en Zacatecas hay una población de 1,622,138, de este número de habitantes hay 5,005 personas mayores de 3 años de edad que hablan alguna lengua indígena y alrededor de 1,892 son huicholes (INEGI, 2020). Esto quiere decir que efectivamente en el estado hay presencia de pueblos originarios. Sin embargo, las diversas problemáticas que persisten en el territorio afectan de manera directa a estas comunidades y las sitúan en un alto riesgo de extinción. 

El Cerro del Padre (Makwipa), ubicado en la zona conurbada de Zacatecas, es uno de los dieciséis puntos sagrados que forman parte de la ruta del pueblo huichol hacia Wirikuta en Real de Catorce. Esta zona histórica y ancestral se encuentra en grave peligro de desaparecer por los intereses de empresas inmobiliarias, que pretenden construir allí un fraccionamiento y que ha vendido terrenos para este fin, pese a la existencia de dos decretos que lo declaran como una zona natural protegida, el primero bajo la gubernatura de Lázaro Cárdenas, y el segundo expedido por Amalia García en 2009. 

Ante esta situación, periódicamente, defensores del Cerro realizan actividades en las que invitan a reflexionar sobre la importancia de este pulmón verde en Zacatecas, mediante diálogos, rituales, y sensibilización frente a la necesidad de mantener esta zona y preservar su cultura. Una de estas reflexiones tuvo lugar el pasado domingo 16 de octubre en el marco del mal llamado “día de la raza”, allí los Guardianes del Cerro, agrupación conformada por integrantes de los pueblos wixárika, otomí, mexicas, tepehuanes y nayaritas, llevaron a cabo el evento “Tukari: todos somos uno”, donde destacaron la importancia para la humanidad de preservar el conocimiento ancestral wixaritári.

Además de estas acciones, en la larga lucha por resguardar su cultura y territorio, han acudido a las respectivas autoridades e incluso enviado una petición al actual presidente López Obrador, junto a representantes wixáricas de otros estados, para que exista una instancia de representación indígena en Zacatecas y se cancelen concesiones mineras causantes de graves afectaciones ambientales. Los Guardianes temen ser despojados de este lugar sagrado, que el pasado mes de febrero fue afectado por un incendio forestal que ocasionó la pérdida de quince hectáreas de vegetación, las cuales poco a poco han ido reforestando. La propuesta, por parte de los Guardianes, es que el Cerro sea una extensión del Parque La Encantada y se convierta en un Jardín Botánico. 

Sumado a la grave problemática de despojo que amplía la mancha urbana, la oleada de violencia no les ha sido ajena. Durante 2021, seis indígenas wixáricas de Zacatecas fueron desaparecidos; tres de ellos (uno menor de edad), quienes se desempeñaban como jornaleros aparecieron asesinados; sus cuerpos con lesiones y disparos fueron encontrados en septiembre del año pasado, según informó la Fiscalía de Justicia. El número de secuestros de personas pertenecientes a este pueblo originario ha incrementado, y según se reporta, estos han sido reclutados durante los últimos años por cárteles para la siembra de amapola y obligados a pertenecer a los grupos que disputan el territorio. 

Los pueblos originarios en Zacatecas, así como en el resto de la república, encabezan una larga lucha por la defensa de su territorio ancestral mediante distintos mecanismos, que van desde la lucha jurídica hasta las acciones directas. Sin embargo, mientras persistan los intereses económicos por encima de la diversidad y la vida, uno de los últimos espacios verdes del estado y las distintas culturas ancestrales, serán solo un recuerdo de la imborrable huella ecocida.  

* Docente-investigadora, Unidad Académica 

de Ciencia Política, UAZ.

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