El viernes 14 de diciembre de 2018 el rector de la Universidad Autónoma de Zacatecas, Dr. Antonio Guzmán Fernández, se declaraba en incapacidad de realizar los pagos de salario y prestaciones de la fuerza laboral de la universidad. “Estamos en una situación muy delicada, muy frágil, y esto pone muy mal a la universidad, ya que no estamos en condiciones de pagar la quincena, ni el aguinaldo de trabajadores que ya prestaron un servicio” (“La UAZ no tiene dinero para pagar las quincenas y el aguinaldo” Imagen 15/12/18). Al final pagó la primera quincena, aunque no en la fecha contratada, y a los funcionarios nunca les pagó el aguinaldo. El líder del SPAUAZ en aquel entonces, Dr. Pedro Martínez Arteaga, sostuvo que el viaje a la Cd. de México tuvo resultados positivos. ¿Cuáles?, según dijo: “Se logró que con el préstamo de Gobierno del Estado, de 13 millones, y los 22 del SPAUAZ, se sacó la quincena” (“SPAUAZ pide al rector Guzmán no condicionar prestaciones” La Jornada Zacatecas 20/12/18). Quizá los críticos del rector actual de la UAZ, Dr. Rubén Ibarra Reyes, ya no recuerdan que la primera quincena de diciembre de 2018 se pagó con un préstamo a la universidad por parte de Gobierno del Estado y el SPAUAZ, y fue hasta el día 22 de diciembre. ¿Qué hizo aquel sindicato? Se paró a mitad de la avenida Hidalgo hasta que arribó al lugar el gobernador, Lic. Alejandro Tello Cristerna, quien atendió a todos los ahí presentes, incluidos los oportunistas. Por cierto, Martínez Arteaga acusó a sus críticos, muchos y con razón, de utilizar el logotipo del sindicato sin permiso. “Fueron los ex candidatos perdedores del SPAUAZ”, adujo. Queda claro que las gestiones se vieron afectadas por el cambio de gobierno y la gestión mediocre de algunos dirigentes. También es claro que, al parecer, los prestamos del sindicato a la rectoría se realizaban con facilidad ante la queja de unos pocos. Estos consideraban que los prestamos del SPAUAZ a la UAZ eran equivalentes a que los mismos docentes se pagaran el salario. Un error de juicio, sin duda, pero aquellos pertinaces enemigos del “autopago” ya despachan en el comité ejecutivo del sindicato. Y ante el impago del aguinaldo, no de la quincena, que llegó en tiempo y forma, los fogosos especialistas en parar el campus SigloXXIproponen que la mal llamada “Fundación para mejorar la vida de los docentes de UAZ” preste, libre de intereses, hasta un total del 60 % del aguinaldo al sindicalizado que lo solicite. Al parecer eso no equivale a que los docentes se autopaguen. Extravagante doctrina esta la del “autopago” que apela a las emociones, no a la razón, pues oculta la absoluta incapacidad de quienes sugieren esas cosas para velar por los intereses de los sindicalizados. ¿Por qué? simple, la mal llamada fundación se capitaliza a través de los prestamos que realiza para después dispersarlos entre los socios. Si se hace un préstamo a rectoría con intereses, estos se distribuyen, hay ganancia. Si se operan las cosas como se propone, nadie gana nada. La supuesta crítica hacia los prestamos a rectoría no tiene fundamento económico, no se presta a la universidad porque se quiera custodiar los dineros, sino porque se pretende debilitar por todos los medios al rector con vistas a la sucesión de mayo de 2025. Crear confusión, animar conflictos, sembrar discordia, aprovechar la desmemoria es la pretensión del actual comité ejecutivo. No hubo de su parte ni una propuesta imaginativa para exigir el pago, no se hicieron marchas, plantones, tomas del aeropuerto. Nada, el comité ejecutivo demuestra que si no puede tomar rehenes para chantajear carece de iniciativa y de ideas de lucha. Son burócratas que mandan oficios mal redactados para solicitar información irrelevante para la defensa del contrato. Lo importante es que existe un grupo, las “Delegaciones sindicales democráticas” (DSD) que ya se plantan como “grupo instituyente” en el sindicato. Como ya es moneda corriente, las universidades se pueden concebir como “aparatos ideológicos del Estado”, pues reproducen de manera determinista las directivas estatales. Desde este punto de vista los sindicatos cooptados por grupos que aspiran a dirigir la rectoría, es decir, a implementar la ideología estatal, son formas decadentes de la reproducción ideológica, pues intentan posicionar discursos ya periclitados. Para esto refuncionalizan los medios de lucha de los trabajadores como medios de propaganda política. Debido a esto se “luchó” por colocar, al margen de los sindicalizados, a la Dra. González en la mixta de admisión con singular alegría, pero no se intenta siquiera oponerse a la rectoría cuando no hay de por medio una manera de reproducir la imagen, discurso y gesticulación de la candidata. De la misma manera, la disposición arbitraria de los dineros para comprar bodegas vacías es muestra de la incapacidad de democratizar las decisiones. Son un grupo ya instituido, mientras que las DSD son una agrupación instituyente que busca devolver a los agremiados su capacidad de decisión, pues se opuso a la decisión unilateral de dejar fuera a más de 500 docentes, denunció la compra inicua del “bodegón” y exige transparencia al comité más opaco de la historia.
El SPAUAZ en su laberinto. Los instituyentes
