Zacatecas, cuna de grandes milagros populares
Con la certeza de que es una tierra pródiga en sus minas y en sus campos agrícolas y más aún, que es cuna de personajes únicos en la escena nacional, Zacatecas se erige hoy como un estado nacional donde confluyen las grandes vertientes de pobres y ricos, de ayunos y tragedias, de audacias y regresiones.
Pobreza ancestral y activación de protocolos para emerger en las posibilidades de repartir el pan y el orgullo, el hallazgo de la ciencia o la hazaña del deporte o de la sencilla poesía, de ésa que pegó grande en el corazón más pura de los vacíos, de los desesperados, de los más apartados del beneficio de vivir a costas de ser el buen ejemplo, de los grandes personajes populares en las destilerías del mezcal en Pinos Zacatecas hacia 1820, de la gente que se arrimaba a la famosa Mina del Edén a recoger a sus muertos en la tragedia de las minas anegadas o en el derrumbe, del singular aguador en los mercados públicos ofreciendo el nopal, la tuna, las ricas frutas de la zona de Fresnillo o de Juchipila.
Ricardo Monreal Ávila, sin lugar a duda, gente de Zacatecas que lidereó la hazaña, la astucia, el escándalo y el bienestar, el azoro o la nueva versión nacional de los gobernadores más jóvenes e incansables para cumplir con su cometido: modernizar, ahuyentar las pobrezas, abrir caminos, limpiar la casa, imponer cierto orden, acumular experiencias, repartir las disciplinas.
Su secretario particular fue entonces Miguel Alonso Reyes, nunca dócil pero si educado, siempre alerta, los ojos muy abiertos, viendo todo desenlace, arreando también a su grupo natural, sus células experimentando la verdadera ciencia de las operaciones de un estado en guerra permanente contra la desidia, la cobarde explicación, la ausencia de obras, es decir, hizo lo que pudo, cuando pudo y como vio caer el semblante de todos al paso de los días y los años para medir cómo actuar, qué olvidar, encubrir, mal sanar, aparentar, sin olvidar nosotros nunca que se gobiernan por un espíritu aventurero y con el control total de gobernación para que rinda cuentas claras o no tan sacudidas que convulsionaran aún más las débiles burocracias políticas en todo el estado zacatecano.
Hoy es el supremo jefe, y es atento con todos, y es parejo en apariencia pero arrastra sin duda alguna su fama de riqueza infinita mal habida, sus mansiones y predios, su indolencia criminal para erradicar de verdad a las mafias y cárteles de la droga que hoy por hoy y desde hace años merman la salud y tranquilidad de todo un pueblo decidido a ser tal cual: libre, soberano, nada hipócrita y ausente en las artimañas y negocios turbios que engendran tragedias y total inseguridad para todos.
Veamos las cosas con singular ánimo para todos: se avecinan cambios que están a la vista y se requiere de inteligencia, de seguridad en los propósitos, de convergencia en un proyecto nacional que es adecuado para que Zacatecas sea noticia nacional y mundial reportando la oxigenación a la esperanza, no lo turbio, ni lo oscuro, menos el interés personal que sólo sirve para arribar a cementerios.
Cuna de verdaderos milagros es hoy Zacatecas y sus días por venir, la lista muy apurada, la vista muy atenta, la opción muy esclarecedora. Tomen su partida. ■