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lunes, 21 abril, 2025
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La Nueva Escuela Mexicana, ¿será novedosa? 2/2

■ Lucho por una educación que nos enseñe a pensar y no por una educación que nos enseñe a obedecer Paulo Freire

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Por: RAMIRO ESPINO DE LARA •

Continuando con el análisis de lo que implica el hecho de implementar un megaproyecto como el de la Nueva Escuela Mexicana (NEM), me atrevo a asegurar -salvo opinión contraria de los lectores-, que realmente no existe un impacto favorable en la implementación de este proyecto; solamente se opera de una manera casi mecánica, en el mejor de los casos, solo se reflexiona, pero no se le generan alternativas.

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En los años 80, surgió un postulado teórico denominado “Pedagogía Operatoria”, como su nombre lo dice, era una educación meramente técnica, solo se adiestraba la memoria de los educandos, pero no se les daba oportunidad de que construyeran su propio conocimiento. Imperaba en el seno de las instituciones educativas, una práctica rutinaria, ceremoniosa, paradigmática y, en cierta medida, autoritaria; se llegaba al extremo tal, de que existían docentes estudiosos de las teorías pedagógicas que, incluso sometían a los alumnos pretextando que así lo describía tal o cual actor o tal o cual teoría. Cabe aclarar que estos no eran los principios pedagógicos de esta teoría, su fundamento lo tiene en lo siguiente: “Me lo dijeron y lo olvidé, lo vi y lo entendí, lo hice y lo aprendí”.

Todos los sexenios y sistemas de gobierno y educativos, le han apostado al cambio, cada administración lo define de manera diferente, peculiar o, según les convenga; lo han manifestado vía “reformas educativas”, les plantean propósitos, objetivos, estrategias y finalidades, pero, lamentablemente son solo cambios los que se manifiestan y, el sistema educativo requiere transformaciones profundas. De esta manera es como se han dado solamente intentos de transformación educativa, todo lo hacen desde un accionar meramente político, ni siquiera se implementa como política educativa, los actores centrales son los directivos con actitudes de poder meramente técnicos e impositores de ideologías, docentes a los que se les consideran artífices del cambio y, un discurso desde la “izquierda” donde le atribuyen o endilgan a la educación la responsabilidad de formar “mexicanos incorruptibles”.

Haciendo algo de historia, la NEM, aunque no se institucionalizó, se dio a conocer en el año de 2005, por supuesto la no institucionalización consistió en que no se incluyó en el Plan Nacional de Educación, cabe aclarar que esta propuesta de la NEM se fundamentaba en un diagnóstico, mismo que justificaba el porqué era necesario implementar este proyecto, no tuvo eco, y, en consecuencia, ni siquiera formaba parta de una política educativa; esto, por supuesto, fue un obstáculo, mismo que no permitió encarar los desafíos de la educación. La política educativa, discursivamente, hablaba del aumento de la escolaridad, y, contrario a ello, se ejecutaban acciones que desanimaban a los educandos y, resultó contraproducente puesto que se incrementó aún más la deserción escolar.

Ya en esa primera propuesta se consideraba a la NEM como proyecto para fortalecer la democracia, la equidad, la justicia y la calidad, con esto se daba el mensaje de que habría que dejar esa educación dogmática y autoritaria puesto que ésta no favorecía a la formación de ciudadanos críticos, responsables y respetuosos de la ley. Además, se proponía que las instituciones educativas deberían ser el centro de atención promoviendo la participación social y la formación continua tanto a docentes como a directivos; no aparece en el discurso la promoción de la profesionalización de la docencia, misma que, sin lugar a dudas, fortalecería en mucho al sistema educativo.

En sí, el proyecto de la NEM no tuvo éxito, y esto, obedeció a dos grandes factores: 1) no tuvo ni el más mínimo apoyo del gobierno federal, incluso, ni de la propia Secretaría de Educación Pública, dicho proyecto solo quedó en propuesta del entonces subsecretario de educación básica, situación que lo llevó a la renuncia a su cargo,  y 2) el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), solo fue comparsa del sistema de gobierno, no apoyó en lo absoluto la propuesta del entonces subsecretario de educación básica. Este proyecto fue solo una elegancia pedagógica. 

No hubo cambios en la práctica pedagógica, los docentes cayeron en un desencanto casi total, los menos seguían entusiasmados, pero con acciones profesionales de poco impacto. Lamentablemente, y sigo aludiendo al sexenio 2012-2018, una agrupación ultraderechista tuvo la “maravillosa idea” de firmar un acuerdo político al que le denominaron “Pacto por México”. Contrario a lo que debería ser el sector educativo, el Estado con este pacto maltrecho, lo que conseguía era ser el rector de la educación, situación que, llevaría más al traste al sistema educativo.

Hoy día, no se sabe bien a bien quien tiene la rectoría de la educación, discursivamente, la NEM da pauta a que cada centro educativo tome sus propias decisiones en cuanto a lo que se debe hacer para fortalecer los propios centros; no obstante, el Estado no proporciona las condiciones para que se fortalezca el sistema educativo. ¿cuáles deberían ser las principales condiciones?, estas se centrarían principalmente en dos rubros: a) la formación de profesores y, 2) la profesionalización de la docencia.

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