‘La verdad es la primera víctima de la guerra’ una frase repetida hasta el cansancio en estos tiempos de oscuridad, lo constatamos diariamente en los casos de los conflictos que anuncian los prolegómenos de una probable tercera guerra mundial, la guerra Rusia-Ucrania, y la (mal llamada) guerra Israel-Palestina (entre otros, de los 33 conflictos armados) si bien estos dos son por diversas razones conflictos ‘neurálgicos’ en la ya -ahora- extremadamente ‘critica’ situación mundial contemporánea.
En el caso del ‘genocidio continuado’ de Gaza (después de los crímenes cometidos por Hamás en el ataque del 7 de octubre), las atrocidades y crímenes de guerra que ha continuado cometiendo Israel en contra del pueblo palestino, se expresan claramente ademas del deseo de venganza (condensado en las palabras empleadas por funcionarios israelíes) del ‘castigo colectivo’, en esa ‘venganza’, ha quedado como evidencia contundente, la decidida intención de terminar la ‘limpieza étnica’ que durante décadas han venido realizando contra los palestinos, desde la Nakba (1948) -catástrofe- para imponer el proyecto sionista-colonizador contra los palestinos, proyecto que ha sido implementado de manera continua desde entonces -con ritmos y temporalidades diversas-, acelerada ahora -una vez mas- por esa suerte de “nuevo animal socialhistórico” depredador teocrático y estratocrático que, sobre la estela del sionismo, busca consolidar la extrema derecha en el poder con el régimen de Netanyahu, donde se refleja la imagen a su vez, de los regímenes con rasgos teocráticos derivados del ‘islamismo político fundamentalista’.
No puede dejar de advertirse que el ataque del 7 de octubre, se realiza -precisamente- en un momento en que era duramente cuestionada la permanencia de Netanyahu en el gobierno, ese mismo fin de semana, estaba programada la mas grande manifestación en Israel, en un proceso que llevaba ya varias movilizaciones masivas exigiendo su renuncia, ese proceso fue ‘diferido’ -o ‘desviado’- por Hamás -y los otros grupos que le secundaron en el ataque, grupos que han sido “sostenidos” por el gobierno de Israel, -permitiendo su ‘fortalecimiento’ desde Qatar y otros países, o por el mismo gobierno israelita-, como parte de una estrategia de control de los palestinos.
Entre otras de sus consecuencias posibles, no podemos saber aun, si el régimen de Netanyahu, se precipita hacia su fin, al sumarse al cuestionamiento contra su intento de eliminar la autonomía de la Suprema Corte, la acusación de incapacidad (y la responsabilidad ante) para garantizar la ‘seguridad’ de la población , ante el ataque de Hamás, o si, mediante la ‘guerra’ colmen la sed de venganza’, y de pasada… al implementar la ‘limpieza étnica y el genocidio’- conseguirán permanecer en el poder, reconduciendo -de nueva cuenta- hacia el ‘proyecto sionista del Gran Israel’, las agitadas aguas de la oposición interna (la animadversión externa que han provocado a nivel internacional, esa parece ser ya una batalla perdida, salvo que la reacción o los atentados de falsa bandera, modifiquen esa tendencia, invirtiendo el rechazo a la barbarie que hoy tiende a generalizarse, a favor de salidas ‘totalitarias’). Por ahora, intentan que las representaciones, y los afectos movilizados por la reacción bélica contra la población de Gaza, logre unir a la gran mayoría de la población israelí, en torno a la ‘comunidad imaginada’ de la nación, a la unión ‘sagrada’ -bíblica, mesiánica-, cuyo ‘cemento’ seria el odio, la eliminación del otro, y la sangre derramada de ‘nuestros inocentes’ y ‘nuestros héroes’, esas representaciones demonizando al enemigo, y justificando su destrucción, bastará para evitar la caída del régimen de Netanyahu, lograrán la adhesión de la población a sus planes, basados en la ejecución del genocidio perpetrado a lo largo de estos 43 días, contra la dos millones doscientos mil habitantes gazatíes, y a otro nivel, contra la población de Cisjordania, para responder a esas interrogaciones, deberíamos incluir en la respuesta, una atenta consideración de la larga duración histórica revisando detalladamente la historia del sionismo, y el ‘castigo colectivo’ a lo largo de décadas en contra del pueblo palestino.
Lo cierto, es que la geopolítica, la guerra, y las estrategias supuestamente “racionales” de los estrategas, y las explicaciones teóricas habituales, evidencian fuertes limitaciones, mientras la hubris, la desmesura, la demencia genocida, se despliegan sin freno, a plena luz, en un flujo continuo de aterradores ‘pasajes al acto’, evidenciando los vectores ‘totalitarios’ del supuesto dominio racional, entendida como significación imaginaria social, que constituye el núcleo del imaginario capitalista hoy dominante, para conceptualizarlo en clave castoriadiana, a mi juicio, esta interpretación y las hipótesis que permite elaborar puede desarrollarse, contrastándola con otras perspectivas, avanzando de ese modo en la elucidación -tarea para nada sencilla, que debería realizarse colectivamente- como parte de una indispensable construcción de sentido común compartido, de mapas de orientación, para pensar y actuar políticamente frente a una situación de emergencia como lo es la situación actualmente en curso abordada en esta serie de colaboraciones.
Otra vertiente de la elucidación de las consecuencias posibles de esta “guerra” tan absolutamente desigual y asimétrica, que algunos argumentan que en realidad no se trata de una “guerra”, sino de un genocidio [‘continuado’], revisemos someramente el contexto internacional, donde constatamos la existencia de coaliciones y realineamientos a medida que los de la Tercera Mundial afloran como fenómenos emergentes, ese cuadro, mas allá de la reiterada hipocresía de Tirios y Troyanos, podría situarse provisionalmente de este modo: por un lado, “Estados Unidos y el grupo de países de ‘Occidente’ que le sigue” secundando la ‘santa cruzada’ para imponer el proyecto colonial sionista del ‘Gran Israel’, en la medida en que Israel es el principal aliado y cabeza de playa de un proyecto de dominio en Medio Oriente [visible en los Acuerdos de Abraham, con los que se normalizarían las relaciones entre los países árabes e Israel, marginando a Palestina]. Una hipotesis a explorar es que se trata de una ‘estrategia’ que apuntaría a un proyecto regional -y global- mas amplio, dirigido a bloquear la expansión de ‘la ruta de la seda’ impulsada por China, apoyada en Irán y otros países que forman parte ya -o que podrían integrarse en- esta otra ‘coalición’, cuya rivalidad frente a la encabezada por la potencia norteamericana -y ‘por Occidente’-). El ataque del 7 de octubre de Hamás, ha desestabilizado ese proceso de ‘normalización’, aunque existen analistas que consideran posible que se reanude ese proceso, después de que concluya no sabemos de que modo, la ‘solución’ israelí’ con respecto a Palestina, que parecería destinada a seguir un curso de acción, que, ante la sucesión de los acontecimientos recientes, solo podemos pensar -por desgracia- en la ‘lógica de lo peor’.
Falta incorporar otras dimensiones y elementos para avanzar en la construcción de estos provisionales y toscos ‘mapas de orientación’, que continuaré en la siguiente colaboración. Pero no puedo terminar sin insistir en la urgencia de concentrar nuestros esfuerzos -individuales y colectivos- en torno a objetivos bien definidos, luchar en torno a lineas de acción compartidas [donde las tareas teóricas -y de elucidación permanente- son igualmente indispensables y relevantes, como parte de las tareas del pro-común], centrándonos en ejercer la mayor presión posible -a nivel local, nacional e internacional-, sobre los gobiernos propios y ajenos -en los distintos niveles-, con la mira puesta en conseguir que se establezca un alto al genocidio ‘continuado’ contra la población palestina y mas allá, a favor de una paz instituyente.