• Obras de compositores de Francia, Austria y México conformaron el repertorio
• Fue la segunda audición del Festival Internacional de Música de Cámara Zacatecas 2013
Tocó a los Cameristas de México, conformado para esta ocasión por cinco alientos y piano, ofrecer el segundo recital dentro del Festival Internacional de Música de Cámara Zacatecas 2013, que se lleva a cabo en el teatro Fernando Calderón como principal sede, y que concluirá el próximo día 27. El programa de la noche estuvo conformado por obras poco difundidas que fueron del modernismo a la música contemporánea mexicana.
La primera creación de la noche fue Sextour, para piano, flauta, oboe, clarinete, fagot y corno, en sus tres movimientos: Allegro vivace, Divertissement y Finale, del compositor francés Francis Poulenc (1899–1963), obra que se caracterizó por ofrecer tesituras capaces de llevar a su público a la evocación de momentos procedentes de su más remota infancia, alternados con la melancolía de los tiempos vividos. Se trata de una obra ambivalente que oscila entre lo fresco y lo nostálgico.
Sextour dejó en el público que se dio cita en el recinto un ambiente de agrado y disposición, para disfrutar al máximo la velada que, de antemano, se sugería prometedora. La siguiente composición ejecutada fue la del sonorense Arturo Márquez (1950), intitulada Danza de mediodía, para quinteto de aliento, misma que dejó a los asistentes sentir la calidez y la pasión que caracterizan a las obras creadas por el autor del internacionalmente conocido Danzón número 2. La cadencia de la danza provocó que más de tres se mecieran discretamente en sus asientos al ritmo de la melodía, mientras otros se sorprendían de las infinitas posibilidades de experimentación y re-invención que ofrece un estilo tan popular en el país, como lo es el danzón.
Tras de un breve intermedio, los maestros integrantes del ensamble ocuparon sus asientos y se dispusieron a interpretar la tercera y última obra de la velada, la cual fue Sexteto Op. 6, en sus cuatro movimientos: Allegro moderato, Larghetto, Gavote y Finale, vivace, autoría del compositor austriaco Ludwig Thuille (1861 – 1907). Una obra bastante interesante que se caracterizó por los diálogos entablados entre los alientos y el piano, mismos que iban de lo lúdico a lo dramático. Cabe señalar la intensidad, en ocasiones siniestra, que brindaba el piano cuando pasaba a un segundo plano. La obra es poseedora de una energía subyacente, velada, que mantuvo al respetable al filo de sus butacas.
Esta segunda audición del Festival Internacional de Música de Cámara, que organizan de manera conjunta el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) y la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ), permitió conocer más a detalle el carácter y la personalidad de los alientos participantes, a saber: flauta, a cargo de Mercedes Smith; oboe, interpretado por Pedro Díaz; clarinete, ejecutado por Luis Humberto Ramos; fagot, por David Ball, y corno, tocado por Edmund Rollet, así como una faceta más de las infinitas posibilidades del piano, ejecutado por Józef Olechowski.
Cabe recordar que este festival inició con un recital a cargo de Castalia Ensamble Música Antigua, mismo en el que emergieron, al comienzo, las notas de la Sonata en trío en Do menor GraunWV avVX19, en sus tres movimientos: Adagio, Allegro ma non molto y Allegro, atribuida a Johan Gottlieb Graun (1703–1771).
Ante un teatro a tres cuartos de su capacidad pese a la pertinaz lluvia, el recital continuó con la Sonata en trío en Do mayor, Op. 2, No. 2, de Nicola Porpora (1686 – 1768), ejecutada en sus movimientos Adagio, Allegro, Affetuoso y Allegro, para dar paso a la Sonata en Sol mayor Op. 2, No. 12 Ciaccona, de Arcangelo Corelli (1653 – 1713).
En seguida, el ensamble hizo un breve intermedio para continuar con la segunda parte de la audición, conformada por la Sonata en trío en Fa mayor H. 576, en sus movimientos Allegro, Andante y Allegro, autoría de Carl Philipp Emanuel Bach (1714 – 1788), y concluir con la Sonata en trío en Sol menor Op. 2, No. 5, autoría de Georg Friedrich Händel (1685 – 1759), en sus movimientos Adagio, Allegro, Andante y Allegro.
Vale mencionar que el recital resultó ser un viaje a través del tiempo a uno de los periodos más interesantes en la historia del arte: el barroco.