Este 17 de mayo, se cumplieron tres décadas de conmemorarse el Día Internacional contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia, en la fecha en la que se eliminó la homosexualidad de la lista de enfermedades mentales.
A pesar de este avance, de acuerdo a la Comisión Nacional para Prevenir la Discriminación, las personas de la diversidad sexual y de género son el grupo poblacional más discriminado en México.
Este grupo poblacional, enfrenta discriminación en todos los ámbitos de su vida: insultos y acoso, agresiones físicas, homicidios, feminicidios y transfeminicidios; falta de acceso a la justicia; negación de oportunidades de desarrollo personal y profesional; acceso limitado a servicios de salud; y falta de reconocimiento del matrimonio igualitario y a las familias diversas, entre otras barreras.
En este contexto, las personas defensoras de los derechos humanos de la comunidad LGBTTTIQ+ en Zacatecas afrontan grandes retos para acceder al reconocimiento y ejercicio de sus derechos, y a la igualdad real de oportunidades.
CEDA Diversidad Sexual, es un grupo de activistas conformado por jóvenes estudiantes de la Unidad Académica de Psicología, que con edades de entre 19 y 20 años, han asumido la tarea de educar y sensibilizar a las personas de la comunidad universitaria, sobre los efectos de la transfobia, homofobia y lesbofobia.
Este camino lo emprendieron a raíz de actos de discriminación por parte de un profesor universitario. Jade Lucyan Malak, Alex Valdez y Reese, explican que, aunque no consiguieron del todo que se sancionara al docente que incurrió repetidamente en afectar de forma personal y académica a Jade (negándose a pasarle lista, llamándola “Señorito” y mandándola a presentar examen extraordinario sin justificación), el colectivo sigue denunciando la transfobia y transexclusión en los espacios universitarios; su activismo es constante y fértil.
Los profesionales que brindan atención psicológica deberían estar especialmente sensibilizados a los duros efectos de la estigmatización y la discriminación hacia las personas LGBTTTIQ+, consideran Jade, Alex y Reese, y lamentan que este no sea el caso en la Unidad Académica de Psicología de la UAZ, donde han obtenido apoyo, pero también cotidianas muestras de rechazo, exclusión y burla, por parte de alumnos, maestros y trabajadores.
Durante la instalación que realizaron esta semana para visibilizar ante la comunidad de Psicología UAZ, los efectos de la discriminación a las personas de la diversidad sexual, este colectivo de activistas colocó bolsas negras que representaban “lo que nos puede llegar a pasar… pusimos bolsas de basura simulando a una persona trans, simulando que le habían asesinado con la frase machito con falda”.
“Pusimos alrededor frases que nos dicen: transformer, joto (…), y también pusimos prendas distintivas de nosotros… Queremos darles ese golpe de realidad, de que el activismo es un camino muy duro, porque estamos muy expuestos”, explica Alex Valdez.
Para las personas transgénero especialmente, el acceso a baños neutros constituye un derecho que los puede proteger de eventos de acoso, discriminación o violencia; además de que implica una manifestación básica de respeto a su identidad, autonomía y dignidad.
Por lo anterior, el Colectivo Estudiantil Diverso Autogestivo (CEDA), logró la instalación del primer baño neutro dentro de la Universidad Autónoma de Zacatecas, con el apoyo del actual director de la Unidad Académica de Psicología.
Alex Valdez relata que, previo a la existencia de este baño, él se veía obligado a acudir a los sanitarios de la tienda Aurrera que se encuentra sobre Avenida Universidad. Existen además estudiantes que no son trans y se benefician de este baño neutro, como aquellos cuya figura personal es andrógina, comenta Jade, quien vio llorar de la desesperación a uno de sus amigos al no poder hacer uso del sanitario por el miedo de recibir acoso o burlas.
Organizar ferias de la salud, jornadas culturales, realizar un censo de las Unidades Académicas que requieren baños neutros, vincularse con otros colectivos que luchan contra la discriminación y expandir este colectivo para incluir a todas las personas LGBTTTIQ+ en la comunidad estudiantil de la UAZ, son los pendientes que este joven grupo de activistas se proponen lograr, en su búsqueda de garantizar los derechos humanos de las personas de la diversidad sexual dentro de la Universidad; un espacio en el que se les ha excluido por demasiado tiempo.