■ El Mirador de Heródoto
Con aplausos y un “hasta siempre” la Universidad Autónoma de Zacatecas despidió el cuerpo del emblemático fotógrafo y maestro de fotografía Eduardo Román Quezada El Torque, posterior al homenaje que se le realizó el pasado 13 de febrero en el patio central de Rectoría lugar donde tantas veces convivió con sus compañeros y amigos.
No hay ser humano que al que no le fascine congelar una imagen a través de una fotografía y verla años después. Y es porque la fotografía es una forma de escribir con luz. Consecuentemente está relacionada con la memoria y con el paso del tiempo. Fotografiar es una forma de detener el tiempo. Así las cosas, la obra de El Torque es una escritura artística de la UAZ y de Zacatecas. Las imágenes que logró extraer de lo común, son elevadas al estatus de lo extraordinario; y eso no es fácil, como tampoco lo es apreciarlo. A ese grupo de talentosos videntes de lo escondido perteneció El Torque.
Contemporáneo de Cuauhtémoc Padilla Bernal, El Inge; Javier Ponce Torres, El Ponce; de Víctor Hugo Rodríguez Bécquer, El Bécquer, de Abel García Guízar, El Amigo Abel, entre otros, que allá por los años 70 del siglo pasado se reconocieron mutuamente con afinidades inicialmente culturales, luego laborales, invariablemente sociales -de todos colores y sabores- y las más vinculatorias, las amistosas. Estas últimas se evidenciaron de manera contundente en los diferentes espacios donde se despidió a este notable fotógrafo apasionado de su quehacer.
Con sus cámaras fotográficas escribió la historia de los últimos cuarenta años de nuestra “Amadísima”.
Desde mi perspectiva, predecible para quienes me conocen, El Torca, siendo hijo de boticario -don Cayetano Román Sánchez-, no podía ser sino, en orden cronológico, buen hijo, ciudadano ejemplar y un gran hombre experto en el buen ser y buen hacer. Si todas sus valiosas cualidades profesionales y humanas se conjuntaran en una, ésta sería la generosidad. Su madre doña Porfiria Quezada Escobedo, lo dio a luz en Juchipila, Zacatecas, el 26 de enero de 1952.
Se integró a la incipiente UAZ a cursar la preparatoria que concluyó en 1971. Las semillas de cambio social sembradas en la UNAM tuvieron repercusión aquí, donde un conjunto de inquietos estudiantes nutrieron el ideal de construir bienestar social y de enriquecer algunas expresiones culturales permeadas de rebeldía juvenil. Así surgieron grupos y talleresde diversa índole con los que El Torque convivió: uno musical, el Huayrapamuschka; teatral de Alberto Huerta, donde el actor de una y mil representaciones Román Quezada se hizo de su mote El Torque; de poesía, con El Bécquer, y de fotografía, con El Inge Padilla con quien cultivó una amistad de toda la vida y compartió su fascinación por esa ciencia. Así, a fuerza de constancia, espíritu creador y luz, hizo del celuloide y las sales de bromuro de plata, la esencia de su vida.
En el rubro de su formación profesional, a sí mismo se denominó “prófugo” de las carreras profesionales cursadas en la UAZ, como Economía, Derecho y Humanidades. Enamorado del arte fotográfico, en 1989 cursó la maestría en Fotografía en Kodak Mexicana, grado del que no alardeó, como tampoco lo hizo cuando recibió diversos premios y reconocimientos. Puso siempre su trabajo profesional por delante y su deseo de trasmitir lo mejor de su valioso saber, a la nueva generación de aspirantes a fotógrafos, en el Taller de Fotografía de la UAZ, del cual fue coordinador.
Su fallecimiento deja una profunda huella dentro del ámbito fotográfico estatal. Sin embargo, ante su partida se aviva la importancia de su legado reconocido por personalidades como los ex rectores de la UAZ, Jesús Manuel Díaz Casas y Rogelio Cárdenas Hernández; el cronista de Zacatecas, Manuel González Ramírez; artistas y promotores como Alfonso López Monreal, Martín Ocampo, Esther Cárdenas, David Díaz, Jaime Robledo; universitarios y amigos como Francisco Valerio, David Eduardo Salinas, Benjamín Arellano, Jesús Gamboa Robles, Gabriel Solís, Eva Gaytán López, Heliodoro Flores, Pablo Quezada, Jesús Zúñiga Teniente y más.
Su esposa Rosario Carlos Ruedas y sus hijos Jaime y Julio César fueron los primeros en hacer la guardia de honor junto al féretro. La continuó una hilera interminable de universitarios y zacatecanos. Su cuerpo fue despedido entre aplausos y con las emotivas palabras de Abel García Guízar, Cuauhtémoc Padilla, Jaime Robledo y el coordinador del Área de Arte y Cultura, Alfonso Vázquez Sosa, como representante institucional. Sus participaciones, las opiniones de otros amigos y más anécdotas, las tienen a disposición en la Crónica Universitaria.
¿Qué representa Eduardo Román Quezada El Torque en la historia contemporánea de la UAZ? Si bien sus archivos fotográficos lo colocan como figura clave en la evolución de la fotografía en Zacatecas. La valoración de su legado no puede pasar por alto su generosidad, su desapego a lo material y su amor por la UAZ, por su familia, sus compañeros y la sociedad.
Se fue el maestro de la creatividad en la fotografía, nos quedan sus destellos de luz y su calidad de universitario. ■
Así se observa el mundo desde el Mirador de Heródoto.
*Cronista de la UAZ