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martes, 22 abril, 2025
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X Encuentro de organizaciones que acompañamos a familiares de personas desaparecidas

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Por: RICARDO BERMEO • admin-zenda • Admin •

El pasado lunes 12 y 13 de diciembre, nos volvimos a encontrar  por décima ocasión, organizaciones que acompañamos a familiares de personas desaparecidas,  en  diversos estados del país, Nuevo León, Tamaulipas, Chihuahua, Sonora, Coahuila, Baja California, Sinaloa, Veracruz, y Zacatecas, después de un periodo de cerca de 8 meses, del último encuentro.  Gracias a la generosa invitación de CADHAC.

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Para dar una idea del tipo de actividades que realizamos durante estos encuentros,  describiré la orden del día que seguimos, en este último: primero se revisa el cumplimiento de los acuerdos establecidos en la reunión inmediata anterior; pasamos, luego,  a una exposición de la situación que prevalece en las diversas entidades federativas en las que los participantes desarrollamos nuestras actividades de acompañamiento; durante esta puesta en común de los respectivos contextos, se van perfilando problemáticas compartidas, o exposiciones sobre cuestiones específicas relacionadas con la desaparición  forzada;  después  dedicamos un tiempo a  “tallerear” un tema específico, en esta ocasión el tema de seguridad para los defensores de derechos humanos en riesgo, y se propone el contenido para elaborar un breve texto.  Al día siguiente, una parte del contenido de lo abordado el primer día, se destina  a transmitirlo a la opinión pública, a través del comunicado en la -ya habitual- rueda de prensa;  y,  para terminar, se sintetizan  los temas abordados para definir un conjunto de  nuevos acuerdos en los que trabajaremos  en los meses que transcurrirán hasta la próxima reunión: cerrando, por último, con  un ejercicio  en que intercambiamos nuestras valoraciones personales sobre lo que hemos compartido a lo largo del encuentro.

Es difícil describir el conjunto de afectos, representaciones,  las proyecciones hacia lo por venir, que  se ponen en juego  durante estas reuniones. A ellas contribuye el  recorrido  previo de los años anteriores,  nueve encuentros, en que lo hecho,  desemboca en esta décima ocasión, proyectándose en lo  por hacer.

Un tema que ha tenido especial relevancia, está relacionado con las amenazas y agresiones, que se han concretado en algunos casos,  especialmente contra cinco defensores, presentes en el encuentro, (3 compañeros y 2 compañeras), que incluso se han hecho extensivas a los propios familiares (como en el caso de Martha Solórzano, en San Luis Rio Colorado, Sonora). Todo ello,  ha ido tejiendo una serie de afectos, (philia), basada en el reconocimiento y  el respeto recíprocos, que se traduce en una escucha, atenta al otro (otros), en un aprendizaje mutuo,  que potencia las capacidades de cada quién, y que,  sirve para avanzar en el proceso de construcción de nuestra identidad y nos conduce a profundizar nuestros compromisos, vinculados con la defensa de los derechos humanos. Es una verdadera escuela de paz.

La característica distintiva de esta red no red, (así la llamamos)  ha sido justamente, que se trata de un espacio que ha logrado tener continuidad, que ha resultado ser extremadamente útil en la formación de sus integrantes, especialmente de quienes teníamos menos experiencia -y tiempo- dedicados a esta labor, (hay quienes tienen 30 años, otros, como es mi caso, solo 6)  al mismo tiempo, que sirve de tejido de apoyo mutuo, así como de “puente” para establecer relaciones con organismos nacionales e internacionales.

En este X encuentro, varias preocupaciones fueron motivo de reflexión: una de ellas giraba en torno a la extensión, o no,  de las facultades para la actuación de las fuerzas armadas, en labores de seguridad pública. Un tema muy complejo y que se encuentra actualmente en el centro del debate nacional. Aquí, me parece muy importante resaltar, un punto que se especificó  claramente en la rueda de prensa, aunque luego no fue retomado por los medios que le dieron cobertura al evento. Es prácticamente de sentido común, que no se trata (en absoluto) de retirarlas de inmediato. Es evidente, que se generaría -de ese modo-, un vacío de seguridad, que tendría consecuencias aún más negativas. Bien entendido, se trata de trabajar (gobierno y sociedad civil, junto  con organismos internacionales especializados en este rubro, como la propia ONU, entre muchos otros), con todo el empeño que el tema amerita (la realidad del país es sangrante, y por ello, es la principal preocupación ciudadana), para que las policías de los tres órdenes de gobierno, estén debidamente acreditadas y capacitadas, y, para que funcionen  con los controles democráticos necesarios, para terminar efectivamente con la inseguridad que parece auto-perpetuarse en esta suerte  de “criminalidad institucionalizada”, que en lugar de erradicar a la delincuencia organizada, la convierte en endémica.  Para ello se necesita establecer un calendario, con fechas que se ajusten a la situación concreta de cada una de las entidades federativas.

Volveré sobre otros temas abordados en este X Encuentro.  Especialmente el de los efectos esperados de las deportaciones en el vecino país, y sobre las posibles vías para solidarizarnos con ellos. ■

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