■ “Vituperado por quienes no coincidieron con él y elogiado por quienes estuvimos con él”: Cárdenas
“Licenciado Pérez Cuevas, aquí tú fuiste primero/ porque aquí tu despropiaste a todo gran ganadero/ no se te puede negar que tu naciste en Guerrero”. Así reza el corrido La fundación de Los Rancheros de Alfonso Sánchez López, que registra la toma de tierras por parte de integrantes del Frente Popular de Zacatecas (FPZ) en 1975. El tema alude al liderazgo de Jesús Pérez Cuevas, académico y luchador social, de quien se cumplen este 17 de octubre, 15 años del deceso.
Del maestro rural y economista nacido en Apaxtla, Guerrero, llegado a Zacatecas en 1969, y que en vísperas de su muerte estaba por cumplir 62 años, comenta Andrés Martínez Ortiz: “Pérez Cuevas estaba convencido que los grandes problemas se tenían que resolver por la gente organizada. A eso le apostó”.
La organización de campesinos y colonos, “de los desposeídos para que cambiaran el rumbo de la historia, esa fue su gran osadía. Los que no tenían nada y que habían sido pisoteados y no tenían tierra, Pérez Cuevas los conduce y los organiza para que se den cuenta que son el motor de la historia” como expresión de la lucha de clases.
Martínez Ortiz, quien se vinculó al Frente Popular de Lucha de Zacatecas en 1975, observa sobre lo ocurrido aquellos años: “no hubo un triunfo más grande en el proceso de afectación de tierras en todo el país, que lo ocurrido en Zacatecas”. En gran parte debido al liderazgo de Jesús Pérez Cuevas sobre el Frente Popular de Zacatecas y posteriormente, de la Organización de Izquierda Revolucionaria Línea de Masas.
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Fueron miles y miles de hectáreas, señala, “todavía no hacemos el recuento”. Menciona al respecto los casos de Trancoso, Casablanca, Pozo Hondo, La Boquilla, La Quemada y Los Rancheros, localidades ubicadas en diferentes municipios del estado de Zacatecas.
En el estado, había expedientes acumulados y rezagados con hasta 40 años en la Secretaría de la Reforma Agraria, precisa.
“Hay que recordar que aquí teníamos latifundios muy poderosos de los Ibargüengoytia, que aquí tenían 125 mil hectáreas. Estamos hablando de los López Howard, de los Sescosse…que ahora sus hijos están como funcionarios públicos. Sus papás fueron los grandes latifundistas que tenían dos o tres vacas en 100 hectáreas”.
Los campesinos y colonos a través del Frente Popular de Zacatecas donde confluyeron militantes del Partido Comunista, del Partido Revolucionario de los Trabajadores y gente sin partido, “les arrancaron” esas tierras, no fue una concesión de Luis Echeverría, Augusto Villanueva o Pámanes Escobedo, señala.
La posesión latifundista era ilegítima, “estaban fuera de la ley, de acuerdo a la Constitución de 1917”.
Se generaron también con la movilización social que involucró, dice, a un pequeño sector de la UAZ, una serie de nuevos asentamientos urbanos, entre ellos, las colonias Camilo Torres, Lázaro Cárdenas y Francisco E. García.
Para Rogelio Cárdenas Hernández hablar de Pérez Cuevas es hacerlo sobre una persona “muy polémica y muy vituperada por quienes no coincidieron con él, pero también muy elogiada por quienes estuvimos con él”.
El ex Rector de la Universidad Autónoma de Zacatecas refiere al guerrerense como “un gran luchador social”, líder del FPZ, donde comenta, “me hice militante de la izquierda social, eso soy”.
Pérez Cuevas era una persona que no se negaba a enseñar, aunque para ello, a veces hacía uso de los métodos “más primitivos para obligarte a leer”.
Se le recuerda tanto por Martínez Ortiz como por Cárdenas Hernández, como un hombre disciplinado en el estudio y un académico sólidamente formado en materia económica.
“Él nos ponía a estudiar, a subrayar palabras que no conocíamos y luego buscarlas, y demás. Hasta escuchar con mucha atención las explicaciones de las doctrinas económicas del mundo, porque él nunca renegó de sus profesiones”, tanto la de maestro rural como la de economista o líder social, “todo lo mezclaba, por eso fue tan polémico”, pero era también un hombre del que se podían aprender muchas cosas, dice Rogelio Cárdenas.
Andrés Martínez lo identifica como un marxista “bien formado” capaz de sostener diálogos con Arnaldo Córdova, Enrique González Rojo o Charles Bettelheim, cita a algunos, y comenta que destinaba entre el 50 a 80 por ciento de sus recursos para adquirir libros.
Su biblioteca estaba conformada por miles de volúmenes estratégicamente seleccionados para que la teoría sostuviera la práctica. “Pérez Cuevas no toleraba la flojera académica ni la flojera revolucionaria”, dice.
Rogelio Cárdenas habla de “muchos Peréz Cuevas”, esto es, el que su actuar se expresó en diferentes liderazgos.
Al iniciar en Zacatecas su vida académica se exhibió como un economista capaz. En ese contexto no hacía “grilla”, la que destinaba solo para la lucha social fuera de la institución.
Aquí Cárdenas Hernández reconoce una de las herencias de Pérez Cuevas, de quien dice, distinguió perfectamente que en la Universidad la única forma de legitimarse era siendo buen académico.
Después de ello, habría, según su visión, que dedicar a la lucha social estos conocimientos pero también parte de los recursos, pues era también un hombre desprendido, comenta.
En 1976, al momento en que la “Universidad fue atacada por la derecha”, habla del episodio de la toma de la Rectoría, muchos de los universitarios centraron su atención en defenderla, “y ya nos gustó la miel y se acabaron los liderazgos”. Se volvieron “grillos” ahora pero al interior de la institución, dice.
Allí aparece “otro” Pérez Cuevas que a la par de la lucha social que nunca abandonó, se veía desgastando por lo que ocurría al interior de la UAZ.
“Hacía muchos corajes con la gente de la Universidad que ya éramos más reticentes a andar en la lucha social porque había que cuidar que el sindicato, y que las direcciones, y que la Rectoría”.
“Fuimos probando ese tipo de poderes minúsculos y terminaron muchos alejándose de la lucha social y en consecuencia de Pérez”.
Al economista se le derrotó sólo cuando la gente rehuyó el debate con él, dice. En las asambleas “le hacían mayorías. O sea, para que batallo yo con Pérez Cuevas si sé que en lo teórico me va a ganar, mejor le hago mayoría y le gano”. Este problema, dice, persiste en la izquierda actual, “porque no hay quien debata por miedo”.
Rogelio Cárdenas Hernández, quien tuvo gran cercanía con el maestro al que incluso asiló en su casa una temporada especialmente álgida de la lucha, quiso compartir otra expresión del espíritu del líder social.
Ya enfermo de los riñones tuvo que ser operado en Torreón, donde uno de sus hijos le donó uno de sus órganos. A los dos meses de su estancia en el hospital ya había formado un grupo de personas que compartían el mismo padecimiento.
“A mí me tocó ir a visitarlo y me quedé sorprendido del tipo de reuniones, el tipo de análisis que hacían” estas personas que habían tenido un trasplante “pero seguían viviendo, y con ganas de cambiar el mundo. Ese era Pérez Cuevas”.
Para Andrés Martínez Ortiz, quien conoció al maestro desde que estudiaba la secundaria, y que fuera su maestro en la Escuela de Economía, Pérez Cuevas fue un hombre revolucionario, un marxista ortodoxo. Creía que dentro del sistema capitalista había capacidad para desarrollar las fuerzas productivas y las relaciones de producción, “y había que encontrar esa forma de cómo terminar ese acuerdo” para que viniera la época de la revolución social.
Luego de haberse conseguido lo que el corrido de Alfonso Sánchez López llama “la despropiación de tanto gran ganadero”, Pérez Cuevas analizó y propuso formas organizativas ejidales distintas al ejido propuesto por el Estado mexicano.
“Tenemos constancia por escrito y se los proporcionaremos en su momento para que vean que no fue algo espontaneo”.
Se tenía un proyecto para consolidar un proceso productivo dice Andrés Martínez, “no andar como ahora mendigando despensas. Desafortunadamente pidiendo limosnas. No, no, los ejidos nuevos, los nuevos centros de población tenían pozos, tractores, cientos de hectáreas. Los hombres y mujeres estaban jóvenes, nunca nos imaginamos que llegarían a ser limosneros de hoy en día”.
Martínez Ortiz recuerda que presto a festejar su cumpleaños 62, el maestro Pérez Cuevas había convocado a sus gentes a celebrarlo con un pozole blanco estilo Guerrero, el deceso no obstante lo sorprendió un día antes de que esto pudiera suceder.