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lunes, 21 abril, 2025
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80 años de Reinaldo Arenas

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Por: ANA LILIA FÉLIX PICHARDO* •

La Gualdra 583 / Reinaldo Arenas / Literatura

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Recibo las carpetas de la universidad de Princeton con los archivos de Reinaldo y me conmuevo. Su letra, sus borradores y la tinta tachando palabras, agregando otras o recomponiendo los puntos, comas y paréntesis. Este julio, Reinaldo, Rei, el rey, cumpliría 80 años. En un artículo del 2020, Carlos Velazco recupera de una conversación con Dulce Ofelia, tía de Reinado, que el nombre de nacimiento fue Raineldo y no Reinaldo: Raineldo Fuentes Rodríguez.[i] Para parirse a sí mismo como escritor, Raine se cambió el nombre a Reinaldo Arenas, el nombre borrado y perseguido sería ése.

Antes que anochezca es un documento biográfico que no deja de chorrear imágenes poéticas en una narrativa que bordea los márgenes entre lo literario y lo histórico. Cabrera Infante la definiría “es una memoria, que es una fusión de la ficción y una vida que imitó dolorosamente a la ficción: esa realidad atrofiada que es su última fuga. Una fuga a una sola voz”.[ii] Mi entrada al universo areniano, como la de muchos, fue por esa tela porosa que es la autobiografía. Me quedé perpleja, sin saber qué hacer con todo ese imaginario sexual cuyo escenario de fondo es la distopía fragmentada con la que crecí como posibilidad de otro mundo, uno mejor. Confieso ahora mi obsesión por deshilar ese mundo y que también lo que me persigue es la culpa. Arenas se suicidó un año antes de que yo naciera y en mi casa, llena de libros de escritores latinoamericanos, nunca iba a encontrar sus novelas. Si alguna vez su nombre apareció en alguna conversación, entendí con una palabra que estaba en la categoría indeseable, un contrarrevolucionario, un vulgar mentiroso, un escritor gusano. Ahora lo busco entre papeles mecanografiados y garabatos de palabras, entre archivos dispersos y personas aleatorias que guardan sus fotografías sonriendo o con el culo al aire.

Por muchas otras vueltas posteriores, siguiendo deliberadamente una serie de caminos heréticos, me vi como Alicia entrando por el espejo de una realidad fantástica/maravillosa, porque, acallando el ruido que gira en torno a Reinaldo, hay en su narrativa una barroca exposición de lo real maravilloso americano. Celestino antes del alba aparece como una premonitoria alegoría de la escritura como resistencia frente al poder. La autobiografía se fragmenta en la Pentagonía y con otras no tan sutiles huellas en la obra íntegra de Arenas, como sus cartas personales, sus testamentos, su ensayos y crítica literaria, su poesía. Todas partes de un todo donde subyace el cuerpo en fuga, entre el exilio interno y la persecución.

En la totalidad de su obra, la vida del escritor se desdobla para exprimirse como un leit motiv in extenso que dialoga con temporalidades que no son la propia. Reinaldo es un contemporáneo, a la manera en que Agamben[iii] desarrolla el término, un incómodo e incomodado de su tiempo, que es capaz de vivir dentro de esa realidad y criticarla sin abstraerse ni alienarse.

Reinaldo Arenas (Cuba, 16 de julio de 1943-Estados Unidos, 7 de diciembre de 1990)

En Celestino, encontramos al Arenas que se abre en la autobiografía para hablar de la infancia bucólica y la sexualidad desbordada en cada aspecto que rodeó sus años infantiles. Esa precocidad erótica es una potencia en Reinaldo como personaje histórico, con una mirada que pervierte lo que observa, porque es capaz de torcer el lente e imaginar hacia donde se vuelca, por ejemplo, la utopía naciente celebrada por la intelectualidad de América. Ese ver y vivir fuera de foco como forma de estar en el mundo ha sido interpretado como una epistemología queer, no únicamente por el homoerotismo areniano de su vida y obra, sino por la forma de enfrentarse a la solemnidad del reordenamiento de lo caribeño/carnavalesco que tuvo lugar posterior al triunfo de la Revolución. Yo lo pienso como una barroca existencia que se recrea como una tonalidad pícara e irreverente siempre, no sólo fustigadora del poder, sino de todo, hasta ser un burlesco de sí mismo.

Arenas escribe su propia existencia como una comedia del arte con matices caribeños, caricaturizando a todo personaje de su imaginario social. No lo veo como un resentido que se amargó la vida denunciando al régimen cubano por el autoritarismo y la persecución de la disidencia. Como intelectual comprometido políticamente se posicionó con claridad frente a la narrativa revolucionaria, tratando de develar la ficción contenida en el metarrelato del Hombre Nuevo. Expulsado de la polis y lanzado a la periferia real y simbólica por su forma de vivir y escribir, Arenas grita contra el dogma y sobre todo contra el silencio que envolvió la persecución y encarcelamiento de los homosexuales y escritores no alineados a la estética revolucionaria.  Sin embargo, su labor de escritura, reescritura y labores editoriales, así como su crítica político-estética tienen como centro germinal la creación literaria y le defensa de sí como escritor. La necesidad de libertad no es más que la búsqueda  y lucha por existir siendo lo que se es, dentro de cualquier paradigma político y frente a cualquier régimen al que se hubiera enfrentado.

Ojalá Reinaldo me mande desde los mictlanes maricas donde se encuentre una carta reclamando por lo que nos atrevemos a decir sobre él y lo que ando interpretando de la Pentagonía en la tierra del exilio de Perlongher, a donde no consiguió venir a visitarlo a pesar de la invitación del argentino. De Néstor y esa maravillosa carta al Rey, me robo estas palabras:

 

TU LIBRO ES UNA MARAVILLOSA MARAVILLA. Demoré un poco en el intento de transmitirte, con la minuciosidad meandrosa que merece, mi regodeo. Sólo dos o tres cosas (como Godard, que «sé de ellas»), su escritura es, en sí, un virulento sabotaje al infierno que desmonta (que es «aquí donde estamos», cita Donoso). Sospecho -y esto habría que desgranarlo- que esa barroquización ecléctica (me gustó 10 que dices del eclecticismo en una entrevista – a Rita Molinero) socava, desmenuza, chotea, la gravedad monofónica de la burocracia encastrante: no es apenas, intuyo, una cuestión política o policial, sino un problema de estilo. […] Te admiro, como un espejo que se unta.[iv]

 

 

 

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/583

 

 

[i] Velazco, Carlos, “Reinaldo Arenas como Raineldo Fuentes”, La Santa Crítica, 25 de junio, 2020. Consultado 14/02/2022 en: https://lasantacritica.com/general/reinaldo-arenas-como-raineldo-fuentes/

[ii] Cabrera Infante, Guillermo, “Reinaldo Arenas o la destrucción por el sexo”, en Vidas para leerlas, España, Extra Alfaguara, 1998, p. 116.

[iii] Agamben, Giorgio, O que é o contemporâneo? e outros ensaios, Trad. Vinicius Honesko Nicastro, Chapecó, Argos, 2009.

[iv] Perlongher, Néstor, Comunicación personal a Reinaldo Arenas, SP, Brasil, 1985. Copy Right y consulta en: Special Collections, Princeton University Library.

 

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