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sábado, 10 mayo, 2025
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Bienvenidos cronistas de México, hacedores de la Memoria Histórica (primera de dos partes)

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Por: UZIEL GUTIÉRREZ DE LA ISLA* •

  • El mirador de Heródoto

Del 16 al 20 de julio del presente año, se realiza en Zacatecas, el Congreso número 37 de la Asociación Nacional de Cronistas de Ciudades Mexicanas (Anaccim), dando marco a la continuidad del programa de la conmemoración del Centenario de la Toma de Zacatecas. Pretexto útil para saludar desde esta columna a los responsables de la elaboración, resguardo y difusión de la Memoria Histórica de nuestro México.

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Como introducción, es de señalar que el concepto de cronista y su quehacer, es difuso en el contexto social y profesional, pues, en tanto que muchos consideran de manera estricta que es un investigador y conocedor del pasado, otros le determinan la obligatoriedad del conocimiento en torno a la cultura: de tradiciones, personajes, usos y costumbres del vestido, gastronomía, arte popular; en la tradición oral y escrita: cuentos, historias leyendas, prosa y poesía, entre otras áreas. Sin embargo, actualizando y homogeneizando criterios, me adhiero la caracterización del cronista como un personaje que asienta los hechos de la actividad actual y que, cuando así corresponda, los sustenta en investigaciones y análisis del pasado, apoyado en las innovaciones de tecnologías materiales y las teórico-metodológicas a su alcance.

En otras palabras, el cronista es el responsable de rescatar, elaborar, difundir y custodiar la Memoria Histórica de su entorno, ya sea de una institución educativa o empresarial, de un municipio, de una organización social e incluso de una familia, entre otros organismos de la sociedad.

Esa es la importancia del cronista, sin su trabajo se determina la historia a la amnesia natural del desarrollo humano. El cronista es un investigador, un historiador, un literato, un poeta, un músico, un artista un escritor y más. En la mayoría de la ocasiones más por voluntad y amor a su entorno que con conocimientos y apoyos institucionales, el cronista se dedica con pasión desmedida al rescate, manutención y difusión de la Memoria Histórica.

Estos cronistas quizás se alejan de lo riguroso del reporte técnico-científico en el que, para muchos, suele perderse lo esencial del carácter humanista del conocimiento, la anécdota, lo contagioso y ameno de los gestos del informante y de las particularidades de la memoria oral; seguramente trivial e inoperante para el método, pero importante para el hacedor de la historia, de la vida cotidiana, llamada, de otra manera, Memoria Histórica.

Porque en relación al desarrollo profesional, los pocos, tienen una formación académica que les permite realizar su actividad con la utilización de la metodología científica en investigación histórica, archivística, cursos de literatura y redacción, fotografía y demás; en cambio, la gran mayoría, iniciaron su carrera en la práctica, en el trabajo cotidiano de hacer y rescatar la historia a su buen entender, a través de meterse empíricamente a los archivos o en pláticas con los viejos de la comunidad. Por ello es que enaltezco su valía, hombres y mujeres baluartes, miembros del ejército de constructores de la identidad y del amor a los valores de nuestra República Mexicana. Fortalecedores del orgullo de pertenencia a sus instituciones y emblemas. Con todo, en su quehacer ejercen su propia técnica, que me recuerda a la predicada por Heródoto:

Heródoto de Halicarnaso (484 a.C.?, – 425 a. C.) en la interpretación de Arturo Ramírez Trejo, en su versión de Historias I, publicación de la UNAM, en su edición de 2008, nos muestra el sentido práctico de hacer la Historia del llamado Padre de la Historia Moderna. “Heródoto habla con el lenguaje de los hechos; tal pensamiento se forjó en la experiencia personal, en los testimonios, en el contenido de las narraciones”.

Lo esencial para la historia, (y yo le llamaría, Memoria Histórica), según Heródoto, es la interpretación del relato, que resulta de la plática con aquel que vivió o que conoce del suceso y que, a la luz de su entendimiento, “expresa con vocabulario propio, el sentido de su verdad”. Interpretando a Heródoto: La importancia del actor y del relator de la historia es esencial para la conservación de la memoria del hombre.

Si a estas percepciones se añade la integración de documentos y materiales testificantes de un hecho histórico y además se realiza en forma escrita una descripción en la concepción literaria o periodística denominada crónica, se está realizando un “Archivo histórico fedatario de la actividad” (que se describirá en la segunda parte de este tema), mismo que sobrevivirá en el desarrollo de los tiempos. Tal es la justificación de la presencia de los cronistas en nuestra sociedad.

Al congregarse en Zacatecas para actualizar y promover conceptos en relación a la esencia del ser cronista; además de constituirse en testimonios partícipes de la conmemoración de los cien años de la “Toma de Zacatecas”, pero sobre todo para sembrar la cultura del reconocimiento, nos unimos al regocijo del cronista de Zacatecas Manuel González Ramírez, en su investidura como presidente de la Asociación Nacional de Cronistas de Ciudades Mexicanas (Anaccim).

La Universidad Autónoma de Zacatecas, cuyo titular, el Rector Armando Silva Cháirez, reconoce la importancia de su trabajo en la realización y custodia de la memoria histórica de México, les desea productiva estancia en nuestro Zacatecas, símbolo emblemático de la identidad nacional.

Así se observa el mundo desde el Mirador de Heródoto. ■

 

*Cronista de la UAZ

[email protected]

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