Moscú, 17 de junio. Mientras en el Foro Económico Internacional de San Petersburgo –la gran cita anual de altos funcionarios y magnates promovida por el Kremlin–, Rusia y los países europeos tratan de encontrar fórmulas para normalizar relaciones sin renunciar a las posiciones de origen que, desde la anexión de Crimea hace dos años, provocaron el actual distanciamiento, nada hacen para disminuir su confrontación militar.
Por el contrario, Rusia y la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) acometen provocaciones recíprocas al interpretar a conveniencia los acuerdos firmados que permitieron establecer cierto equilibrio en materia de seguridad tras la disolución de la Unión Soviética, un cuarto de siglo antes.
En este contexto, el titular del Kremlin, Vladimir Putin, y representantes de la Unión Europea, tanto oficiales (Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea, o el primer ministro de Italia, Matteo Renzi) como oficiosos (Nicolas Sarkozy, ex presidente de Francia) se reunieron ayer y hoy en la Ciudad del Neva para explorar cómo salir, sin perder la cara, de una situación adversa para todos.
Mucho se especuló estos días acerca de qué podría hacerse al respecto y quién debería renunciar primero a aplicar sanciones contra el otro, pero en lugar de un anuncio que pudiera interpretarse como luz verde para pasar página llegó desde Bruselas la noticia de que este viernes el Consejo de la Unión Europea (UE) extendió un año más, hasta el 23 de junio de 2017, las restricciones contra Crimea acorde con su posición de no reconocer la incorporación de la estratégicapenínsula a Rusia
Esta decisión –que se inscribe en la política de sanciones de la UE contra Rusia, junto con medidas como prohibir la entrada a su territorio y congelar cuentas bancarias y otros activos de decenas de funcionarios públicos y empresarioscercanos al Kremlin, así como restringir a los bancos rusos el acceso a los mercados internacionales y no permitir la venta de armamento a Rusia, productos de doble finalidad y tecnologías para la extracción de hidrocarburos–, devuelve al punto de partida la búsqueda de soluciones.
Dos días antes, los ministros de Defensa de los 28 miembros de la OTAN –los mismos países que forman parte de la Unión Europea, sin Albania, Finlandia y Noruega, pero con Canadá, Estados Unidos y Malta– aprobaron en Bruselasdesplegar, con carácter temporal y rotatorio, cuatro batallones multinacionales en países colindantes con Rusia: Estonia, Letonia, Lituania y Polonia.