■ Opina que Mario Delgado se ha convertido en el peor dirigente de la izquierda partidista
■ El periodista reconocido por la columna “Astillero”, promociona el libro “El México que se avecina: los desafíos de la 4T”
El Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) enfrenta una situación de decadencia anticipada y Mario Delgado se ha convertido en el peor dirigente de la izquierda partidista ya que, la promoción e imposición de candidatos en varios estados, entre ellos Zacatecas, “ha destrozado la expectativa de cambios profundos en la manera de hacer política”, opinó el periodista Julio Hernández López.
En entrevista con La Jornada Zacatecas, consideró que “Mario Delgado está trabajando de una manera abierta para responder a intereses políticos de su jefe, Marcelo Ebrard, y de su aliado circunstancial que ha sido Ricardo Monreal”.
“Eso es lamentable. Yo deploro que haya candidaturas en varios lugares que ha promovido Mario Delgado, entre ellas la de Zacatecas, donde me parece que hay un exceso de poder concentrado en una sola familia y esa familia está ocupando múltiples espacios de una manera facciosa. Eso no responde al interés de cambio real en un estado tan dañado por malos gobiernos como ha sido Zacatecas”, indicó.
Por otra parte, el periodista reconocido por la columna “Astillero” informó la publicación del libro “El México que se avecina: los desafíos de la 4T”, obra que incluye textos de 11 periodistas, cada uno con una temática específica, donde “analizamos parte de lo que se ha vivido en este primer tramo de la administración de Andrés Manuel López Obrador y, por otra parte, preguntarnos qué se espera y cuáles son los retos y los problemas por venir”.
Es decir, el libro “es una especie de aportación coral: 11 voces tratando de escudriñar qué viene en este México tan complejo desde los diferentes puntos de vista de cada uno de estos periodistas”.
Comentó que la obra ofrece reflexiones interesantes; Arturo Cano, por ejemplo, analiza el rol de la izquierda en México, los escollos y las situaciones complicadas en procesos de una batalla en la política progresista, mientras que Frida Guerrera hace un recuento sobre el feminicidio y Ricardo Rafael plantea el tema de la pacificación en México y cómo se puede aplicar una política exitosa en el ámbito de la violencia.
Además, Álvaro Delgado participa con el texto titulado “Los monstruos del cambio de régimen”; Arturo Rodríguez, con “Corrupción, estigma y uso político”; Eliza Alanís, con “Educación y cultura política”; Jesús Esquivel, con “Migración y relación México-Estados Unidos”; Alejandro Páez Varela, con “El aleteo del murciélago” (que habla sobre prensa y poder; Carolina Rocha, con “Política Social: de la esperanza a la desesperanza”; y Claudia Villegas, con “Economía: empresarios y crisis”.
En ese sentido, señaló que un proceso de cambio y transformación social no se puede sostener sólo en el elogio al personaje o partido deseado, por lo que enfatizó en la necesidad de promover una ciudadanía más crítica.
“La crítica y la autocrítica es imprescindible y vital, pero por desgracia están ausentes en el escenario de la discusión pública nacional, Estamos llegando a un momento en el que una porción de las opiniones publicadas, sobre todo en las redes sociodigitales, se quedan en el apoyo acrítico al partido, al personaje o gobernante de su preferencia. Por otro lado, los opositores a ese partido, presidente o personaje también abdican del ejercicio sano de la crítica, porque desde ambos lados se actúa con posicionamientos electorales y de banderas políticas”, detalló.
En ese sentido, Hernández López manifestó que es preocupante la ausencia de una ciudadanía que analice, critique y discuta los asuntos públicos pues, en las redes sociales, solo tratan de justificar y disimular errores del bando al que pertenecen, lo que “nos lleva a una posición de ser matraqueros unos y atacantes del gobierno en turno otros”.
En consecuencia, concluyó, no hay una actitud crítica que permita superar los errores que han surgido en la oposición y en quienes ostentan el poder y “te tratan de obligar a que estés a favor o en contra de cierto proceso, personaje o partido, pero eso no genera cultura política”.
