A 200 años del constitucionalismo zacatecano, Mariana Terán Fuentes subraya cómo la Constitución de 1825 marcó una transformación política fundamental para el estado. Zacatecas dejó de ser una diputación provincial y se declaró libre y soberano en un contexto de transición e incertidumbre nacional, expresó. Este documento estableció los cimientos para que Zacatecas se convirtiera en una entidad federal bajo un sistema republicano, abriendo paso a su autonomía política y jurídica.
La historiadora señala que uno de los aspectos clave de la Constitución fue la consolidación de la soberanía jurídica. Los juicios y disputas ya no salían del territorio zacatecano,” mencionó, al destacar el rompimiento con la dependencia de la Audiencia de Guadalajara. Este cambio fue impulsado por figuras como José Peón Valdez, quien tuvo un papel crucial en la organización del Tribunal Superior de Justicia, establecido en agosto de 1825.
Zacatecas se distinguió por la relevancia que otorgó al Ayuntamiento como la institución inmediata y directa para los habitantes, dándole un papel central en el proceso legislativo. “Los diputados debían consultar a los ayuntamientos antes de aprobar cualquier ley, lo que reflejaba un modelo de representatividad que hoy podría parecer utópico,” mencionó la historiadora.
El empuje que nuestro estado tuvo para convertirse en una de las provincias rebeldes no puede separarse de la sólida economía que logró mantener durante la Guerra de Insurgencia. A diferencia de otras intendencias, como Guanajuato, cuya economía quedó devastada por el conflicto, Zacatecas preservó sus índices de productividad después de mantenerse por mucho tiempo como la provincia de mayor rendimiento en la extracción de minerales.
“Zacatecas hablaba, digamos, económicamente por sí mismo. Tenía un mercado regional, interregional e internacional muy importante, tanto con el mundo asiático como con el europeo y americano,” explicó. Esta base económica permitió que el estado actuara con determinación en el ámbito político, sin depender de la Ciudad de México”
Un ejemplo de las resistencias al modelo republicano, especialmente del clero, se registra en las actas del Constituyente que dan cuenta de un cura párroco de Aguascalientes que se negó a jurar lealtad a las nuevas autoridades. «Era un tema provocador, generaba sorpresa y curiosidad en el público. La sala estaba llena,» explicó Terán. La postura del Constituyente fue contundente: si el cura no acataba el juramento, debía abandonar el territorio del estado.
Este episodio refleja la determinación de los legisladores por consolidar el orden republicano, incluso frente a figuras del poder eclesiástico, a pesar de que la religión católica seguía siendo reconocida como única y no un tema de libertad en el texto constitucional.
El derecho a la libertad de imprenta, representa uno de los debates más progresistas de la época, explicó Mariana Terán. La primera Ley de Imprenta del estado se basó en los decretos de las Cortes de Madrid y el reglamento de libertad de imprenta de Buenos Aires, documentos que los zacatecanos leyeron e integraron en la discusión del proyecto.
Terán destacó que la Constitución zacatecana no fue un esfuerzo aislado. El intercambio de proyectos constitucionales con entidades como Jalisco y Oaxaca, y la influencia de las constituciones de Cádiz y Buenos Aires, enriquecieron el proceso federalista mexicano y reflejaron la complejidad del momento.
Mariana Terán adelantó que lo que presentará este 17 de enero en su libro está basado en una investigación exhaustiva de las actas del Congreso Constituyente de Zacatecas de 1825. Este trabajo busca reconstruir además de las discusiones y decisiones que dieron forma a la primera Constitución del estado, el contexto político, social y económico que influyó en su creación.
Este énfasis en estudiar los procesos históricos más allá de los hechos, lo que Terán denomina ‘la epidermis’, es una de las banderas que, según la historiadora, la academia debe recuperar. Terán señala que la disminución de las tesis como opción de titulación contribuye a la devaluación de la profesión, ya que estas representan el primer esfuerzo sistemático de los estudiantes por enfrentarse a la investigación documental. En cuanto a los períodos que han sido soslayados, la historiadora apunta al centralismo en Zacatecas como una de las grandes ausencias en la historiografía, destacando la necesidad de investigar esas décadas intermedias que han quedado al margen.
