11.9 C
Zacatecas
miércoles, 16 abril, 2025
spot_img

La desaparición de Michael Friedman

Más Leídas

- Publicidad -

Por: ALBERTO VÉLEZ RODRÍGUEZ • ROLANDO ALVARADO FLORES •

Las teorías de la relatividad de Einstein, especial y general, tienen por fundamento, en su origen, el principio de verificabilidad. Hacia 1905, en su artículo seminal donde lanza el “pensar relativista”, desdeña en pocas líneas la teoría del “éter luminífero” pues este no es parte de los fenómenos. No es “observable” sino puramente “teórico” y establece la distinción: teórico/observacional y el mejor de los ejemplos de la misma: la teoría especial de la relatividad. Posteriormente, en lo que será su “teoría general” reincide en su estrategia verificacionista y elimina otro elemento inobservable: el movimiento absoluto a la vez que adopta el convencionalismo geométrico de Poincaré. Con estos dos elementos, por un lado, la distinción teórico/observacional y por el otro el convencionalismo geométrico, se tiene ya la armazón fundamental del positivismo lógico como doctrina general filosófica. No está de más añadir algunas palabras acerca del “convencionalismo”. Esta doctrina establece que descripciones teóricas muy diferentes son equivalentes si concuerdan en todos los resultados teóricos. Aparece en los escritos de Poincaré como explicación del significado de las geometrías no euclídeas, pues si bien estas son muy distintas en su formulación matemática y resultados teoremáticos, describen el mismo “espacio amorfo” desde parámetros de “simplicidad y comodidad”. Sin lugar a dudas este es un lugar común en los textos elementales de física, donde para simplificar la descripción teórica de una situación se recurre al sistema de referencia más “cómodo”, es decir, en el que las ecuaciones se tornen más fáciles de resolver. Ahora bien, elevarlo a principio es asunto de la filosofía, que es la “autoconciencia” del hacer científico. Y esto incluye notar la caducidad que el progreso de la ciencia provoca en los sistemas filosóficos. Por tal motivo, la distinción teórico/ observacional se propone como superación de aquella otra de forma/contenido propio de la filosofía de Kant. Durante el siglo XX, por todos los frentes, se trató de mostrar los errores, sinsentidos y extravíos del positivismo lógico. Desde el atroz asesinato de su líder, Moritz Schlick, a manos de militantes nacional socialistas, hasta maneras más refinadas de defenestrarlo, como las diseñadas por los filósofos vitalistas o existencialistas, de Bergson a Heidegger. Pese a esto, a los infinitos tratados contra la ciencia y sus reduccionismos, refutar al positivismo lógico implica, conlleva, un enfrentamiento con la teoría de la relatividad y todo su formalismo matemático, pues es en este dónde reside toda la justificación de esa filosofía. Y no es fácil, pues la relatividad asimila en su aparato teórico la matemática más avanzada de fines del siglo XIX, de Félix Klein a Gregorio Ricci-Curbastro. Durante el año de 1983 aparece, bajo el sello editorial de Princeton University Press, la primera obra del filósofo anglo-americano Michael Friedman de título evocador: “Fundamentos de las teorías del espacio-tiempo”. No es lectura fácil, su público, según el autor, consiste de “filósofos científicamente inclinados y científicos filosóficamente orientados, que hayan leído y ponderado la literatura acerca de la teoría de la relatividad de Einstein con una mezcla de sorpresa y consternación”. Con esto se reduce mucho el número de lectores. Los filósofos existencialistas, vitalistas, hermeneutas, feministas o que se transforman en monos harán de esa obra pasto de su profundo desprecio. Para los marxistas es un desvarío ideológico más de una burguesía decadente, como lo escribió Lenin en su crítica a Philip Frank en “Materialismo y empiriocriticismo”. Y entre los filósofos analíticos no todos tienen esa inclinación o leyeron la obra de Einstein. Lo mismo acontece con los científicos, pues esto carecen de afición por la filosofía y no suelen leer los artículos originales de las eminencias científicas. Pero para quien lo lea el libro es incitante, con los métodos de coordenadas de la geometría diferencial moderna discute los problemas de la indeterminación teórica, la equivalencia empírica, el relacionalismo espacio temporal, así como es sustancialismo, la naturaleza de la unificación teórica y el significado último del convencionalismo. Seguramente los muchos lectores de Cioran extrañarán las jeremiadas contra el mundo moderno o el énfasis en la “desgarradura”. No importa, el libro no es para ellos. Quien quiera verse el ombligo posee las garantías del Estado Moderno para lograrlo, de la misma manera, quienes tengan la visión de informarse acerca de las mejores teorías disponibles, y la crítica más seria hacia las mismas, tienen en ese libro un festín. Treinta años después, tras muchas obras como: “Reconsidering logical positivism” (1999), “Carnap and Heidegger. A parting of the ways” (2000), “Dynamics of Reason” (2001) aparece, en 2013, “Kant´s Construction of Nature” que es una “lectura de los “Fundamentos metafísicos de la ciencia natural”, como reza el subtítulo. Esta obra es, en la humilde y desautorizada opinión de los autores de la presente nota, una continuación, por otros medios, del proyecto explicado en la obra de 1983. De nuevo, la línea argumental es recobrar, explicar y profundizar la relación entre la filosofía de Kant y la ciencia de su tiempo porque, en palabras de Friedman: “Tan profunda penetración en la estructura conceptual de la mejor ciencia de su tiempo es un logro filosófico impresionante por sí mismo”. Descanse en paz Michael Friedman (2 de abril de 1947-26 de marzo de 2025).

- Publicidad -

Noticias Recomendadas

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Últimas Noticias

- Publicidad -
- Publicidad -