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lunes, 12 mayo, 2025
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UAZ: de pie. País: en declive

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Por: RENÉ LARA RAMOS •

A dos semanas de estallada la huelga, el personal académico al servicio de la UAZ con su asistencia a las guardias la sostiene y la modula mediante asambleas. Su organización goza de buena salud, gracias a la participación de los profesores, agrupados en el Spauaz, cuyas demandas eran y son justas. Huelga posible gracias a la comprensión y solidaridad de los estudiantes y del pueblo, que la apoyan al considerarla justa como instrumento legal extremo a utilizar en una lucha sindical universitaria en defensa y a favor de intereses fundamentales del personal académico, relativos al presente y al futuro de su trabajo universitario. En general, prevalece el ánimo de reflexión ante un presente, más de carencias que de posibilidades y compartido con casi todos los mexicanos, como la lucha cotidiana y constante por contar con cultura, un ingreso y seguridad social adecuada, de calidad y expedita, en un país y un estado, cuya mayoría de habitantes está asediada por la aplicación a rajatabla de los excesos neoliberales con los que el gobierno de Peña Nieto y su comparsa Videgaray los mantienen al borde de la pobreza o la sobrevivencia, sin importar que eso erosione la posibilidad para la inmensa mayoría de la población de México, no de bienestar, ni de medianía, sino la de siquiera existir.

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Las elecciones en marcha son buen tiempo para sancionar con el voto, las agresiones, olvidos, omisiones y marginaciones de que se hace objeto a la mayoría de la población, si se emite como condena al estado de cosas, de pobreza y opresión. Si ese voto de rechazo a la política del PRI y de Peña – Videgaray es mayoritario, tendrá resultados a favor de los mandantes: la ciudadanía, cuyos problemas y carencias deberán ser mejor atendidas por los próximos nuevos legisladores federales, hasta mediante legislación, iniciativas específicas o reglamentos adecuados, y con una labor social tendiente a potenciar a la ciudadanía para actuar y cambiar las bases de su desamparo, al dejar de ser carne de cañón para políticos o gobernantes, insensibles para iniciar a ayudar a potenciarla para resolver problemas de fondo y largo plazo, como la pobreza y sus secuelas neoliberales. De nada sirve alzarse con triunfos electorales, si sus protagonistas abandonan a los electores de su barrio, distrito o circunscripción, sin ayudar a detectar, a entender y a atender el origen de los problemas o carencias que dicen los aquejan. No se trata de sustituir a la gente en la lucha cotidiana por vivir, sino de ayudarla y fortalecerla para que ella misma sea capaz de cambiar sus circunstancias, potenciada de algún modo. Servir al pueblo, con efectividad y sin protagonismos, no es sencillo.

Una certeza, hacerlo de forma distinta, aportará a generar condiciones en las que la gente pueda emerger y emerja como protagonista de sí mismo y sus circunstancias, con el apoyo del eventual poderos@ diputad@ federal. ¿Crecerán la gente, su figura e importancia, de ese modo? Para iniciar a saberlo, basta probar o ensayar con la forma que más guste a cada cual, lo que no se vale es apoltronarse en la curul y esperar la orden de levantar la mano para aprobar o desaprobar algo, o usarla nomás para firmar la nómina y recibir la quincena. Emprender lo anterior, el cambiar y ejercitar el cambio de sí mismo, el popular, el social y el político, dará otro sentido al solo acto “protocolario” de ir a la urna o a firmar la nómina, cada quincena o cuando se la presenten.

Si en corrupción y política económica están los riesgos para México, Videgaray se lanza como merolico en un esfuerzo inútil por cubrir las espaldas a su pupilo Peña Nieto, presidente de México. Al iniciar el fin de semana anterior a ocho columnas hace saber a los mexicanos una verdad de a “kilo”, cuando de nuevo ha sido rebasado en tiempo y forma el gobierno. Los encabezados: “El gobierno se aprieta el cinturón”. “Reacciona  Peña a tiempo para evitar una crisis”. Tan imposible se vuelve al “ministro del año”, ocultar las causas de ese apretón de cinturón y de esa crisis que no puede evitar admitir, una vez abierta la puerta legal para vender el petróleo: “…la disminución del precio del petróleo no es un evento que se perciba como pasajero y ha ocurrido de manera acelerada, e incluso podría persistir más allá de 2016, por lo que aseguró el gobierno de Enrique Peña Nieto está reaccionando a tiempo para prevenir una crisis”, según despacho periodístico. ¿Paradoja?

La disminución en el precio del petróleo y su apertura al capital extranjero, mediante la territorialización de sus inversiones, capturará lo que queda de propiedad a México y los mexicanos: su territorio, al que ofrecerán en venta el gobierno de Peña Nieto y su rapaz ministro de hacienda, para culminar de privatizar los otrora bienes públicos: petróleo, territorio y agua. No se vale o ante la insensibilidad: ¡Qué poca! Vergüenza cívica… ■

 

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