A dos semanas de estallada la huelga, el personal académico al servicio de la UAZ con su asistencia a las guardias la sostiene y la modula mediante asambleas. Su organización goza de buena salud, gracias a la participación de los profesores, agrupados en el Spauaz, cuyas demandas eran y son justas. Huelga posible gracias a la comprensión y solidaridad de los estudiantes y del pueblo, que la apoyan al considerarla justa como instrumento legal extremo a utilizar en una lucha sindical universitaria en defensa y a favor de intereses fundamentales del personal académico, relativos al presente y al futuro de su trabajo universitario. En general, prevalece el ánimo de reflexión ante un presente, más de carencias que de posibilidades y compartido con casi todos los mexicanos, como la lucha cotidiana y constante por contar con cultura, un ingreso y seguridad social adecuada, de calidad y expedita, en un país y un estado, cuya mayoría de habitantes está asediada por la aplicación a rajatabla de los excesos neoliberales con los que el gobierno de Peña Nieto y su comparsa Videgaray los mantienen al borde de la pobreza o la sobrevivencia, sin importar que eso erosione la posibilidad para la inmensa mayoría de la población de México, no de bienestar, ni de medianía, sino la de siquiera existir.
Las elecciones en marcha son buen tiempo para sancionar con el voto, las agresiones, olvidos, omisiones y marginaciones de que se hace objeto a la mayoría de la población, si se emite como condena al estado de cosas, de pobreza y opresión. Si ese voto de rechazo a la política del PRI y de Peña – Videgaray es mayoritario, tendrá resultados a favor de los mandantes: la ciudadanía, cuyos problemas y carencias deberán ser mejor atendidas por los próximos nuevos legisladores federales, hasta mediante legislación, iniciativas específicas o reglamentos adecuados, y con una labor social tendiente a potenciar a la ciudadanía para actuar y cambiar las bases de su desamparo, al dejar de ser carne de cañón para políticos o gobernantes, insensibles para iniciar a ayudar a potenciarla para resolver problemas de fondo y largo plazo, como la pobreza y sus secuelas neoliberales. De nada sirve alzarse con triunfos electorales, si sus protagonistas abandonan a los electores de su barrio, distrito o circunscripción, sin ayudar a detectar, a entender y a atender el origen de los problemas o carencias que dicen los aquejan. No se trata de sustituir a la gente en la lucha cotidiana por vivir, sino de ayudarla y fortalecerla para que ella misma sea capaz de cambiar sus circunstancias, potenciada de algún modo. Servir al pueblo, con efectividad y sin protagonismos, no es sencillo.
Una certeza, hacerlo de forma distinta, aportará a generar condiciones en las que la gente pueda emerger y emerja como protagonista de sí mismo y sus circunstancias, con el apoyo del eventual poderos@ diputad@ federal. ¿Crecerán la gente, su figura e importancia, de ese modo? Para iniciar a saberlo, basta probar o ensayar con la forma que más guste a cada cual, lo que no se vale es apoltronarse en la curul y esperar la orden de levantar la mano para aprobar o desaprobar algo, o usarla nomás para firmar la nómina y recibir la quincena. Emprender lo anterior, el cambiar y ejercitar el cambio de sí mismo, el popular, el social y el político, dará otro sentido al solo acto “protocolario” de ir a la urna o a firmar la nómina, cada quincena o cuando se la presenten.
Si en corrupción y política económica están los riesgos para México, Videgaray se lanza como merolico en un esfuerzo inútil por cubrir las espaldas a su pupilo Peña Nieto, presidente de México. Al iniciar el fin de semana anterior a ocho columnas hace saber a los mexicanos una verdad de a “kilo”, cuando de nuevo ha sido rebasado en tiempo y forma el gobierno. Los encabezados: “El gobierno se aprieta el cinturón”. “Reacciona Peña a tiempo para evitar una crisis”. Tan imposible se vuelve al “ministro del año”, ocultar las causas de ese apretón de cinturón y de esa crisis que no puede evitar admitir, una vez abierta la puerta legal para vender el petróleo: “…la disminución del precio del petróleo no es un evento que se perciba como pasajero y ha ocurrido de manera acelerada, e incluso podría persistir más allá de 2016, por lo que aseguró el gobierno de Enrique Peña Nieto está reaccionando a tiempo para prevenir una crisis”, según despacho periodístico. ¿Paradoja?
La disminución en el precio del petróleo y su apertura al capital extranjero, mediante la territorialización de sus inversiones, capturará lo que queda de propiedad a México y los mexicanos: su territorio, al que ofrecerán en venta el gobierno de Peña Nieto y su rapaz ministro de hacienda, para culminar de privatizar los otrora bienes públicos: petróleo, territorio y agua. No se vale o ante la insensibilidad: ¡Qué poca! Vergüenza cívica… ■