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viernes, 13 junio, 2025
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El maestro universitario, motor de la educación para vivir en libertad y en democracia

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Por: UZIEL GUTIÉRREZ DE LA ISLA* •

  • El Mirador de Heródoto

El calendario anual nos trae de vuelta la primavera y el mes de mayo, en el que la UAZ tiene varias celebraciones entre las que destaca el festejo del Día del Maestro, instituido el 15 de mayo de 1918, de manera que a nivel nacional, estamos celebrando la edición número 98 del grato homenaje a los mentores de la juventud al interior de la Universidad Autónoma de Zacatecas.

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Aunque reconocemos que la razón de ser de la UAZ son sus estudiantes, que la institución fue creada para ellos, pues su objetivo no es sólo la de formar profesionales, sino la de formar seres humanos; ya que lo primero tendrá que ser consecuencia de lo segundo. Formar hombres es la consigna. Sin embargo lo anterior no sería posible conseguirlo sin el apoyo y el trabajo cotidiano de los maestros e investigadores.

Gracias a sus docentes, la UAZ a lo largo de sus 182 años de existencia ha formado hombres y mujeres notables que han contribuido de diversas formas a edificar a la sociedad zacatecana, prestigiando y honrando a nuestro Estado y a nuestro país.

Resulta propicio este Día del Maestro para darles a los formadores de profesionales de la UAZ reconocimiento público, merecida honra a los docentes, en quienes se cristalizan las funciones sustantivas de la UAZ, porque ellos generan, estudian, preservan, transmiten y difunden día a día el conocimiento universal; son detonadores de mejoramiento colectivo y crean en la medida de sus posibilidades, instrumentos de transformación para el servicio de la sociedad. De ahí deriva su grandeza.

El reto que tienen encomendado, que es un reto hacia la cultura, la armonía, la elevación moral, lo concretan en la realización del quehacer más importante del Estado: educar.

Con grata añoranza recordamos las palabras del maestro Justo Sierra al inaugurar la Universidad de México en 1910: “Cuando el joven sea hombre más adelante, es preciso que la Universidad lo lance a la lucha por la existencia en campo social superior, o lo levante hacia las excelsitudes de la investigación científica, pero sin olvidar nunca que toda contemplación debe ser preámbulo de la acción. Que no es lícito al universitario pensar exclusivamente para sí mismo y que si se olvida en las puertas del laboratorio al espíritu y a la materia no podremos moralmente olvidar ni a la Humanidad ni a la patria”.

Los docentes universitarios de la UAZ asumen como propia esta filosofía y la cultivan sabedores de que son una generación que tomó la estafeta de otros que les antecedieron. Según el Dr. José Narro Robles, a los maestros universitarios de la actualidad: “…les toca preparar a las próximas generaciones. Les corresponde traducir el mensaje que recibieron y convertir a sus jóvenes alumnos en profesionales competentes, en ciudadanos útiles convencidos de la causa de la educación; la educación es uno de los mayores logros en la historia de la humanidad, sin ella viviríamos en el pasado. La educación representa el pase al porvenir, la fórmula para despertar y dar forma a las ilusiones, el medio para construir y realizar nuestras utopías, las personales y las colectivas. Por ello es fundamental el ministerio de ustedes, los profesores”.

Los docentes de la UAZ, son hombres y mujeres convencidos de que “el verdadero desarrollo humano sólo se alcanzará con educación de calidad, en todos los niveles y para todos. Hoy en día se requiere educación para vivir en libertad y en democracia. La auténtica justicia social reclama de mejores niveles de educación. Sin educación no puede funcionar una auténtica democracia, para poder entender, para poder analizar y para poder emitir un voto informado o voto crítico se requiere también haber pasado por las aulas, un pueblo en donde se piensa que la educación es un gasto y no una inversión, es un pueblo que no puede salir adelante. Si bien es cierto que la educación no solventa todos los problemas, las necesidades y rezagos de individuos y de grupos, sin ella se imposibilita el progreso sostenido y verdadero. De ahí la trascendencia del ser y quehacer del docente universitario”.

Hoy y siempre nuestra Universidad pública seguirá siendo un espacio donde, además del cultivo del saber, se inculquen valores que permiten la convivencia civilizada, la participación ciudadana, solidaria con los que más requieren el combate a la injusticia, la ignorancia y el fanatismo, al igual que el amor por la cultura, el arte y la belleza”.

¡Felicidades y gratitud a los académicos de la Universidad Autónoma de Zacatecas: a los que enseñan, a los que investigan, a los que apoyan en clases, a los que difunden y con orgullo la defienden!

Así se observa el mundo desde El Mirador de Heródoto. ■

 

*Cronista de la UAZ

[email protected]

cró[email protected]

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