¿De dónde surgen los problemas financieros de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ)? En términos generales son el resultado de un desequilibrio financiero: se gasta más de lo que ingresa. Y esto incluye dos grandes rubros. Por un lado, los costos derivados de los contratos colectivos de trabajo firmados con los sindicatos de trabajadores de la UAZ (STUAZ) y del personal académico de la UAZ (SPAUAZ), por el otro los adeudos propios de la administración y mantenimiento de la universidad. Uno de los costos más fuertes del contrato del SPAUAZ surge de las jubilaciones, para las que, en los presupuestos ordinario o extraordinario, no hay destinados recursos. No es, sin embargo, esa la carga que conlleva toda la explicación del desequilibrio. Las jubilaciones, como todo el sistema de seguridad social construido por la UAZ en conjunto con el sindicato durante los 1980, son parte de un contrato colectivo en vía de conclusión o ya de plano liquidado. Las grandes reformas de los años 1980 en la UAZ consistieron en desmantelar ese contrato, a la vez que se erigía otro para una nueva generación de universitarios. Sin embargo, pese a lo anterior, durante los años 2008-2012 tanto la administración central como el sindicato se dedicaron a la contratación de personal. Con o sin justificación en esos años ingresaron alrededor de 1000 personas, en los diferentes grupos laborales: académicos profesionales, docentes investigadores o técnicos académicos. Quizá existió alguna justificación, sin embargo, es un hecho que la matrícula no creció con la misma aceleración. Con esta política se comienza a acumular un nuevo adeudo y una nueva serie de reformas al contrato colectivo. Pero realizadas de una manera novedosa. Durante los 1980, los 1990 y principios de los años 2000 los cambios al contrato se realizaban de manera cotidiana: por decisión unilateral del secretario general o mediante votaciones fraudulentas en la Coordinadora de Delegados. Este estilo cambio durante la primera década del siglo XXI porque se introdujo un elemento contrario a los intereses de los docentes. Se decidió, desde la rectoría, no modificar el contrato colectivo para que los acuerdos a los que se llegaba en CdMx entre la administración central y el gobierno federal no se llevasen a cabo. Cuando esta “jugada magistral” dejó de funcionar se implementaron las reformas de facto del contrato colectivo. Todas estas permitían a las sucesivas administraciones rectorales mantener una cierta estabilidad financiera, pues lograban pagar, a destiempo, los compromisos contractuales. A la vez que mantenían un proyecto político partidario para que los líderes de ciertas agrupaciones universitarias pudiesen mantener campañas políticas permanentes y lograr hacerse de diputaciones plurinominales. Se pueden identificar dos grandes patrones históricos de generación de deuda en la UAZ. Uno de ellos surge en los 1970, se extingue en los 1980 y concluye su ciclo en 2021. Consistió en utilizar el presupuesto para construir la seguridad social de los docentes. El otro patrón tuvo un origen menos localizable, pues se remonta a los intentos de partidizar la universidad. Ante ese fracaso quedaron las ambiciones personales y las carreras políticas se construyeron bajo el amparo del presupuesto universitario, que se usó para construir “clientelas”. Se otorgaban favores, se manipulaban las contrataciones, se dispendiaba en campañas, se ofertaban carreras fraudulentas, así como se alimentaba la ilusión que había “empresarios académicos” capaces de construir licenciaturas y posgrados “al vapor”. Ahora la deuda surge del aumento de la población de académicos, pues a todos debe pagárseles seguridad social y no se hizo. Entre más ingresaban a la universidad, más crecía el adeudo. ¿Se puede exculpar el sindicato de ser parte del problema? No, claro que no, pues el crecimiento de la planta docente se hizo con la venía de quienes despachaban en el SPAUAZ. Calculaban el número de personas necesario para asegurar elecciones, pero no cuánto se generaba de deuda. Hoy día, a fines de 2023, los adeudos históricos se mantienen, pero ya se pagan a tiempo las prestaciones y cuotas de seguridad social. ¿Cuál es la estrategia del actual comité ejecutivo? Parece muy claro, tratar de inflar los problemas, hacer peticiones imposibles, intentar construir disgusto entre los docentes para avanzar en su proyecto político. Ese proyecto sufrió un revés cuando se le puso un alto, mediante demanda ante el Tribunal Laboral de la región centro-sur, a las actitudes patronales de la secretaria general. Esto último demuestra que no son los intereses de los agremiados lo que está en juego. No se puede resolver el adeudo histórico sin recursos federales, tampoco se puede evitar la creación de nueva deuda si no se incrementa un tanto el presupuesto. Pero lo que sí puede poner un dique a la acumulación innecesaria de pasivos es dejar de instrumentar el presupuesto para promover políticos fracasados. Y es esto último lo que interesa a quienes pretenden manipular el sindicato para hacer presión a la administración central, dinamitar direcciones y expulsar del sindicato a quienes no les son afines. Carl Schmitt describió lo político como la separación entre amigos y enemigos. Quienes hoy dicen dirigir el sindicato asumen esa postura sin cortapisas: no reconocen compañeros sino “enemigos” y tienen por fin eliminarlos para hacer avanzar su proyecto político. Que es también su concepción del vivir.
El SPAUAZ en su laberinto: amigos y enemigos
