En artículos anteriores he insistido en que la derecha corrupta de México acusa de lo que le sobra. Es verse en el espejo y atribuirles a otros los peores de sus propios defectos. Tras un falso “análisis” y “reflexión”, sobre lo que harían si estuvieran en el poder, pronosticaron muchas acciones y hechos que nunca se dieron en el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador. De esas especulaciones que sólo tienen como fundamento lo que han sido y han hecho, inventaron un mundo falso. Pero, el mundo real es diferente. Diría AMLO: “no somos iguales”. Ellos piensan estrechamente y juzgan a partir del marco de referencia de lo que han sido y no cambiarán.
Ahora, estamos atestiguando el desparpajo ideológico, político y de descoordinación orgánica de nuestra derecha corrupta que ha hecho de la mentira el arma principal de su bagaje propagandístico. Es la mentira la que ya les cobra factura y enfrenta, a partir de sus intereses, a las fracciones conservadoras. Luego de la derrota electoral la derecha profundiza su crisis. Ahora puede verse con claridad matices de intereses nacionales y extranjeros; así como aquellos que pueden considerarse económicamente esenciales, porque tienen que ver con la ganancia, hasta aquellos que son suplementarios. En conjunto, forman el todo organizado: el modelo social neoliberal.
Ese modelo de sociedad que se trasplantó desde 1982 y hasta el 2018 (36 años del PRI y del PAN) se fue armando como rompecabezas desde Miguel De la Madrid, Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y Peña Nieto. Luego del triunfo de López Obrador, ese rompecabezas se está desarmando mientras se construye uno de nuevo tipo. Muchas “piezas” de la organización social neoliberal no corresponden, ni son compatibles, con la organización social del humanismo mexicano.
Este rompecabezas no es una relación entre cosas, sino relaciones de la sociedad. Y esas relaciones sociales son las que están cambiando. La principal es de orden económica y se establece entre el propietario de medios productivos y desposeídos: Capital y Trabajo, patrones y empleados, ricos y pobres, empresarios y trabajadores. De esa relación brotan las dos clases sociales principales que dan origen a la representación ideológica y política que les es propia.
En la sociedad mexicana, la lucha por dirigir al país se da por mecanismos legales y democráticos. En términos generales, el capital (patrones, ricos, empresarios, pudientes o como se les identifique) se vio representado por el PRIANRD, eso no quita que muchos desposeídos terminen llevando del brazo a sus propios verdugos. Asimismo, sería demasiada y forzada la simplificación esquemática decir que MORENA-PT-PVEM representó exclusivamente a los trabajadores, a los que menos tienen, porque no fue así. Aunque sí, el polo político-electoral que más representa las reivindicaciones y anhelos de los más pobres.
Esta precisión es necesaria porque debemos explicar que, tras la rotunda derrota electoral, no solo se legitimó y legalizó la existencia de una nueva correlación política de fuerzas entre la relación de las dos clases sociales principales (los trabajadores que producen la riqueza y los patrones que viven de apropiarse de la llamada ganancia), sino que el reparto de culpas se convierte en la vitrina a través de la que pueden verse que los actores en conflicto sólo personifican las relaciones secundarias y los intereses en conflicto.
Un espacio como este resulta muy breve para el detalle, pero se comprenderá que me refiero a conflictos como los del bloque político de Alejandro Moreno Cárdenas (“Alito”) dirigente nacional del PRI enfrentado con el bloque de los llamados “dinosaurios” Labastida Ochoa, Dulce María Sauri, Manlio Fabio Beltrones, Miguel Angel Osorio, etc.; pero igualmente la confrontación entre el propio PRI y su aliado el PAN. En este último también brotan relaciones en conflicto, los más visibles son entre la dirigencia de Marko Cortes y la excandidata Xochilt Gálvez; Marko Cortes y Damián Zepeda, etc. Pero igual existe un conflicto, por el momento subterráneo entre el grupo empresarial que encabeza Claudio X. González y las dirigencias del PRI y del PAN. Y como el PRD desapareció a pocos les interesa hablar de él.
El impacto de la derrota de la derecha modificó actitudes de otras esferas de la sociedad política, como es el caso del aparato del Poder Judicial de la Federación que tiene sus barbas remojando; o de poderes fácticos como sucede con el sector más reaccionario de la Iglesia Católica Mexicana representada por el cardenal Sandoval Iñiguez; con los monopolios capitalistas de la comunicación que se deja sentir a través de sus conductores preferidos: López Dóriga, Ciro Gómez Leyva, Carlos Marín, José Cárdenas, Carmen Aristegui, Carlos Loret de Mola y otros que se toman muy personal su confrontación. Se me acabó el espacio. Le sigo en 8 días.