Tema obligado el de Carmen Aristegui. Una nueva embestida del gobierno contra la periodista -y dos de sus colaboradores- pone en alerta a todo un país ávido de informadores y formadores de opinión, íntegros, profesionales.
No son recientes los intentos por acallar esa “voz emblemática” como la llamara en vida ese otro gran periodista Miguel Ángel Granados Chapa. En 2008 trabajando para W Radio -propiedad de Televisa- le fue retirada su relación laboral pese a ser la mujer periodista con el rating más alto de la radio mexicana. Carmen denunció el caso como “un atentado contra la libertad de expresión” y su salida se convirtió en un fenómeno periodístico llamado “caso Aristegui”.
Tres años más tarde -el 4 de febrero de 2011- trabajando ya para MVS, Aristegui fue despedida de la radiodifusora con el argumento de “transgredir el código de ética de la empresa” y ofrecer “rumores como noticias”. Aquellos “rumores” transmitidos durante la emisión del noticiero, hacían referencia a un “supuesto” caso de alcoholismo del entonces presidente Felipe Calderón. ¿Tiene o no Felipe Calderón un problema de alcoholismo?”, fue la pregunta que Aristegui lanzara al aire.
Se recordará que ese año en la Cámara de Diputados, fue desplegada una manta en la tribuna que hacía referencia a los problemas con el alcohol del primer mandatario por lo que la conductora exhortó a que fuera la propia Presidencia la que respondiera “de manera seria” a este tipo de rumores. ¿Cómo es posible que Calderón acuse a gobernadores de narcotraficantes y a él no se le pueda preguntar si bebe? se cuestionaron entonces los usuarios de la red. Con todo y las protestas ciudadanas contra el despido de la periodista y debido a que Carmen Aristegui se negara a ofrecer una disculpa pública, finalmente fue despedida. Exigían a Aristegui la lectura de una carta (no escrita por ella) en términos que le eran ajenos y que –como ella misma mencionó en su colaboración editorial Al Desnudo (Reforma)– “no empataban con lo que dicta mi conciencia…para calmar la ira presidencial?”
La ofensiva en su contra no se detiene. El más reciente ataque a la libertad de prensa ha colocado a Carmen Aristegui en el ojo de huracán nuevamente. La nueva inculpación (de la empresa MVS dirigida por Joaquín Vargas) se presenta ahora como “abuso de confianza” debido a que “sin consultar con la empresa”, la marca MVS fue nombrada parte de un naciente proyecto de investigación a partir de denuncias ciudadanas, llamado Mexicoleaks.
Pero eso es solo el pretexto. Los éxitos periodísticos más recientes alcanzados por Aristegui y su equipo relacionados entre otros con la Casa Blanca de Angélica Rivera y los conflictos de intereses entre políticos y contratistas de la constructora Higa, parecen ser los motivos reales.
Dos colaboradores suyos han sido ya despedidos de MVS. Daniel Lizárraga e Irving Huerta del equipo de Investigaciones Especiales, son dos de los responsables de los magníficos reportajes sobre los escándalos sexuales del ex líder del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en el DF –Cuauhtémoc Gutiérrez de Torre— y de las “casas blancas” de Enrique Peña Nieto, de su esposa y del secretario de Hacienda, Luis Videgaray. Y qué decir del ejemplar comportamiento periodístico de Carmen y su equipo sobre las autodefensas en Michoacán, sobre los casos Ayotzinapa, Tlatlaya, Monex, Soriana, los nombramientos más recientes de altos funcionarios y el comportamiento del INE etc.
Pero ayer como hoy, el gobierno de la República seguirá negando toda injerencia de Los Pinos en “estos asuntos” que atentan contra la libertad de prensa. Frente a eso, cómo afirmar entonces que “es la empresa la única responsable” si el noticiero de Aristegui es líder en audiencias dentro de la radio comercial y si ella y su equipo encabezan el periodismo radiofónico de mayor audiencia en la República Mexicana. El propio Joaquín Vargas vivió directamente las presiones del poder. Durante el conflicto en 2011 (mencionado más arriba) pudo condensar su entrevista con altos funcionarios en la siguiente reflexión: “Si te callas, te doy; si no obedeces, te quito”, aludió el propio Vargas (Aristegui, Al Desnudo).
En su más reciente rueda de prensa, la periodista Carmen Aristegui rechazó categóricamente el despido de sus dos colaboradores, al mismo tiempo que anunció que se mantendrá al aire “en defensa de este espacio”. Es una decisión tomada con la aprobación de los reporteros y con el apoyo directo de Lizárraga y Huerta. “Rechazamos categóricamente el despido de nuestros compañeros. Esta decisión instrumentada por la administración de MVS afecta clara y seriamente nuestro trabajo y nuestra generación de contenidos…”
Todavía hoy viernes por la mañana, Aristegui nos ofreció otras muestras de grandeza y coherencia. Condicionó su regreso al noticiero MVS, siempre y cuando fueran reinstalados sus dos compañeros despedidos… deberían premiarlos, dijo. ■
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