La reciente amenaza de Donald Trump de imponer un arancel del 25% sobre el acero y el aluminio que importa Estados Unidos ha generado un gran debate sobre sus consecuencias para las economías de los países involucrados.
José Luis Guardado Pérez, docente investigador de la Benemérita Universidad Autónoma de Zacatecas (BUAZ), desglosó los posibles efectos de estas medidas y las posibles estrategias que México podría seguir para mitigar el impacto económico.
Trump ha defendido sus políticas proteccionistas bajo la premisa de que su objetivo es «hacer grande a América nuevamente», buscando reindustrializar el país y reducir su déficit comercial. Sin embargo, para Guardado Pérez, esta estrategia podría no tener los efectos esperados.
Según el investigador, el enfoque de Trump de reindustrializar Estados Unidos y repatriar fábricas a su territorio podría tener consecuencias complicadas. «Producir dentro de Estados Unidos es mucho más costoso que producir, por ejemplo, en México», comentó. Esto podría generar mayores costos de producción, lo que a su vez afectaría la competitividad del país frente a gigantes como China, que actualmente lidera el mercado con productos de precios muy competitivos.
“China está entrando en el mercado y está llevando a los mercados productos manufacturados con precios muy competitivos, particularmente los automóviles eléctricos y muchas otras mercancías. Entonces ahí es donde no alcanzo yo a entender del todo cómo están planteando esto los estrategas que están detrás de Trump. Porque sí entiendo que quieran reindustrializar a su país, pero ¿y la pérdida de competitividad ante China cómo la van a enfrentar?” agregó.
Guardado Pérez también señaló que la reindustrialización podría no ser un proceso inmediato, sino más bien uno que implique una transición lenta, lo cual afectaría a la competitividad de las empresas estadounidenses a nivel mundial.
Además, enfatizó que las políticas proteccionistas de Trump no solo afectan a los países con los que Estados Unidos mantiene un déficit comercial, sino que también están poniendo en peligro el orden económico mundial en su conjunto.
«Se podría frenar el proceso de globalización y la integración regional, lo que llevaría a los países a cerrar sus fronteras y enfocarse en sus mercados internos. Ese es uno de los posibles escenarios. Otro escenario que considero probable es que, al cerrarse Estados Unidos, los países, incluido México, busquen integrarse con otros mercados.” indicó.
Desde la perspectiva de México, uno de los países que más exporta acero y aluminio hacia Estados Unidos, los aranceles pueden ser perjudiciales. Sin embargo, el investigador destacó que el país vecino no tiene un déficit con México en cuanto a acero y aluminio, sino un superávit. Esto implica que México compra más acero de Estados Unidos de lo que le vende, lo cual podría atenuar el impacto.
«La idea mercantilista que los mueve es que esos déficits comerciales son un subsidio de Estados Unidos hacia los países con los que tienen el déficit. Pero para este caso se tiene superávit con México. Lo que compra México de Estados Unidos es mayor que lo que le vende. Por lo que el daño a la economía nacional no sería tan grave como en el caso de los aranceles generalizados que se pospusieron” mencionó.
A pesar de ello, las empresas mexicanas que dependen de las exportaciones de estos productos hacia Estados Unidos podrían enfrentar grandes desafíos.
En cuanto a la postura de las autoridades mexicanas, Guardado Pérez sugirió que el gobierno de parece reacio a responder con medidas de aranceles de manera directa, ya que esto podría desencadenar un ciclo de represalias y mayores costos económicos.
«No se trata de enfrascarnos en una guerra comercial», indicó. La recomendación es buscar áreas de negociación que minimicen los efectos negativos sobre la economía interna, sin comprometer la competitividad del país.
México podría explorar nuevas alianzas comerciales con países asiáticos o europeos, como una posible salida para contrarrestar los efectos económicos. Aunque estos acuerdos no tendrían las mismas características de libre comercio que el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), podrían ayudar a diversificar los mercados y reducir la dependencia de Estados Unidos. «Ya lo estamos viendo en el impulso de integración económica que han emprendido los conocidos como BRICS», agregó.
El académico también sugirió que, en las negociaciones con Estados Unidos, México debería destacar que una pérdida de competitividad podría poner al país en desventaja frente a otras economías como China. «Si no lo entienden, o si insisten en cerrarse sobre sus fronteras, esto podría llevar a la cancelación de facto del T-MEC», advirtió. En caso de que esto ocurriera, propuso que México debería pensar en planes alternativos para impulsar el crecimiento hacia el mercado interno y explorar nuevas alianzas comerciales, particularmente con países de Asia.
Finalmente, Guardado Pérez reconoció la situación aún se encuentra en una etapa de incertidumbre. «Este es un momento de mucha especulación», comentó, agregando que, a medida que se vayan materializando las políticas tanto de Estados Unidos como de México, será posible prever con mayor claridad el nuevo escenario económico global.