Norberto Bobbio refería en su libro: estado, gobierno y sociedad, que el tratadista August Ludwig von Schlözer distinguía entre societas civilis sine imperio y societas civilis cum imperio, las primeras eran identificadas como el colectivo social sin posibilidad de ejercer el poder y las segundas gozaban de un poder central y eran designadas con el término estado, así, el estado es un órgano de poder coactivo al que le hemos confiado nuestra seguridad, desarrollo y porvenir; en tal sentido, Thomas Paine señalaba en 1776 que la sociedad es creada por nuestras necesidades y, el estado por nuestra maldad, en virtud de que el hombre es naturalmente bueno y toda sociedad necesita, para conservarse y prosperar, limitar el uso de las leyes civiles para imponer, con la coacción, el máximo desarrollo de las leyes naturales que no requieren de la coacción para ser aplicadas. En este contexto, hemos confiado nuestra soberanía o imperio a los poderes de la Unión que integran la República. Es importante reconocer que el estado mexicano ha avanzado en distintos rubros, en consonancia con esa delegación social que hemos ejercido en busca del bienestar y el progreso. Sobre todo el tema de la Paz es fundamental y, considero que en Zacatecas se está haciendo una lucha frontal para devolver la tranquilidad en cada rincón del territorio, cosa que en administraciones pasadas no era prioridad, se actuó con insolencia y solo se dedicaron a saquear las arcas estatales, por lo que me atrevo a manifestar que si en algún momento Usted y yo nos sentimos inseguros fue porque el Poder Ejecutivo desde administraciones anteriores, incumplió con la obligación de propiciar las condiciones de progreso, desarrollo sostenible, crecimiento económico, educación y seguridad, que por ley le correspondió en su calidad de societas civilis cum imperio, generando pobreza, marginación y falta de oportunidades en general, índices que constituyen el campo fértil para que germinen y se multipliquen todas las formas de inseguridad que coexisten. Definitivamente, la inseguridad fue el resultado de la corrupción y la impunidad que se arraigaron a nuestro país por los nefastos gobierno priistas y panistas y, con tales flagelos sociales, era imposible superar la sensación de inseguridad que nos embargaba por igual a grandes y chicos, lo cual, debe motivar en la societas civilis sine imperio, una reflexión colectiva sobre la necesidad de contribuir positivamente a la actuación de los órganos de estado, pues está visto que los intereses de muchos actores sociales están manipulados por provechos políticos o de grupo y, no por los colectivos; tan es así que estrategias como la reforma constitucional al Poder Judicial o la construcción de un segundo piso, son utilizados como banderas políticas y, a sabiendas de su necesidad, ilusamente los partidos de oposición se dan a la tarea de manipular la opinión ciudadana, incluso de estudiantes de Derecho que ni siquiera sabían los alcances de la citada reforma. Desde la intelectualidad, debiéramos estar generando una nueva corriente de pensamiento que se difunda entre toda la población, con el propósito de abrir nuevas vertientes a la solución de los problemas que nos son comunes, pues el trecho es todavía amplio y se requiere de la suma de voluntades para consolidar metas más elevadas, no como lo hace ahora la oposición, quienes se sientan cómodamente a ver qué hace el gobierno para obstaculizar, denigrar y pretender cambiar el rumbo de las estrategias y las acciones, solo para fracasar inútilmente como lo han hecho una y otra vez. Los ciudadanos debemos renunciar a ser el objeto principal de este escollo, para que seamos capaces de ver objetivamente nuestros retos comunes e incidir en la solución de ellos, ya no como parte de manifestaciones y marchas domesticadas sino como actores sociales capacitados para proponer soluciones y buscar el beneficio colectivo, en dónde los niños, niñas y jóvenes sean también nuestro principal soporte para la vigilancia y actuación, con esquemas de autoprotección eficientes y sobre todo, con una aguda visión estratégica que promueva una actuación política distinta a la propuesta de algunos partidos políticos de oposición que se niegan a vivir fuera del presupuesto; necesitamos una genuina participación ciudadana en la toma de decisiones. Finalmente, creo que la sociedad debe recuperar su imperio, el modo y los tiempos dependerán de nosotros, tomemos en cuenta que menos del 10 por ciento de la población es la que está jodiendo al resto, es cuestión de estrategia, valor y entrega. Amén.
Álvaro García Hernández
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