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martes, 20 mayo, 2025
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Voy a suicidarme

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Por: ÁLVARO GARCÍA HERNÁNDEZ •

La difícil decisión de cometer suicidio lleva consigo además de valor, mucha desilusión, baja autoestima y la firme convicción de que un problema determinado no tiene solución. Mucho tiene que ver la educación que recibimos en nuestra casa para fortalecer nuestro espíritu y acrecentar nuestra entereza humana; si hemos tenido un hogar lleno de armonía en donde los problemas se enfrentan y se resuelven en equipo familiar buscando alternativas y soluciones, dudo mucho que la niña o el niño ya siendo adultos se vean orillados a tomar medidas drásticas; si por el contrario, en la familia hay a diario problemas, alcoholismo, drogadicción, pobreza, ignorancia y desarticulación familiar, es muy posible que un día un individuo haga una valoración de su vida y decida firmemente dar término a ella, tomando en consideración lo mal que le ha ido. A veces perdemos la oportunidad de cimentar esos lazos familiares que otorguen una armadura sólida para nuestros hijos y, que con ella, puedan enfrentar sus problemas futuros como una mala pareja, un desengaño, una desilusión o cualquier otro problema que tengan que afrontar. Lamentablemente, los padres y madres de familia no dejan de utilizar a sus hijos como armas de combate, enseñándoles incluso, cómo deben comportarse para manipular a la pareja, generando en ellos, un fracaso anticipado de sus relaciones personales. No nos damos a la tarea de formar seres humanos felices, cuya felicidad sea el caudal que les sirva de reserva ante los incontables momentos de infelicidad que seguramente les afectarán. Estoy convencido de que el alma es un recipiente que puede llenarse de cosas buenas y malas y, que dependiendo de la cantidad que tengamos de unas y otras, nos dará la posibilidad de atraer a más bendiciones o un mayor número de maldiciones. El origen del fortalecimiento de la persona es sin duda la educación familiar, sembremos por lo tanto elementos positivos en nuestros hijos para que puedan resolver por todos lo medios sus temores, dudas y conflictos sin tener que llegar al punto de decir: voy a suicidarme. Ampliando el tema con datos oficiales, tenemos que el Inegi establece que el suicidio es un fenómeno complejo, en el que influyen diversos factores de riesgo tanto biológicos, psicológicos, sociales, entre otros; sin embargo, puede ser predecible a través de la conducta suicida (ideación, planeación e intento) en este sentido, la Organización Mundial de la Salud (OMS) fomenta en todo el mundo compromisos y medidas prácticas para su prevención, instituyendo así el 10 de septiembre como el Día Mundial para la Prevención del Suicidio. En contribución a esta causa, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) presenta estadísticas actuales de este fenómeno en México, con atención al grupo de adolescentes de 15 a 19 años de edad. En este contexto, el Inegi ha establecido que los suicidios se han convertido en un problema de salud pública en México, esto traducido en lo siguiente: durante 2011 se registraron 5 mil 718 suicidios de los cuales 80.8% fueron consumados por hombres y 19.2% cometidos por mujeres, lo que significa que ocurren cuatro suicidios de hombres por cada suicidio de una mujer; respecto a su evolución, el Inegi considera que es posible advertir que la tasa de suicidios presenta una tendencia creciente, pues de 1990 a 2011 para la población en general la tasa se duplicó al pasar de 2.2 a 4.9 suicidios por cada 100 mil habitantes. En lo referente al sexo, en 2011 la tasa de mortalidad de esta causa fue de 8.2 por cada 100 mil hombres y de 1.9 suicidios por cada 100 mil mujeres. Algunos estudios mencionan que el comportamiento suicida se ve diferenciado por grupos de edad; por ejemplo, entre los jóvenes, es posible encontrar ciertos hechos asociados con la depresión y el aumento en el consumo de drogas y alcohol; en los grupos de edad productiva, existen factores de índole laboral y económica; y en los adultos mayores, enfermedades que generan dolor o discapacidad. Respecto a los medios implementados tanto por hombres y mujeres para quitarse la vida se encuentran en primer lugar el ahorcamiento, estrangulamiento o sofocación (78.1 y 72.4%, respectivamente); en segundo lugar, ellos optaron por el disparo con arma (12.1%), en tanto que ellas usaron el envenenamiento por gases, vapores, alcohol y plaguicidas (16%). Particularmente, debemos poner atención en los jóvenes pues en este sector existe un incremento preocupante, según el Inegi, en 2011 se registraron 859 suicidios en adolescentes de 15 a 19 años, lo que representa una tasa de 7.7 muertes por cada 100 mil adolescentes. Mucho tenemos que hacer como padres para evitar este tipo de desgracias; no olvidemos engrosar la armadura de nuestros muchachos con mucho amor, comunicación, apoyo, amistad y mucha comprensión. Por cierto aprovecho para decirle a mis hijos que los amo. ■

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Representante de Zacatecas ante el
Consejo Consultivo Nacional para el Desarrollo Sustentable
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