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viernes, 18 abril, 2025
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Editorial Gualdreño 632

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Por: JÁNEA ESTRADA LAZARÍN •

FENALIZ: Esther Cárdenas 

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Con enorme beneplácito recibimos la noticia que durante la Feria Nacional del Libro Zacatecas 2024, a celebrarse del 23 al 31 de agosto, Esther Cárdenas recibirá un merecido homenaje por su contribución a la difusión de la literatura y los libros. No puedo pensar en alguien mejor que ella, que ha dedicado más de la mitad de su vida a la promoción de la lectura, para que reciba esta distinción por parte del Gobierno del Estado de Zacatecas a través del Instituto Zacatecano de Cultura Ramón López Velarde.

Esther es zacatecana, aunque las circunstancias hayan propiciado su nacimiento en la ciudad de Durango. A ella la relacionamos directamente con la Librería Andre.a, que durante años fuera la librería más importante no sólo de la ciudad sino de la región centro norte del país; comandada por ella, durante las últimas décadas la librería se encontró al inicio del Callejón del Santero en el centro histórico de la ciudad de Zacatecas y hace unos años -durante la pandemia- se mudó unas puertas más abajo. 

Fue en esta última ubicación cuando decidió cerrar definitivamente, pero optó por continuar con su actividad en línea; esa noticia nos llenó de tristeza a quienes veíamos a ese espacio como el lugar en el que encontraríamos los libros que buscábamos y otros más que ni siquiera imaginábamos estuvieran ahí; porque Esther no vendía libros, vendía la posibilidad a los lectores de encontrar puertas a otros mundos mediante la lectura.

En la Andre.a, durante muchos años, se llevó a cabo un sinnúmero de presentaciones editoriales y en ellas convergieron autores, editores, lectores -y algunos curiosos que terminaban por convertirse en lectores también-. Ese lugar fue además la sede de conferencias, exposiciones y conciertos; no sólo era una librería, fue un centro cultural al que Esther y su equipo de trabajo le invirtieron su más fino trabajo y dedicación. 

Como dato curioso debo mencionar que cuando alguien preguntaba cuál era el callejón del Santero, se solía decir: “El de la Librería Andre.a”, y a la fecha se sigue diciendo también; podría decirse que el nombre con todo su peso seguirá siendo un referente en nuestra ciudad durante mucho tiempo; y es que ahí fue el lugar de reunión para que los que aquí vivimos conociéramos y conviviéramos con autores como José Agustín, Almudena Grandes y Paco Ignacio Taibo II, por mencionar sólo algunos; sin contar a todos los invitados que llegaban a Zacatecas al Festival Internacional de Poesía Ramón López Velarde cuando lo organizaba José de Jesús Sampedro.

Esther ha sido presidenta de la Asociación de Libreros de Zacatecas también por muchos años y le ha tocado gestionar su participación en las ferias del libro de la ciudad. Cuando en La Gualdra iniciamos en junio de 2011, Esther y su hija Andrea tuvieron en este espacio editorial la columna Castillo de sal si puedes y en ésta dio testimonio de todo lo que implica ser gestora y promotora y de los avatares suscitados con los funcionarios en distintas épocas; pero también de una gran cantidad de libros y películas que nos recomendaba puntualmente -es una gran cinéfila también-. Ojalá retome la columna algún día.

Su impecable actividad profesional va de la mano de su absoluta generosidad; Esther ha sido para quien esto escribe, una de las personas que más ha confiado en mi trabajo desde el inicio. Gracias a ella realicé muchas de las primeras entrevistas para La Gualdra a personajes de la literatura que llegaron a venir a Zacatecas en diferentes momentos. Hay una en particular que recuerdo con especial cariño, la realizada a René Avilés Fabila (1940-2016) en agosto de 2013 y publicada en septiembre de ese año. Al lugar de la entrevista me acompañó Esther y me presentó con su amigo, porque el escritor y ella habían forjado una amistad muy fuerte décadas atrás, cuando siendo ella estudiante lo había invitado para que él diera una plática en nuestra ciudad.

Debo hablar ahora quizá de lo más importante: Esther sabe ser amiga. Brinda su amistad de manera franca y sincera y sabe estar presente siempre; es una conversadora encomiable y tiene una memoria prodigiosa. “Andábamos sin buscarnos, pero sabíamos que andábamos para encontrarnos” es la frase de Julio Cortázar con la que ella puede dar inicio a una plática amena sobre el autor argentino, pero también una con la que podemos imaginar siempre su relación con los libros y la lectura. Enhorabuena, Esther.

Que disfrute su lectura.

 

Jánea Estrada Lazarín

[email protected]

 

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/la_gualdra_632

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