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lunes, 21 abril, 2025
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La convención americana del periodismo antimperialista

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Por: BENJAMÍN MOCTEZUMA LONGORIA •

En la semana que termina; Abel Reynoso, periodista argentino, propuso al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, promover una convención latinoamericano de periodistas y medios independientes, en los que se incluya la activa participación de los yotubers, para crear la alternativa organizada contra la opresión de los oligarcas imperialistas que instauraron una economía neoliberal y neocolonialista en América y que se vé expresada en la práctica de un periodismo que distorsiona la realidad de América, con fines de manipulación y enajenación ideológica y política.

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Tiempo antes, Ricardo Pablo Belmont Cassinelli, periodista peruano había participado en la mañanera del presidente mexicano, donde le reconoció ser el líder político de las fuerzas progresistas de América. Ahora, Abel Reynoso, quien fue secretario particular de Perón en el exilio, expresó que toda América progresista tiene los ojos puestos en México porque vé un nuevo rumbo para los movimientos que sueñan con la patria grande, el continentalismo, la unidad de América en libertad, independencia y soberanía. El tema es relevante desde muchos puntos de vista.

El neoliberalismo es un patrón de crecimiento económico que, entre las diversas características, contribuye a la expansión de la miseria a la par que a la concentración privada de la riqueza. Pero, además, las naciones subdesarrolladas son asimismo naciones que distribuyen parte del plusvalor a las naciones desarrolladas, es un neocolonialismo que conlleva a que el subdesarrollo entregue una especie de “tributo encubierto” al desarrollo, lo que para el trabajador representa una doble explotación.

Por eso, los movimientos por la independencia y soberanía de las naciones de América no son exclusivamente políticos, ni se trata de un principio ideológico, realmente son movimientos encaminados a una transformación integral de sus estructuras económicas, políticas, sociales y culturales. No es un asunto estructural, o superestructural, como lo pensaban, y aún así lo entienden muchos intelectuales de las ciencias sociales. Se trata de una totalidad que sólo se le puede separar abstractamente, y con fines de análisis.

Tampoco es un proceso que cada nación deba vivir de manera aislada. Eso ya se comprende mejor tras el Golpe de Estado al peronismo argentino; al Golpe de Estado a Salvador Allende en Chile; los intentos golpistas en contra de Hugo Chávez y ahora a Nicolás Maduro en Venezuela, a la Revolución Cubana de Fidel Castro y Ernesto Guevara y, posteriormente, a las nuevas modalidades golpistas (no militares) en Argentina, Chile, Bolivia, Perú, Nicaragua, Ecuador y Brasil

Si ha de comprenderse que las grandes transformaciones son integrales, puede valorarse el sentido y rumbo de los proyectos estratégicos de México con el Tren Maya, el Corredor Industrial del Istmo, la Refinería de Dos Bocas, la recuperación de la industria eléctrica y la petrolera, la redirección al presupuesto y programas de la ciencia y la tecnología; la capacitación de la fuerza laboral juvenil a través de los millones de becas a “Jóvenes Construyendo el Futuro”.

Igualmente, debe ser motivo de reflexión la puesta en práctica de nuevas formas de las sucesiones electorales, en particular de la presidencial, y a pesar de los viejos aparatos institucionales como el INE y el TRIFE que no se vieron profundamente reformados; igual como está pendiente la transformación del Poder Judicial y muchas otras instituciones que representan el modelo de sociedad en proceso de desarticulación.

La aplicación de nuevos planes y programas educativos que se evidencian con la creación de los nuevos libros de texto gratuitos en los que se actualizan conocimientos científicos y tecnológicos, se da impulso a un renovado civismo y al interés de desarrollar capacidades críticas y de reflexiones independientes. 

Y qué decir de un nuevo ejercicio de comunicación permanente entre gobierno y sociedad que ha puesto en entredicho el papel de los medios capitalistas, usureros, monopólicos y corruptos de la comunicación, a la vez que se auspicia el desarrollo de un periodismo autónomo, creativo y fuera del control de las estructuras del poder económico y político.

Pero, también ha de comprenderse que el gran capital transnacional (columna básica de “La Mafia del Poder”) que suele mostrarse económico, ideológico, cultural, político, judicial y periodístico carece de frontera e, incluso, involucra a actores de naciones sometidas para enfrentarse a naciones “en rebeldía”.

Por eso, al ideal del presidente AMLO de unificar a América en lo económico para mejorar el bienestar social va implícita una propuesta de modelo de política democrática que denomina “Humanismo Mexicano” y que bueno que, desde el mismo periodismo, emerja una propuesta unificadora de las fuerzas comunicacionales que se identifican con la independencia, la democracia, el informar con veracidad y con sentido de responsabilidad social.

No hay duda, las condiciones materiales y subjetivas están dadas para el ejercicio de un periodismo independiente, de vocación democrática y afianzada a ser voz de los que menos tienen.

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