No son pocas las organizaciones en el mundo que exigen la desaparición de la amenaza de una guerra nuclear y que promueven el desarme definitivo. En México ha continuado la tarea de demostrar la imposibilidad de que la población mundial soportemos una guerra de esa magnitud. Promover, por todos los medios posibles el desarme es lo más efectivo, ya que los estadistas de algunos países no escuchan a sus pueblos y, mucho menos el reclamo internacional.
Una medida viable es la permanente vigilancia de que el Tratado de Tlatelolco se aplique sin ninguna condición política, religiosa, social, económica o de cualquier otro interés.
En América Latina y el Caribe contamos con el Organismo para la Proscripción de las Armas Nucleares (Opanal). De hecho, es la principal organización de la región. Es importante difundir, aún más, que México ha defendido desde décadas atrás que no proliferen las armas nucleares.
Dicha posición ha sido bien aceptada en los cinco continentes, ya que son múltiples los acuerdos, como el Tratado sobre la No Proliferación de Armas Nucleares (TNP), el cual sigue vigente y ha sido avalado de forma universal. A través de la Secretaría de Relaciones Exteriores, el trabajo en contra de la fabricación de armamento bélico se ha realizado, podemos decir, de acuerdo a la política diplomática de cada sexenio.
Sin embargo, es necesario, más bien, urgente, presionar a las grandes compañías de fabricación de este tipo de armamento nuclear, para que las diferencias entre los países se resuelvan por la vía pacífica y dejen la amenaza constante en contra de la Humanidad, pues no sólo es un país el afectado; somos todos los existentes en el planeta.
Es importante mencionar que, en el área diplomática y otras más, la preocupación por la proliferación de armas de destrucción masiva se ha manifestado desde tiempo atrás. Existen organizaciones médicas que alzan la voz para que no siga desarrollándose la carrera armamentista. Por ejemplo, la International Physicians for the Prevention of Nuclear War, ha continuado con la elaboración de campañas en contra de las guerras, con la explicación del desastre humano que conllevaría una guerra nuclear. Y, ni hace falta imaginar los graves daños para la salud pública, en general y el deterioro profundo para el ambiente natural.
Hacemos hincapié en que el Tratado de Tlatelolco, aunque habla de declarar a América Latina y el Caribe como territorio libre de proliferación de armas nucleares, ha sido un ejemplo a nivel mundial, por los alcances y los postulados que tiene dicha posición mexicana.
Por otro lado, y aquí viene una de las razones por las que los gobiernos de la 4T se han negado a la ayuda militar de otros países, especialmente, de Estados Unidos: tal ayuda puede derivar en la instalación de bases militares, lo que está absolutamente prohibido en nuestros principios políticos como nación soberana y como país con un tipo de diplomacia que aboga por la paz y no por la solución armada, en ningún caso.
Es por esa razón que México ha ratificado el TNP para respetar el compromiso de no fabricar ni desarrollar, tampoco adquirir, ningún tipo de armas nucleares. Por supuesto, tampoco se permite ningún tipo de instalación que tenga que ver con ese tipo de armamento en ningún punto geográfico del territorio nacional, ni terrestre ni marítimo, y se entiende que tampoco en su espacio aéreo.
Para ello, la vigilancia es fundamental, ya que se han implementado sistemas que pueden detectar cierta radioactividad en la atmósfera, para verificar que no existe alguna actividad nuclear dentro del territorio. Es gratificante que, en esta legislatura, diputados del Partido del Trabajo hayan alzado la voz por esta preocupación latente, sobre todo por las irresponsables amenazas, especialmente de Estados Unidos y la OTAN, o como quien dice, la Unión Europea, de llevar al límite la guerra provocada por Ucrania y su gobierno neonazi. Tenemos la seguridad y la confianza en que el gobierno de Vladimir Putin no caerá en tal provocación.
No olvidemos la masacre que está cometiendo el gobierno sionista de Netanyahu en contra de los verdaderos dueños de ese territorio árabe ocupado, el pueblo palestino. Otros países árabes y otros de la región no se van a quedar con los brazos cruzados, por lo que la amenaza de guerra nuclear está más que latente.
Es importante resaltar que la Campaña Internacional para Abolir las Armas Nucleares (ICAN), la Asociación Internacional de Médicos para la Prevención de la Guerra Nuclear (IPPNW) y el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), se han puesto de acuerdo para respaldar el llamado de diputados y diputadas del PT, en voz de Benjamín Robles Montoya, vicecoordinador de la bancada de ese partido. ¡Enhorabuena!
(Colaboró Ruxi Mendieta.)