Bucarest. El juicio de uno de los robos más espectaculares de lienzos del siglo inicia el martes en Bucarest, donde serán juzgados seis rumanos acusados del hurto de obras de Monet, Picasso y Gauguin, que podrían haber sido quemadas.
La madre del principal acusado confesó a los investigadores haber quemado los cuadros antes de retractarse.
En tan sólo tres minutos los autores del hurto se apoderaron de siete lienzos de la Fundación Triton, expuestos en el museo Kunsthal de Róterdam (Holanda), en la noche del 15 al 16 de octubre de 2012.
Entre las obras sustraídas en sacos de rafia se encuentran Cabeza de Arlequín de Pablo Picasso, Puente de Waterloo y Puente de Charing Cross, ambos de Claude Monet, y Mujer ante una ventana abierta de Paul Gauguin.
Según la fiscalía, el valor del botín asciende a 18 millones de euros. Los expertos lo habían valorado en hasta 100 millones de euros.
«El robo fue perpetrado según un plan minucioso», dijo el fiscal.
Identificados gracias a las cámaras de seguridad, «los dos autores del robo son Radu Dogaru, coordinador y cabecilla del grupo criminal, y Adrian Procop».
Mientras que Adrian Procop, de 21 años, se encuentra prófugo por lo que será juzgado en rebeldía; Radu Dogaru, de 29 años, fue arrestado en enero en Rumanía junto con dos cómplices, Eugen Darie y Mihai Alexandru Bitu.
«Dogaru ha reconocido los hechos y ha dado explicaciones a los investigadores», indicó su abogado Catalin Dancu, quien espera que su cliente escape a la pena máxima de 20 años de prisión por «robo con consecuencias excepcionalmente graves».
Dogaru, Procop y sus presuntos cómplices, Darie y Bitu, todos originarios de la misma región del este de Rumania, vivían en Holanda, donde cometían robos mientras que sus compañeras se prostituían, según la fiscalía.
Poco apasionados por el arte, pero deseosos de sustraer antigüedades, habrían escogido el Kunsthal por casualidad.
Tras realizar una búsqueda de «museos» en su GPS, los acusados llegaron al Museo de Historia Natural, donde constataron que los objetos expuestos «no podrían ser revendidos».
A la salida del museo, vieron el anuncio de una exposición excepcional de 150 lienzos de grandes maestros en el Kunsthal.
A pesar de su valor, «ninguno de los cuadros robados estaba dotado de una alarma», según las autoridades holandesas.
Una vez sustraídos, los lienzos fueron transportados a Rumanía por carretera y posteriormente escondidos en el pueblo natal de Radu Dogaru, Carcaliu.
Los autores del robo fracasaron en varias tentativas de venta. Un ex modelo, Petre Condrat, acusado de haber servido de intermediario en una de las ocasiones, será juzgado por “receptación”.
Pero los amante del arte, el público y los investigadores tienen la mirada puesta en la madre de Radu Dogaru, Olga.
Tras detallar a los investigadores cómo había quemado los lienzos en la estufa del baño, en una tentativa desesperada por eliminar pruebas, la madre de Dogaru se retractó.
«Yo no quemé los cuadros», aseguró durante una vista técnica en julio.
Un peritaje realizado por el Museo Nacional de Historia de Rumania reveló que las cenizas incautadas de casa de la madre contenían restos de tres cuadros pintados al óleo y fijados al marco mediante clavos. Las obras datan de antes del final del siglo XIX.
El museo no pudo precisar si se trataban de los cuadros robados en Róterdam o no.
«Deseamos otro peritaje llevado a cabo por el Louvre», indicó el abogado de Dogaru.
Olga Dogaru será juzgada el martes por complicidad en el robo.
La investigación sobre una eventual destrucción de las obras, que ha sido separada de la pieza principal, aún continúa.
En el apacible pueblo de Carcaliu, donde vivía la madre de Dogaru, habitantes y autoridades desean que los lienzos no hayan sido quemados.
«Sería triste ya que son un patrimonio para las generaciones futuras», dijo Iacob Iacob, un habitante del pueblo.
La primera sesión del juicio tendrá lugar el martes, si bien ninguna fecha se ha fijado para la segunda sesión. En Rumania, los procesos duran generalmente varios meses.