La Gualdra 254 / Río de palabras
Retorno
Regresaré una tarde lluviosa que hidrate las cruces y las bardas a esa calle chabacano. Me pondré un bigote falso y un sombrero falso. Nadie me reconocerá, (más gordo y obtuso, con barba para disimular la papada) ni los pájaros venéreos que espiaban nuestra concupiscencia, ni la cebolla de tu abuelo, ni el tío que no quiere a su hija. Vendré nada más para ver que ahí vives todavía, para llorar más los años sepultados y húmedos.
Planta alta
Ya casi llegamos a nuestro piso. Nuestro ascenso ha sido un descenso al infierno. Estamos más gordos. Apenas veo mis pies sin alas y ya no tendré energía al final de la jornada. ¿Recuerdas el mito de Jacob? Según vamos al cielo, pero qué jodido cansancio por arrancarle un nombre a Dios para reconocernos. Mejor sería desistir. No vernos el ombligo en mínimo tres años, cuando el matrimonio nos adelgace y tengamos renovadas fuerzas para subir escaleras.