Nueva York. Académicos, artistas y activistas realizaron un foro en la Universidad de Nueva York explorando los vínculos entre México y Estados Unidos en el marco de los sucesos en Guerrero y los movimientos de protesta contra la violencia y la impunidad que han surgido en ambos países.
Después de una procesión silenciosa por el parque de Washington Square, con las imágenes de los 43 normalistas desaparecidos, se inició el foro en uno de los auditorios de la universidad.
“Estamos aquí para compartir la furia y la tristeza”, afirmó Diana Taylor, directora del Instituto Hemisférico de Performance y Política de la Universidad de Nueva York, al inaugurar el foro frente a 43 sillas en el escenario, cada una con la foto de un normalista desaparecido. Pero también, señaló, para buscar, de manera colectiva, lo que se puede hacer de ambos lados de la frontera ante lo que es una realidad entrelazada.
El reconocido historiador y profesor en NYU, Greg Grandin, sitúo lo que está ocurriendo en un marco hemisférico donde la promoción de las políticas neoliberales y el militarismo –expresado a través de los acuerdos comerciales como el TLC y de la llamada guerra contra las drogas– explican en parte la violencia estatal. Señaló que fue el presidente Bill Clinton quien impulsó esta combinación de políticas, desde los acuerdos comerciales a la militarización de la frontera, como el Plan Colombia, y que las consecuencias de estas políticas se están expresando hoy día en México y Estados Unidos como otras partes del hemisferio.
Otros participantes resaltaron que la llamada “guerra contras las drogas” promovida por Estados Unidos a través de la Iniciativa Mérida ha fomentado niveles sin precedente de violencia en México, mientras que los narcotraficantes y los bancos internacionales lucran del comercio ilícito de drogas, y, por otro lado, las agencias de seguridad de ambos gobiernos y empresas que administran cárceles privadas en Estados Unidos se benefician con los fondos para esa “guerra”. Los que sufren las consecuencias son los más vulnerables de ambos lados de la frontera.
Gerardo Renique, profesor en la Universidad de la Ciudad de Nueva York ofreció una breve historia de lo que llamó la “violencia estructural” de México, y su expresión en los estados más pobres como Guerrero. Esa violencia “se industrializó” con la declaración de la guerra contra las drogas en 2006, y resucitó las prácticas de las desapariciones de los tiempos de la guerra sucia en los setenta.
La migración, las desapariciones como instrumento de terror, las protestas contra la violencia e impunidad detonadas por Ayotzinapa y Ferguson que dejan claro la “crisis de legitimidad” de las instituciones tanto en México como Estados Unidos, y la relación entre las políticas estadunidenses y sus consecuencias en México y América Latina fueron algunos de los temas abordados en busca de trazar un contexto de los nuevos movimientos, los cuales afirman que “esto apenas empieza”.
El asunto de los normalistas continúa generando nuevos intercambios en las redes sociales, en foros académicos, en espacios comunitarios y en algunos medios, y algunos siguen explorando los aspectos comunes entre el movimiento de protesta en México y el de Estados Unidos que fueron detonados por actos de violencia por autoridades.